Parte 4

67 2 6
                                    

—¿Emocionado?— preguntó Regulus a su hermano mientras Molly terminaba de acomodar la corbata de Sirius.

—Un poco...

—Alégrate— le dijo. —Te casaras con una hermosa mujer.

—Si...— en ese momento Sirius se perdió en sus recuerdos, pero un carraspeo rápido de Molly le hizo reaccionar.

Con el tiempo la mujer se hizo su confidente y amiga, por lo que no dudo en llevar a casa de los Snape. Como bien había dicho Remus, Severus dijo que su hermana viviría donde mismo hasta que fuera el momento de marchar. Claramente eso hacía referencia a su hermano y el alcohol.

*

Sirius fue consciente de todo, en el momento que se escucho la música. Marlene entraba del brazo de su hermano, su hermana le llevaba el velo y se veía radiante. Estaba emocionada, pero no así Sirius.

Molly que estaba sentada cerca de las primeras bancas podía ver las emociones de Sirius. No quería eso, pero se sentía en deuda con la muchacha ya que le había ayudado cuando él no podía ni seguir con su vida.

Para ella, era claro que Sirius aun amaba a Remus con la misma fuerza que aquel día en donde le contó todo. Aquel que significó que Remus marchase.

Ayudó a Sirius todas las veces que viajo a la ciudad o lo intento, para así buscar a Remus; las veces que evitó que se revolcara con un extraño; las veces en las que bebía (nunca tanto como su hermano) y se le soltaba la lengua, siempre en esos momentos terminaba llorando en el piso llamando a Remus. Razón de peso para que Sirius no volviera a beber.

Sirius la esperaba en el altar con una sonrisa fingida, pero creíble para el resto. Cuando llegó a su lado ambos se miraron a los ojos y sonrieron, nerviosos.

Regulus estaba más sobrio pero tampoco en perfecto estado por lo que casi cae, pese a todo debía ser el padrino de bodas. Sirius no tenía a nadie más.

—Los votos que van a contraer serán puestos baja la mirada de Dios, quien les juzgará en el momento de su muerte, quien es el Señor Todopoderoso, quién puede ver en sus corazones y sabe sus secretos— Sirius imperceptiblemente tembló con eso último. —Por lo que esta unión será para toda la vida. Sus vidas y corazones ahora se pertenecerán, estarán ligados.

Sirius sonrió internamente. No le podía entregar su corazón a Marlene porque ya no lo tenía, Remus se lo había llevado hace más de tres años, tampoco podía ligar aquello que en su interior era solo un lugar vacío. Ni unirse para toda la vida, él le pertenencia completamente a Remus.

*

La fiesta se celebró en casa de los Snape. No faltó el momento en que Regulus intercepto el alcohol por lo que en menos de una hora estaba ebrio y daba un espectáculo al gritarle a James, quien ya tenía cuatro años, exigiendo que lo llamara papá.

Molly lo ocultaba de Regulus todas las veces que podía y el pequeño aprendió a hacerle caso a la mujer que veía como una madre.

El lugar estaba a rebosar de flores, lo que desagrada a Sirius, pero a Marlene le encantaba. Severus ayudó bastante a la organización de la boda ya que amaba a su hermana y quería que fuese feliz, pese a que sea con un Black.

Una vez entraron las personas les lanzaban pétalos. Sirius solo podía sonreír para luego besar a Marlene. Aquellos besos eran tan vacíos.

—Me encanta todo esto, Sirius— dijo Marlene. —Te amo...

—Yo también— respondió para luego besarla suavemente. Jamás podría decirle aquello.

Había jurado no decirle aquellas palabras a cualquiera, solo a Remus. Aunque ya no estuviera con él, lo mínimo era cumplir con aquella promesa, como una forma de mantener cerca y más vívido el recuerdo de su amado.

Cumbres Borrascosas - transposiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora