Parte 1

163 11 0
                                    

Tanto Regulus como Sirius, fue una sorpresa ver llegar a su padre antes de tiempo respecto de su viaje, pero lo que mas les extraño fue que en vez de traer los regalos prometidos (un violín y una fusta respectivamente) llegase a casa con un niño de más o menos cercano a sus edades.

A Regulus no le agrado que su padre, Alphard Black, tratase a ese bastardo y animal gitano como si fuera otro hijo. Aquello no era normal, no era lo correcto... eso solo significa que el resto hablaría y dirían que su padre estuvo con otra mujer, algo que para Regulus era bastante obvio. Ya conocía parte del mundo, no así su hermanito quien tenía menos responsabilidades y por ende pasaba todo el tiempo jugando, eso se debía a que era cinco años menor.

—¿No van a decir nada?— preguntó Alphard a sus dos hijos.

Remus se mantenía atrás del hombre. Levantó un poco la vista para observar al resto de los presentes en la habitación y luego la volvió a bajar para mirar sus zapatos desgastados y sucios. No entendía cómo es que aquel hombre decidió traerlo a casa luego que lo encontrase escondido en una alcantarilla.

Ya sabía que la gente como él no tenía un futuro. El dinero, la clase y por sobretodo el apellido permitía salir adelante, eso sus padres se lo habían dejado bien claro antes de morir años atrás y dejar al pequeño "Remus" completamente solo.

Remus...

Remus...

Remus...

Era extraño decir aquello. El hombre le había dicho en el carruaje que aquel iba a ser su nombre desde ahora en adelante. Tampoco es como que recuerde el que le pusieron sus padres, casi ni recordaba el rostro de ellos. El último tiempo se la había pasado haciendo algún trabajo cuando se podía y robando un poco de comida para poder sobrevivir.

—El chico no habla mucho, pero desde ahora será su hermano y llevará mi apellido— habló el hombre para luego sonreír y acercar un poco más a Remus frente a sus dos hijos. —No me ha dicho su nombre por lo que desde ahora se llama Remus Black.

—No creo que sea apropiado esto, padre— dijo Regulus enfatizando la ultima palabra. Levantó la vista a su padre y apretó los puños. Estaba molesto porque se podía imaginar las consecuencias de traer a ese, pero pareciera que a su padre no le importase aquello.

Alphard observó a sus hijos y se lamentó el escuchar aquellas  duras palabras de su hijo mayor. Al menos aún quedaba Sirius, quien observaba intrigado al muchacho.

—Apropiado o no, haré de este niño un joven de bien— declaró tanto para sus hijos como para Molly y Peter, sus fieles sirvientes.

No iba a admitir ninguna queja al respecto.

La mujer asintió con un movimiento de cabeza y el hombre pequeño acomodó su traje para luego asentir. Peter observaba al niño con desconfianza.

Una vez terminada la presentación Remus fue conducido a la cocina por Molly, quien busco una tina mientras ponía a calentar agua. Se quedó sentado en aquel lugar, pensando en lo que sería de su vida. Escucho a alguien bufar y quejarse, luego pudo ver como Peter entraba con una pesada tina entre los brazos, y que dejaba entre la puerta y la chimenea.

Observó nuevamente al niño y se dio la vuelta inmediatamente para irse del lugar, ya había cumplido con lo que Molly le había pedido. No necesitaba seguir allí. Remus estaba más que acostumbrado a aquella clase de miradas dirigidas por el resto de las personas, pensando en que el haría algo malo o ruin, pero Remus no era así.

[...]

Remus jugaba con sus manos. Se sentía nervioso y asustado. Era obvio que el hijo mayor del señor Bla... de su padre... no le toleraba. Creía que debían tener mas o menos la misma edad o tal vez una cercana, contraria del otro niño que se veía mucho más pequeño.

Cumbres Borrascosas - transposiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora