IV: Esperanza

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Algunos ven un final sin esperanza, mientras que otros ven una esperanza sin fin.

La esperanza y el temor son inseparables y no hay temor sin esperanza, ni esperanza sin temor.

12:00 PM

- ¿Mi amor?.- El cuerpo de DongHyuck se relajo por completo al oír esa voz, ronquita y preocupada.- ¿Qué haces aquí? ¿Estás bien? ¿Nono está bien?.- JaeNo hizo que su esposo se voltearan para mirarlo, encontrándose con una carita roja, llena de lágrimas que ahora eran de alegría y una pequeña sonrisita en los esponjosos labios que tanto amaba.

- Jen...- Soltó Hyuck como pudo, la angustia desaparecía segundo a segundo.- Estás bien.- Aseguro mirándolo, tenía algunos rasguños, estaba cubierto de cenizas pero ¿A quien le importaba?

JaeNo estaba bien, estaba con el, estaba en casa.

- ¡JaeNo!.- Chillo con alegría el morenito, saltando al abrazo del mayor, que sorprendido correspondió.

DongHyuck lo apreso por el cuello, sin pensar en dejarlo ir pronto, amando el calor que desprendía y la forma en que sus cuerpos se juntaban. Jen lo tomo por la cintura y lo alzó levemente para comenzar a dar vueltas, los dos riendo, mirándose a los ojos y agradeciendo a la vida que estaban juntos otra vez.

Lee lo dejo en el suelo cuando ya estaban bastante mareados, se abrazaron entre ellos para que ninguno caiga. El castaño le sonrió, y DongHyuck podía vivir solo por esa sonrisa, que se contagiaba a los ojitos del mayor. Tomándolo de las mejillas sucias por las cenizas y atrayéndolo hacia su rostro.

Los labios del peligris rozaron contra los ajenos y el bombero no aguanto mucho más sin tomar posesión de ellos. Saboreando las fresas que había desayunado el menor, sintiendo el mundo volver a ser mundo otra vez.

Todo estaba bien, cuando los labios de dos personas que se aman con locura como JaeNo y DongHyuck se unían.

HaeChan había esperado, había esperado en casa, había esperado en la sala de espera, había esperado en la desesperación.

Y al fin, como un rayo de esperanza, su esposo había regresado.

El peligris acarició las mejillas del más pálido, sintiéndolo, siguió por sus hombros y sus brazos asegurándose de que el realmente este ahí.

- Volví a casa, Hyuck, estoy bien, estoy aquí.

Y el menor volvió a llorar, escondiéndose en el uniforme que aún desprendía olor a quemado, dejo salir su angustia, su tristeza y su pesar en forma de lágrimas que se unían a las cenizas del incendio que casi le arranca la vida.

Jen lo consoló como solo el sabía hacerlo, mimando su rostro y su cintura.

- Creí que te había perdido.- Murmuró asustado contra su pecho.

- Al mundo le va a costar alejarme de ti, mi amor.- La respuesta del otro le brindo tranquilidad.- Fue un incendio duro, pero nos las arreglamos para que no haya muchas perdidas... Solo... solo YuKhei.

- La televisión dijo...- Estuvo a punto de cuestionar pero su esposo chisto.

- Los de la tele son unos tarados, hubo una sola explosión, no dos.- Gruño, odiaba cuando hacían eso, alteraban a las familias solo por una mejor historia para relatar.- Estamos todos bien, tus padres...

- Ya estuve con ellos.

- Oh, bueno, Mark y JiSung...

- También los vi.

Los que esperan en casa [NoHyuck]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora