Rule
Al principio pensé que el martilleo en mi cabeza era mi cerebro tratando de abrirse paso fuera de mi cráneo después de los diez o más tragos de Crown Royal que me tomé ayer por la noche, pero entonces me recordé que era domingo y, no importa cuántas veces le dije o lo grosero que fuera, o cualquier tipo de condición corrupta y desagradable en la que me encontrara, ella aparecía los domingos en la mañana para arrastrarme a casa para el almuerzo. Un suave gemido desde el otro lado de la cama me recordó que anoche no había vuelto a casa desde el bar solo, no es que recordara el nombre de la chica o qué aspecto tenía o si había tenido que hacer un esfuerzo notorio por convencerla de venir a casa conmigo. Me pasé una mano por la cara y saqué mis piernas por el borde de la cama justo cuando la puerta del dormitorio se abrió. Nunca debí haberle dado una llave a la mocosa. No se molestó en ocultar que estaba acostumbrada a entrar y encontrame con resaca y desnudo, así que no veo por qué hoy tenía que ser diferente. La chica del otro lado de la cama se dio la vuelta y entrecerró los ojos ante la nueva adición a nuestra pequeña e incómoda fiesta.
-¿Pensé que habías dicho que eras soltero? -Había cierta acusación en su tono que me erizaba el vello de la nuca. Cualquier chica que estuviera dispuesta a irse con un extraño a pasar una noche de sexo sin ataduras perdía el derecho a emitir ningún juicio, sobre todo cuando aún estaba desnuda y acurrucuda en mi cama.
-Dame veinte. -Me pasé una mano por el cabello desordenado y la rubia en la puerta levantó una ceja.
-Tienes diez. -Hubiera levantado una ceja hacia ella ante su tono y actitud, pero mi cabeza me estaba matando y el gesto se perdería con ella de todos modos, ya que era más que inmune a mi mierda. - Voy a hacer café, ya invité a Nash, pero dijo que tiene que ir a la tienda a atender un compromiso. Estaré en el auto. -Ella giró sus talones y al momento en que la puerta se quedó vacía yo ya estaba luchando por poner mis pies en el suelo y buscando cualquier par de pantalones que podría haber arrojado allí anoche.
-¿Qué está pasando? - Me había olvidado temporalmente de la chica en mi cama, así que maldije en voz baja y halé una camiseta negra que parecía razonablemente limpia encima de mi cabeza.
-Me tengo que ir.
-¿Qué?
Fruncí el ceño mientras ella se levantaba de la cama y agarraba la sábana contra su pecho. Era bonita, tenía un buen cuerpo por lo que pude ver y me pregunté qué clase de juego había tenido que arrojarle para traerla a casa conmigo. Ella era alguien con quien no me habría importado despertar en la mañana.
-Hay un lugar en el que tengo que estar, lo que significa que necesitas levantarte y ponerte en marcha. Normalmente mi compañero estaría alrededor por lo que podrías quedarte un rato, pero tenía que ir a trabajar por lo que necesitas mover ese buen culo e irte.
Ella me escupío un poco.
-¿Me estás tomando el pelo?
Miré por encima del hombro mientras excavaba por mis botas debajo de un montón de ropa y metía los pies en ellas.
-No.
-¿Qué clase de idiota hace eso? Ni siquiera un 'gracias por lo de anoche', 'estuviste genial', '¿qué tal si almorzamos?', solo un ¡saca tu mierda de aquí! -Ella lanzó la sábana a un lado y me di cuenta de que tenía un lindo tatuaje garabateado a lo largo de sus costillas. Eso era probablemente lo que me atrajo de ella en medio de mi borracherra en primer lugar-. Eres una verdadera pieza de trabajo, ¿lo sabías?
Yo era mucho más que una simple pieza de trabajo, pero esta chica era solo una de, oh, tantas que no necesitaban saber eso. Maldije en silencio a Nash. Mi compañero de cuarto era la mierda, habíamos sido mejores amigos desde la primaria y normalmente podía confiar en él para interferir por mí los domingos en la mañana, cuando estaba en apuros, pero me olvidé de la pieza que se suponía que tenía que terminar hoy, así que necesitaba empujar a la cola de anoche por la puerta y empezar a moverme antes de que la mocosa se fuera sin mí, lo que era un dolor de cabeza más grande de lo que necesitaba en mi estado actual.