Moonlight 1. Desafío a la autoridad.

Capítulo 3. Joel.

Antes de nada quiero aclarar que este es un capítulo narrado por Joel, ya que Danna para que el libro fuese más interesante y no estuviese solo narrado desde un punto de vista le pidió su ayuda.

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Algo me llamó hacia la playa, no sabía que era, simplemente sabía que debía ir allí, cuando llegué la gente estaba alterada. Parece ser que una niña salió corriendo de donde estaban sus padres y se internó en el mar, ellos estaban extremadamente preocupados, porque ya había pasado un buen rato y la niña no salía. No entendía porque nadie hacía nada para buscar a la niña así que finalmente fuy yo, me zambullí en el agua y me la encontré al borde de la inconsciencia. La saqué lo más rápido que pude y la practiqué primeros auxilios. Sus padres aún no se percataban de que ella ya estaba fuera del agua, sin embargó yo no iba a ir a avisarles, estaba ocupado, además de que si no habían ido a buscar a la niña, no se merecían tenerla. La obserbó durante unos instantes, ya respiraba y estaba un poco pálida, tenía la tez clara y el cabello de un castaño oscuro casi negro con mechas rubias. Sus padres se acercaron, por fin se habían fijado en que estaba allí su hija pensé irritado. Según ellos se acercaban ella se fue despertando. Yo la observaba embelesado, no podía apartar la vista de ella. Abrió los ojos, descubriendolo como dos hermosas gemas de un violeta traslucido moteado de gris, verdaderamente, brillaban como estrellas. La niña se había quedado mirando a mis ojos, yo la sonreí, ya estaba a salvo. Entoncés me fijé en algo extraño, su aura, a juego completamente con sus ojos, esa niña era especial eso lo sabia, y en cuestión de segundos descifró sus capacidades. 

Los padres de la niña se estaban acercando, y el debía marcharse, no le convenía para nada que se pusiesen a hacerle preguntas indiscretas, sin embargo, no pudo evitar querer decirle a su nombre a la niña y lo hizo con un corto pensamiento.

Él debía marcharse, pero no podía, sin embargo la niña no podía saber que él seguía allí, asi que cerro su mente a cal y canto, y por si acaso, la dejó en blanco. Vijiló a la niña durante largo rato, la vió volver todos los días a la playa para encontrasele, pero el no se dejaría ver. Se limitaba a observarla, cada día despues que ella volviese de el colegio y más tarde instituto. 

Lo recuerdó como si fuese ayer. A la niña de 10 años que me resultó tan interesante, sobretodo, esos ojos que nunca me sacaré de la cabeza, porque realmente se le habían quedado grabados en el alma... Tanto fuego en esa dulce e inocente mirada, era lo más hermoso que había visto nunca.