Capítulo 13

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익숙하겠지 또다시.—EXO


***


Cuando somos pequeños, vemos algunas cosas muy lejanas, pensamos que aún nos queda mucho tiempo para disfrutar de ciertas cosas, y aunque en el fondo es cierto que algunas cosas si que tardan en pasar, otras no. El tiempo pasa rápido y en un abrir y cerrar de ojos, ya has crecido. Capricornio soñaba con muchas cosas cuando era pequeña, pero cuando fue creciendo, se topó con la realidad, que la golpeó con fuerza y le enseñó que era la vida real. 

Miró a su alrededor; todos estaban impacientes para que el discurso de la directora empezara. Iban a cerrar un ciclo para abrir uno de nuevo el año siguiente. Muchos estaban asustados, y Capricornio era una de ellos, no iba a mentir. No era partidaria de los cambios en su vida, y menos si se trataban de separarse de gente con la que había creado un vínculo especial. Sintiéndose un poco triste, no pudo evitar sonreír con nostalgia. Iba a extrañar tantas cosas, tantos momentos; iba extrañar los pleitos de Escorpio y Leo para ver quien era mejor en todo lo que hacían, iba a extrañar las charlas filosóficas junto a Tauro y Piscis, las risas y locuras con Acuario y Aries, los abrazos inesperados de Libra, las sonrisas espontáneas de Virgo, los momentos donde Cáncer le tocaba la guitarra, y todas las tonterías inimaginables de Sagitario y Géminis.  


감기처럼 툭 걸린.


Era tan injusto tener que decir adiós a la gente que le había aportado tanto. La vida no era para nada justa, y tanto que no lo era. No era justo que le presentara a gente tan maravillosa para luego tener que despedirse de ellas. Porque aunque sabía que a muchos los seguiría viendo, sabía que con los otros, no era tan probable que eso sucediera, y no porque no se llevaran bien, sino porque la vida iba a separar muchos caminos, y muchos iban a caminar separados por un largo periodo de tiempo. 

Notó un apretón cariñoso en una de sus manos, y cuando levantó la mirada, vio a Sagitario con una sonrisa de oreja a oreja, esa que tanto le gustaban de él. Verlo sonreír de esa manera le hacía sentirse feliz, era una de las cosas que más le gustaba del chico, siempre risueño, se sentía cálido verlo de esa manera. 

—Sonríe, te ves más bonita de lo normal cuando lo haces.—dijo él con cariño, provocando que la chica sonriera por tal comentario. 

—No seas empalagoso anda.—respondió ella avergonzada por el comentario. 

Todos se sentaron cuando la directora subió al escenario. Comprobó si el micrófono funcionaba correctamente, dándole un par de toques suaves, para luego aclararse la garganta y sonreír con emoción al ver a todos los alumnos reunidos. 


밀려드는 잿빛에.


—Bueno chicos, una vez más estamos reunidos aquí, en el gimnasio del instituto. Sé que muchos habéis pasado momentos duros aquí, pero también sé que a otros os ha servido para poder decirle adiós a los tormentos que os llevaban persiguiendo desde hace tiempo.—la directora miraba a sus alumnos con melancolía, era una persona cercana a ellos, se hacía respetar, pero sobretodo podían contar con ella cuando algo les inquietaba.—Os he visto crecer, no solo físicamente, si no como personas. Muchos habéis cambiado, ya no sois esos niños y niñas inocentes que se reían por cualquier tontería que un compañero hacía. Chicos, chicas, os habéis convertido en personas dignas de entrar en lo que llamamos el mundo real, y aunque no va a ser nada fácil, sé que vais a lograr todo lo que os propongáis, porque una ya la habéis conseguido, y esa es haberos graduado. Felicidades a todos. 

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