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Un día como cualquier otro, ____ se levantaba con gran negligencia para apagar su molesta alarma, como era de esperarse realizó su rutina matutina para dirigirse hacia su trabajo. En el transcurso del camino (cómo cualquier persona, con gran cansancio) se preguntó si su trabajo valía la pena. Al llegar a su trabajo, acomodó hasta el más mínimo desorden y junto con su alegre compañero, Adam, abrió la dichosa cafetería. Mientas que Adam limpiaba el mostrador, ___ abría las cortinas para iluminar el rústico lugar, al terminar ambos su respectivo trabajo, Adam puso un poco de Jazz para ambientar más el lugar. La gente empezaba a llegar mientras transcurría la tranquila mañana, ___ como siempre, recibía a cada cliente con una calurosa sonrisa. A la hora de su descanso, su mejor amiga fue a la cafetería para salir con ella a comer a otro lugar en dónde se evadiera el olor a café en cada esquina. Al caminar por las calles alguien golpeó a ____, haciéndola caer --¡Fíjate imbécil!-- gritó con enojo la chica. Al levantarse pudo ver en un local de televisores, una noticia anunciando la muerte del multimillonario Reginald Hargreeves. --Mierda-- fue lo único que pudo pronunciar la chica antes de reír a carcajadas.
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"___"
Estaba empacando un poco de ropa para ir a la Academia, sinceramente no estoy demasiado segura de ir, eh perdido el contacto con TODOS. A excepción de Klaus, ya que el se pegó como chicle a mi, desde el momento de que me fui de ese horrible lugar. Tomé mi teléfono y marque el número, después de tres tonos alguien muy drogado y entusiasta respondió a mi llamada. --¡Holaaa queridisimaaaaa hermanitaaa!-- gritó Klaus sonoramente, reí ante su entusiasmo. --¿Vendrás?-- pregunté, de pronto escuché una sirena --Klaus... ¿Dónde estás?-- pregunté seria. Escuché un risa culpable. --Veras...-- dijo riendo -- me sorprende tu curiosidad, chère. --Pedazo de idiota-- suspire pesadamente --¿Ya te enteraste?-- pregunté dejando el tema de lado. --Uhm, ¿sobre qué cosa?-- preguntó curioso. --Sobre la m...-- comencé a decir, pero me interrumpió con un agudo chillido --¡Oh, pff claro!, ese viejo ya colgó los tenis ¿O no hermano?-- escuché un silencio -- ¡Muerete!... Lo siento-- dijo con un tono de voz raro --¿Klaus, sigues ahí?-- pregunté con una risa. --Ah si, claro, aquí Klaus-- dijo balbuceando --Oye hermanita, ¿me preguntaba si...? --¿Te puedo llevar?-- dije terminando su oración -- ¡Claro que si!, me sorprende que me lo preguntarás, ya decía yo que necesitabas de mi hermosa presencia.-- dijo con una risilla. --Ven en 15 minutos, u olvídate de tu viaje-- dije sería. --Llegaré en Dos.
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Iba manejando por la carretera, mientras que Klaus jugaba con la radio, cambiando constantemente de canal. --Ya basta-- dije, dándole un manotazo. Lo miré de reojo y note que estaba algo nervioso --¿Qué pasa? -- pregunté. --Yo... necesito-- balbuceo --¿Necesitas ir al baño?-- le pregunté sin despegar la vista del camino. --Necesito...drogas-- dijo riendo con sarcasmo, suspire pesadamente ante su necesidad. De una u otra manera, comprendía lo que sufría Klaus, el poder ver a los muertos no era una cosa sencilla. --Conozco de un pequeño local que esta más adelante-- le dije con suavidad --¿Podrás aguantar unos 10 minutos más?-- suspiró un poco más tranquilo. --Si-- dijo para sí mismo. Después de unos 15 minutos, llegamos a una pequeña tienda, Klaus fue corriendo al mostrador para comprar algunos cigarros (era lo único que había disponible) y yo me adentre en los pasillos para ver que podría llenar mi apetito. Un rato después se escuchó un fuerte golpe. --¡Dame todo lo que tengas!-- ordenó una voz gruesa, supe en ese momento que estaban robando, un poco resignada salí de los pasillos y encare al supuesto ladrón. Klaus se limitó a decir "Acabalo ___, demuestra quien manda". --Si quieres salir ileso te recomiendo que salgas de aquí-- dije lo más seria posible. --¡Quitate de mi vista, idiota!-- dijo el hombre enojado. Levante una ceja, en señal de burla. --Como tú digas-- dije, para después mirarlo directamente a los ojos y producir un inmenso dolor en su interior, el cual hacía que el ladrón se retorciera en el suelo, y con un leve asentimiento de mi parte, el hombre murió instantáneamente. --¡Así es comos se hace!-- grito un eufórico Klaus, reí ante sus comentarios y pregunté a la trabajadora si todo estaba en orden, ella algo sorprendida asintió. Después de todo lo que paso, Klaus y yo nos retiramos de el establecimiento para dirigirnos a la Academia. --Prefiero quedarme mil veces sin drogas, antes de ir de nuevo a ese lugar-- dijo Klaus acomodamdose para dormir un poco, en la parte trasera del auto. --Lo mismo digo-- dije con un gran suspiro.
