Moondust//One-Shot【ITASAKU】

Moondust

Los jade brillando y las hebras rosadas danzando al ritmo de los vientos, una ninfa, es así como te veo ahora. Tu sonrisa resplandeciente a la mínima mención del hombre de quien en unos minutos te tomara como esposa.

El hueco es cada vez mas profundo, agujera mi pecho y atraviesa mi cuerpo.

Duele.

Duele.

Duele.

Como el astronauta a la luna te amo en secreto. Tan cercana y a la vez tan lejana.

—¿Sale con alguien?

—¿Te interesa?

—¿Y si así fuera?

El silencio es nuestro peor enemigo, o el mio al menos.

Es hora de bajar del auto y tu con una sonrisa que apenas puede expresar tu felicidad me miras.

—Estoy un poco nerviosa Itachi.

Como desearía responderte lo tanto que me lastima tu felicidad, la felicidad que no pude otorgarte. Mi mano viaja al bolsillo de mi pantalón y siento la pesadez de aquel objeto metálico.

—¿Te he dicho lo hermosa que eres?

Pero las palabras se atoran en mi garganta, soy incapaz de declarar el amor que siento por ti. Mi hermano lo dijo una vez, soy un cobarde.

—Itachi...¿Porque has estado evitandome?

Esa vez. Tu ojos cristalinos y tristes por que huía de ti. Te había herido, pero te aseguro que lo que sentiste no se compara con mi dolor.

—No se de que hablas Sakura. No dramatices las cosas.

Siempre fue fácil para ti doblegarme y mas aun si tus bellos ojos jade derramaban lágrimas. Me sentí un imbécil después de mi respuesta. No era tu culpa o quizás si.

—Te he notado algo distraída ¿como se llama el afortunado?

En ese entonces bromeaba, lastima que no lo era para ti.

—Tu amigo...Sasori...

Si las palabras fueran mis amigas y el "te amo" hubieran sido pronunciadas ¿Cual habría sido tu reacción?

Ambos frente a la iglesia esperando la llegada de tu padre.
Usas el vestido mas blanco que pudiste encontrar, luces mas hermosa y radiante, me haces recodar el día que nos conocimos. Ropa sucia por el lodo y trenzas a medio peinar, tan pequeña e inocente, la mejor amiga de mi hermano corriendo en el jardín de mi madre, riendo, gritando mi nombre, invitandome a jugar. Días que no volverán.

—Ahi esta Sasori— aplaudes como niña y señalas mis espaldas—No dejes que me vea, es de mala suerte.

Si te dijera que te odio ¿Me creerías?

—Hare lo posible.

No, no me creerías porque soy un pésimo mentiroso.

—Me alegra que ambos estén en casa. Vine... No, venimos a pedirles un favor.