Era un lluvioso día de otoño, yo estaba en mi casa viendo Netflix y comiendo palomitas cuando de repente tocan a mi puerta. Era mi amiga Anna, sonriente me saludaba con la mano mientras sostenía con la otra su inútil paraguas, y digo inútil ya que traía todo el pelo mojado y estaba tiritando de frío. La entré a mi casa, le puse una toalla alrededor del cuerpo y le traje una silla, ya que no se podía mover del frío que tenía. Intentaba hablar, pero el tiritar de sus dientes no se lo permitía, así que permanecí sentada a su lado hasta que consiguió decir:
- Aaaammmmyyy. - dijo tiritando.
-Anna, ¿por qué has venido desde tu casa, que está en la otra punta de la ciudad, hasta aquí un día así?
- Ammmy, tenemos que ir a ver el pppartido.
¿Qué se creía, que iba a ir a ver un partido de fútbol diluviando y con tormenta? Pues sí. Sí que fui, ya que soy tan tonta que me dio pena verla así por venir a recogerme y no quería que se fuera andando sola hasta el campus, así que me vestí, peiné lo mejor que pude mi pelo largo y rizado y saqué dos cascos del armario, para irnos en mi vespa roja a ver el partido.
Si os digo la verdad, estaba harta de tener que ir con ella a esos estúpidos partidos de fútbol solo porque juega su novio, Ryan , quien además de ser un capullo, estaba muy bueno, al igual que todos los de ese equipo. Creo y estoy segura de que esa es la única razón por la que la acompaño todavía.
-Anna, voy al baño, en seguida vuelvo.
-No tardes, el partido está a punto de acabar.
-Eso llevas diciendo todo el rato, volveré en 5 minutos.
Fui al baño únicamente para despegarme un poco de Anna, ya que llevaba todo el partido gritando y mi cabeza iba a estallar. Como no encontraba el baño de chicas, y tampoco sabía si siquiera había, entre al de chicos, total, quedaban 5 minutos para que el partido acabara y despúes se quedaban unos minutos a celebrarlo.
Entré al cubículo y me senté en el retrete a mirar Instagram, cuando de un momento a otro, se oye abrir la puerta fuertemente y entrar con paso ligero. Si. Tenía que ser un chico.
Abrí un poco la puerta para asegurarme, y vi un chico alto,moreno, de ojos verdes, sin camiseta y un poco sudado. Me dió tanta verguenza que volví a cerrarla y planeé esperar hasta que saliera para entonces, salir yo. Mi plan se fue al garete cuando dijo:
- Sal, ya sé que llevas ahí todo el rato.
Mis mejillas se pusieron rojas como si de dos tomates se trataran. Tenía que salir, no podía seguir ahí haciendo el ridículo.
Salí del cubículo y me lo encontré mirándome, con media sonrisa en la cara, el pelo mojado y esos ojos verdes tan brillantes e hipnotizadores. No recuerdo como lo miré, pero seguro que mi cara fue una mezcla de asombro y timidez.
Se quedó mirándome y empezó a reírse, casi a carcajadas, así que decidí dejar solo a aquel chico tan guapo, pero desagradable, e irme ya a mi casa. Salí y busqué a Anna, pero como no la encontré pregunté al hombre del bar y me dijo que se había ido con un chico de la mano hace rato. Toqué mi bolsillo trasero para sacar mi móvil y llamarla, pero mi móvil no estaba. En ese momento empezó a latirme el corazón más fuerte de lo que me había latido nunca, hasta que escucho:
-¿Buscas esto, guapa?
Me giré y allí estaba, vestido ya con unos vaqueros negros, una camiseta blanca, su chaqueta de cuero y un pelo castaño mojado y peinado hacia atrás que lo hacía todavía más guapo. Fui con un paso ligero en señal de indignación hacia él para que notara mi enfado, y empezó a correr. Corrió hasta los aparcamientos, donde se montó en su coche y lo arrancó, pero me puse delante del land rover negro para que no pasara. Bajó la ventanilla y me gritó:
- No tengo miedo a atropellarte, desconocida.
-Pues hazlo.
-Soy bastante joven para ir a la cárcel, ¿no crees?
- Lo único que creo es que eres un imbécil y un inmaduro, y que como no me des el móvil voy a llamar a la policía.
-¿Y cómo vas a llamarla si no tienes móvil?- dijo sonriendo y dejando a la vista sus perfectos y relucientes dientes blancos.
Ese comentario me enfadó muchísimo, así que me quité del medio para que pasara y se fuera de una maldita vez, así al menos dejaría de oírlo.
- ¿Por qué no subes al coche y negociamos mejor aquí?- dijo, otra vez, sonriendo.
- No tengo nada que negociar contigo. - contesté enfadada.
Se quedó mirándome esperando a que subiera, y al final subí al coche, cerré la puerta y le dije:
-El móvil.
Le dio al botón de cerrar todas las puertas, me miró, sonrió, y arrancó el coche y salió corriendo del aparcamiento del campus. Al principio me asusté, porque no sé a donde me lleva, pero después de mirar esos ojos, tampoco quiero saberlo.
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My Best Chance
Romance"My Best Chance" es una novela romántica protagonizada por dos adolescentes de 14 y 16 años, Alex Brown y Amy Holland descubrirán el verdadero significado del amor tras conocerse por casualidad, o eso cree ella.