➤Final

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Jimin quedó asombrado y se excitó rápidamente con la vista de su novia que obtuvo cuando entró en su departamento, kookie estaba totalmente desnuda, a excepción de unas pequeñas bragas de encaje rosa pálido, sentada en el sofá con las piernas abiertas, Jimin no podía ver su entrepierna porque sus manos la cubrían.

El rubio mordió su labio inferior, sonriendo de lado y pasando la mirada por todo el cuerpo de la castaña, desde sus pequeños pies con sus uñas pintadas de rojo hasta sus hombros ligeramente encogidos. Pero claro que esta acción de observar atentamente duro varios minutos, él no la había visto totalmente desnuda nunca y lo necesitaba, no entendía como podía haber existido del todo bien sin haber visto esos redondos muslos bronceados y suaves tan bien y atentamente como lo estaba haciendo ahora, pero no creía que iba poder seguir sin volverlos aver.

Pero la sonrisa de Jimin se esfumó de su rostro en cuanto su mirada llegó al rostro de Kookie, sus ojos estaban aguados y su labio inferior entre sus dientes. Se mordía su labio inferior sí, pero no de una forma lujuriosa, sino tratando de aguantar las lagrimas, mordiendo con tanta fuerza que llegaba a hacerse daño.

Jimin se acercó un poco pero frenó en medio de la sala cuando vio que el cuerpo de su novia se removía en el sillón.

—¿Que pasa, amor? —Preguntó con verdadera preocupación en su rostro.

Kookie en vez de contestarle quitó sus manos de su entrepierna, dejando al descubierto su pene flácido, era de tamaño promedio, ni muy grande,ni muy chico. Se veía apretado en las bragas y eso ni imaginar de como lo haría si estuviera erecto y duro, tirando de la tela hasta romperla,seguramente, o por lo menos eso pensaba el rubio.

Jimin miró el miembro de Kookie sorprendido, con los ojos como platos y sus labios entre abiertos, hace segundos había soltado un pequeño y ronco "oh", y su boca había quedado como si él estuviera alargando infinitamente la expresión , aunque no lo estaba haciendo.

Kookie pensó que a continuación él le iba a gritar e insultar, y luego se iba a dar la vuelta y golpeando la puerta fuertemente, se iba a ir, esa era su casa sí, pero ella estaba seguro que él iba a hacer eso, quizás pasaría la noche en un hotel y volvía por la mañana enojado y la echaba, volviéndola a insultar, eso seguro.

Pero Jimin no hizo nada de lo que kookie pensó, es más, hasta hizo lo que ella nunca habría pensado que haría. Ya que cambió su expresión radicalmente, de una sorprendida a una lasciva, sus ojos ya no estaban tan abiertos, sino, fijos en ella, con un brillo especial, la miraban con lujuria y pasión. Su boca ya no estaba entre abierta, ahora había una sonrisa de lado, traviesa, juguetona.

—Aquí no, bebé. —

Jimin dio los pasos que le faltaban para llegar hasta su novia, mientras hablaba lenta y roncamente. Le tendió la mano antes de volver a hablar.

—Vamos a la habitación. —

Dijo en un tono más bajo, ronco y grueso, siendo totalmente seductor para ella. Kookie lo miró con el ceño fruncido por unos segundos, sin entender por qué reaccionaba así cuando debería estar insultándola o tal vez ya yéndose.
Pero luego se dejo de hacer preguntas mentalmente y estiró su mano a la de Jimin, tomándola y entrelazando sus dedos con los ajenos. Jimin le sonrió ampliamente y tiró de su mano, indicándole que debía pararse, ella lo hizo con una sonrisa de lado en su rostro.

Caminaron de la mano hasta la habitación, kookie con muchísimas dudas en su cabeza y Jimin con muchísimas ganas de follar a kookie y ella no entendía por qué. Cuando entraron en la habitación que ambos compartían, Jimin agarró de la cintura a kookie y pegó su cuerpo con el suyo, la besó suave, apenas moviendo sus labios contra los de ella, no era el objetivo principal besarla, se decía Jimin, mientras la llevaba a paso lento hasta la cama.

Nuez de Adán ¹ «JIKOOK» Donde viven las historias. Descúbrelo ahora