2: no eres el único

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Una semana después, Bree estaba fuera de la ciudad por lo que Cole había llamado a Lili para decirle que si se podían ver. A lo que ella respondió "no tengo nada que hacer, voy para allá".

Después de un rato, tocaron la puerta de su apartamento dos veces, y Cole enseguida se levantó para abrir.

— Hey. —Lili soltó, mordiéndose un labio y sin querer saludarlo.

Lili gimió fuertemente cuando Cole la sorprendió, pegando su cuerpo contra la puerta y acorralándola, pasando una mano por su trasero tras haber cerrado.

— Que buena forma de decir "hola". —gimió Lili con una sonrisa, satisfecha al saber que él ya se estaba tomando las cosas como lo que eran.

— Quería saludarte bien pero... Joder, este vestido debería ser ilegal en 30 estados. —Cole susurró contra su oído, agarrándola de la cintura con un poco de fuerza.

— ¿Solo en 30? —bromeó Lili con una risa, inclinándose un poco solamente para provocarlo. — Hoy estás muy ansioso.

— Me conoces, Lili. —Cole sonrió, pasando sus labios por su cuello y queriendo llevarla ya a su cama.

— Sí, fumaste. —rodó los ojos descontenta, reconociendo el olor de sus cigarrillos favoritos. — La nicotina te pone más... Dominante.

— ¿Sabes qué es lo que quiero hacerte? —Cole pareció ignorar su comentario, dándole tentadores toques a su piel y presionándola suavemente.

— Dime, quiero saber. —Lili susurró, jadeando cuando él se presionó más contra ella solamente para dejarla sentir su erección. 

Quiero asolarte. —susurró en su oído, con aquella voz ronca y sexy que tanto le encantaba. 

— Auch. —Lili se quejó, no muy de acuerdo con esa idea. — Esa idea no me gusta del todo.

—  Créeme, te gustará. —prometió con una risa pequeña, mordiendo suavemente el cartílago de su oreja.

Lili no aguantó más, se giró y estrelló sus labios contra los suyos en un rápido movimiento. Colgándose en su cuello y enredando sus piernas alrededor de su cadera.

Cole la sostuvo, pegándola más a su creciente erección mientras la tomaba del trasero y empezaba a guiarla hacia la habitación.

Apenas llegaron, Cole le sacó el vestido azul que llevaba, y la dejó caer en la cama con cuidado, alzando sus manos y poniéndolas sobre su cabeza mientras besaba su cuello.

— Ah, Cole. —Lili gimió, mientras él acariciaba sus piernas y seguía chupando su blanca piel.

Cole dejó su cuello, solamente para dirigir su boca hacia la cúspide de sus pechos y antes de llegar se encontró con una marca roja y enojada en el comienzo de su pecho.

— ¿Qué mierda te ha pasado, aquí? —Cole se quejó, sintiendo su sangre hervir al ver su piel lastimada.

— ¿Eso importa? —Lili rodó los ojos, sin darle importancia y a nada de volver a besarlo pero Cole la paró.

— Sí, importa y mucho. —dijo firmemente. — ¿Qué es esto?

— ¿Tú qué crees? —bufó. — Es un chupón, obviamente.

— No, esto es un chupón. —Cole señaló la parte de su cuello rojo. — Pero esto es otra cosa. Parece como si te hubieran golpeado con una soga o...

— Una fusta. —Lili soltó despreocupada. — Sí, recibí azotes ayer por la noche.

— ¿Quién lo hizo? —preguntó más molesto.

𝗙𝗥𝗜𝗘𝗡𝗗𝗦 𝗪𝗜𝗧𝗛 𝗕𝗘𝗡𝗘𝗙𝗜𝗧𝗦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora