No siempre fue así

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Tal vez te estés preguntado qué rayos sucede conmigo, puedes pensar que mi madre y Bob tienen razón, que tal vez Tamy es solo una hermana alcahueta, o que sólo están haciendo juicios a la ligera. Quizás no pueda llegar a leer tu mente, pero puedo asegurarte que mi vida no siempre fue así, es por eso que quiero hablarte de quién era y qué sucedió para que ahira me encuentre en medio de esta situación.

Solía ser un chaval muy juicioso, al menos eso decían las mamás de mis amigos, nada de vicios, malas compañías o cosas de las que hicieran avergonzar a mi familia, trataba al máximo de ahorrarle problemas a mis padres, pero ya saben, uno va creciendo y comienza a creer que puede tomar buenas decisiones sin tener en cuenta consejos, unos le llaman rebeldía, otros independencia, me gusta llamarle transiciones de la vida.

Bueno, pues logré acabar la preparatoria justo a los 16, con mucho esfuerzo debido a que mi padre falleció dos años antes, lo que afectó mi estado de ánimo en gran parte, además de la dura situación económica que tuvimos que pasar en la casa. Esto de alguna manera me ayudó a querer acabar rápido mis estudios para pronto salir a trabajar y poder ayudar a mi madre con los gastos. Con el tiempo también me fui dando cuenta de que debía seguir intentando con los estudios, con el pensamiento de que así tendría más posibilidades en el mundo laboral y darle a mi madre la vida que se merecía, así que empecé a hacer las dos cosas, a estudiar en la universidad y trabajar los días que no tenía clases.
Sí te ha surgido la pregunta de cómo hicimos con el pago de mis estudios, la verdad es que eso también me puso a pensar antes de iniciar, así que me inscribí para una beca y fui seleccionado, en hora buena, ah qué sí?
Al principio fue bastante difícil, algunas veces hasta lloré de rabia conmigo mismo por no poder entender algunas clases, pensé en renunciar, pero mi mamá insistía en que siguiera y le hice caso.
Para sorpresa de todos, logré acabar a los 21 años y con la intriga de qué va a ser ahora de mi vida, necesitaba un empleo, pasaron varios meses y las puertas laborales continuaban cerradas, pero no me podía quedar a esperar, seguí trabajando duro en lo que resultaba. Tal vez hayas vivido u oído de lo cruel que es pasar por esa etapa.

No me importaba que eso me estuviera pasando, es mentira, en realidad si me importaba, pero debía engañar a la vida, disimular que me dolía. En ese tiempo de buscar por un lado y por el otro una forma de obtener recursos, logré hacerme de algunas amistades. Una de ellas me habló de las vacantes que habían en cierta empresa constructora, no dudé en presentarme junto con otro colega, Jones, aquel día préstamos dinero para poder llegar a aquel lugar, debido a que había pasado tiempo desde nuestro último empleo, para suerte nuestra, nos dijeron que podíamos iniciar al día siguiente, se sintió genial; de regreso a casa, mientras veía por la ventana del bus, surgía la pregunta, de cómo hacer para transportarnos mientras se llegaba nuestro primer sueldo, ya que eran 16 km de distancia y no contábamos con un vehículo, con lo que costaba el pasaje diario era más rentable dejar pasar la oportunidad, pero venga, nos habían aceptado ya, debía haber algo que se pudiera hacer, claro que sí, se nos había ocurrido la idea de irnos en bicicleta, qué más daba, necesitabamos el trabajo. Serían 32 km recorridos en el día a punta de pedalazos, ya estaba, porque como dicen: aquel que quiere puede.

Gritando en SilencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora