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Un día como otro se levantó, se miró en el espejo y al mirar su reflejo se dio cuenta de un cambio, no físico, si no en su vida; se dio cuenta que estaba completamente sola; se dio cuenta que su rutina estaba demasiado vacía, que algo le faltaba, pero no sabía que exactamente que ere. Siempre hacia las mismas cosas, se levantaba y se daba una ducha, después tomaba una gran taza de café cargado, para así desayunar, luego tomar los antidepresivos que el doctor la recetó; prendía el computador para poner un poco de orden en sus ideas para el siguiente libro, y salir unos momentos a respirar un poco al parque cercano a su departamento, se sentía sola al llegar y ver que nadie la recibía como antes, y eso le hacía sentir nostalgia, le deprimía y terminaba llorando ; ir al súper para llenar el despensero, el cual por lo regular estaba lleno ya que no solía comer en casa, alistar sus cosas para ir a la Universidad, y al regresar...nada, no pasaba nada, estaba sola, lo sabía, sin embargo, siempre tenía esa pequeña esperanza de que al llegar su madre estuviera ahí, recibiéndola como solía hacer; pero nunca pasaba. Ese era su día completo, a veces cambiaba por el horario escolar, o por los proyectos y tareas.... pero ese día no cambio por eso.

–Por favor Alen, es sólo un tiempo – dijo una joven de complexión voluminosa en forma de suplica

–No, no quiero extraños en mi casa gracias – se dio la vuelta haciendo alusión a que no podía refutar su decisión

Su amiga duro rogándole un rato más, queriendo deshacer su espacio vital, pidiendo de favor que dejara quedar en su casa a una compañera de su facultad que tenía.

–dije que no y es no punto –hablo autoritaria.

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–Pues bienvenida –metió la maleta de la castaña compañera de la que consideraba su mejor y única amiga –gracias por dejar quedarme aquí –sonrió amablemente.

Y es que habla dicho un rotundo no a su amiga, pero esta le jodia la existencia con su maldita voz así que accedió.

–no te apures - dio media vuelta dispuesta a ir a encerrarse en su cuarto – tu habitación es el de la primera puerta de la parte derecha –camino por un pequeño pasillo en donde de mostraban tres puertas, dos se miraban de frente y la otra miraba al corredor –el de enfrente es el baño y ese de enfrente es mi habitación, debo decirte que odio que toquen mis cosas sin pedirlas y que entren a mi habitación – siguió caminando sin prestar atención si la chica la seguía o no- son mis únicas dos reglas –entro a su cuarto sin decir ni una palabra más, dejando a la castaña sola y un poco aterrorizada por la actitud de su nueva "roomie".

Aquella chica era un laberinto, no sabías por donde ir y no sabías a donde llegarías si te adentrabas en ella

Paso la tarde y ninguna hablo, ya que Alen tenía mucha tarea y proyectos que hacer y que preparar, ella era muy enfocada, así que solo miraba la pantalla del computador sin dirigir ni un pequeño sonido

–así que... ¿vives sola? - trato de romper el silencio incómodo; se sentó en una silla cercana a la pelirroja.

–Ajám –dijo sin siquiera mirar de reojo a la chica. Y no es que la chica no quisiera hablar con ella, sólo no se quería encariñar, porque ella también se tendría que ir.

– ¿desde cuándo? –se sentía curiosa por lo misteriosa que era

–Desde que cumplí los dieciséis –volteo su silla, cruzado miradas, la castaña tenía unos ojos color ámbar, por el otro lado eran de color avellana, en un momento la más joven de ambas se sintió intimidada por la contraria, haciéndole agachar la cabeza.

-¿Por qué te pelease con tu madre? –la chica de sorprendió por la pregunta, alzando el rostro e inspeccionándola para ver si era sarcasmo o algo parecido, sin embargo no encontró rastros de ello

–Ella... ella quiere dirigir mi vida, quiere que haga lo que ella no pudo hacer, me exige mucho, hace que me sobrecargue de labores - sus ojos de cristalizaron y lágrimas descendieron por sus mejillas segundos después, Alen se dio cuenta de lo transparente que era aquella castañita, y algo de removió por dentro suyo.

–Hmm –volvió a voltear para poner atención a su trabajo – ¿has pensado que tal vez lo haga porque quiere que no vivas igual que ella? Una madre siempre quiere lo mejor para su hijo, no digo que este bien, sin embargo, ella quiere asegurar el futuro de su hija, saber que ella no va a depender de nadie porque se tiene a si misma

–Yo... no lo había pensado –miro la fotos que se situaban en el escritorio donde se encontraba su computadora, era ella, un niño una joven no más grande que la pelirroja, un hombre y una mujer abrazados, sonriendo

–Son mi familia –dijo observando la duda en el rostro de la menor

–vaya se ve que son lindos –la chica volteo a ver a la pelirroja, sorprendiéndose al verla decaída; ¿Por qué se veía tan triste al hablar de su familia?

–Sí, eran grandes tiempos cuando nos tomamos esa foto –miro con melancolía la foto, para segundos después alzarse de su asiento y caminar hacia el pasillo que daba a las habitaciones –es tarde deberías de dormir también –se escuchó como la puerta se cerraba, dejándola de nueva cuenta sola

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⏰ Última actualización: Aug 04, 2020 ⏰

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