HAES
Agosto 11No tenía planeado esto, ya me había despedido de ella, pero siento que necesito hacerlo de nuevo.
Antonia marcó un lugar importante en mi vida, fue eso que creí no tener y me dio lo que creí no existía pese a que no supe absorberlo hasta yo poder transmitirlo.
―Si no te bajas y lo haces ahora, perderás el vuelo ―me recuerda la voz del castaño en la parte trasera de la camioneta de Chris.
Chris posa su mano en mi muslo y da un ligero apretón haciendo que deje de mirar la casa y lo observe a él.
―Te acompañamos.
Apaga el motor y se quita el cinturón, mientras que Gabo atrás se baja y enseguida me abre la puerta del copiloto.
Bajo tomando su mano y cierra por mí mientras Christopher rodea la camioneta y se pone a nuestro lado, comenzando a caminar juntos hasta la entrada donde saco las llaves.
Sé que no está sola, dentro deben estar las dos enfermeras que le contraté.
La puerta cede y nosotros nos adentramos.
Es una casa pequeña, nunca le gustó lo exagerado, por ende, con solo pasar la puerta, ya se ve la pequeña sala del lado derecho y la cocina al lado izquierdo. Ella está en la cocina y una de las enfermeras sentada en el taburete que se voltea enseguida cuando escucha la puerta.
―Niña Anto ¿Cómo estás? ―Se levanta y me saluda. Consiguiendo que mi abuela se gire a vernos.
―¡Mis niños! ―grita mi abuela dejando lo que estaba haciendo y caminando hacia los muchachos.
―Bien, solo he venido a despedirme antes de subir al avión ―respondo hacia la enfermera.
―¿Estos son los dos caballeros que me vas a dejar para que me cuiden? ―pregunta abrazando a Gabriel.
Mi abuela los conoce desde niños, de hecho, cuando ninguno quería estar en su casa, era para este lugar al que recurríamos. Mi abuela nos abrazó a todo el grupo y se convirtió en la abuela de todos.
―Siempre te estamos cuidando, no hace falta que Antonella se vaya para hacerlo ―dice Chris besando su cabeza.
―Entonces te vas ya ―me dice, sonó como una pregunta, pero al mismo tiempo se oyó como una afirmación dolorosa.
―Sabes cómo son las cosas conmigo.
―¿En serio no te estás yendo porque hiciste algo malo de nuevo? Dime la verdad ―suplica mirándome a los ojos con total preocupación.
Río sin ganas, he hecho tantas cosas que ya está pensando que huyo de la justicia a cada nada.
―No Antonia, no hice nada malo esta vez, solo vine a decir "Hasta luego"
Asiente y puedo ser un libro con las páginas pegadas, pero para ella y su paciencia fue fácil despegar alguna de ellas, aprendió a leer mis expresiones al notar lo poco comunicativa que soy, entendió cuando quiero su calor sin pedirlo siendo yo tan fría.
―Solo quieres que llore de nuevo.
Le sonrío abriéndole los brazos cuando veo que se acerca.
―Te dije que te podías ir conmigo, sabes que me da paz que estés donde yo esté.
―Ya estoy muy vieja para abandonar mi país.
―Embustera, siempre me dijiste que te gustaría salir de aquí a ver nuevos mundos.
Se ríe aun apegada a mí, soy mucho más alta, por ello mi cabeza se recarga sobre la suya.
ESTÁS LEYENDO
AMON |+21|
Teen FictionUna mudanza a Londres puede ser normal para muchos, pero el concepto de mudanza para Antonella Hayes es un sinónimo de tormenta embravecida. Su vida ha estado colmada de dificultades casi imposibles de sosegar, le ha tocado ser una chica de retos y...