YO QUERÍA QUE ME ABORTARAN 中絶 DOWOO

The story of a feto ingeniero.

  ̶A̶b̶o̶r̶t̶o̶ ̶p̶o̶r̶ ̶t̶r̶e̶s̶ ̶c̶a̶u̶s̶a̶l̶e̶s̶.̶
Tres causas para querer ser abortado.

Desde el momento en el que aquel inútil debate (sobre si estaban o no de acuerdo con la legalización del aborto) había comenzado, JungWoo quiso dejar la sala en silencio antes de que le tocara a él entrometerse en el tema, ya que sus compañeros no querían perder la oportunidad de destruir los argumentos de los demás, estando siempre seguros de que los propios eran los correctos por sobre el resto. 

Consideraba estúpido discutir sobre aquello en un salón de clases con adolescentes que aún no acababan de madurar y que decían estar de acuerdo con él solo porque las redes sociales estaban llenas de banderas verdes y personas con influencia que incitaban a apoyarlo, cuando nunca en su vida se habían dado el tiempo de leer al menos una de las cosas por la que esas personas luchaban y no estaban enterados de ninguna de las pocas causales por las que aquel acto ya estaba legalizado, exigiendo el aborto libre sin saber siquiera qué era.

¿Para que perder el tiempo con ellos? Eran un montón de idiotas que creían que reemplazando la o por la e en la mayoría de las palabras que generalizaban, iban a lograr un cambio significativo en el mundo. ¡La mitad de ellos se metían en la discusión solo para seguir tendencias y quedaban como ignorantes frente a todos!

Quería mantenerse indiferente y al margen del tema de la clase, no estaba dispuesto a expresar lo que en realidad pensaba y terminar exponiéndose para que cada uno interpretara todo a su manera y entendiera lo que quisiera. Prefería guardarse su opinión para sí mismo y dejar al montón de seres primitivos que coexistían con él en el salón de clases pelearse entre ellos por quién tenía la razón. 

Sin embargo, al lindo presidente de su curso no le pareció bien dejarlo fuera del debate y, cuando lo vio tan callado y solitario, cruzado de brazos y aburrido en su banco, se le ocurrió preguntarle en voz alta qué pensaba él sobre el tema, provocando que las miradas de todo el mundo se posaran sobre él preparándose para juzgarlo en cuanto dijera cualquier cosa.

—Vamos, JungWoo, no seas tímido —animó DoYoung, el presidente, sonriéndole con dulzura para darle confianza. Y JungWoo, por más que lo intentó, no se sintió capaz de evadir la petición de aquel muchacho—. ¿Qué piensas de la legalización del aborto?

—Yo creo... —musitó repentinamente nervioso. Tenía dos opciones: arruinar su reputación o ganarse un par de admiradores por su mente abierta—, creo que está bien. 

El bullicio que se había pausado cuando la palabra le fue cedida no tardó en regresar ahora dirigiéndose directamente a él. Algunas chicas le sonreían complacidas por su empática respuesta y otros pocos lo escudriñaban con la mirada, quizá intentando adivinar si su homosexualidad influía en su opinión, lo cual era, por supuesto, una estupidez.

—¿¡Pero cómo va a estar bien matar a un hijo!? —exclamó un chico que momentos antes se había referido a sí mismo como pro-vida, oyéndose indignado—. ¡Podría haber un futuro ingeniero dentro del vientre de esa madre! ¿Y tú estás accediendo a que puedan matarlo sin darle la oportunidad a ese bebé de tener una vida digna? Estás mal.

—Bien, bien —intentó calmarlo DoYoung con el entrecejo fruncido—, solo es su opinión y debes respetarla, como la de cualquiera.

JungWoo bufó claramente frustrado. Era eso lo que había estado intentando evitar durante toda la clase, algunos eran demasiado irracionales y creían que podían interferir con la vida de los demás como si fuera la propia. Esa clase de comentarios poco empáticos lo molestaban de sobre manera, sobretodo porque se llevaba bien con bastantes chicas que repetían innumerables veces lo mucho que les gustaría poder tener una libertad real sobre sus propios cuerpos. Aquello no era una elección que él ni ningún hombre pudiera tomar; además, era un fiel partidario de que cada uno podía hacer lo que quisiera con su vida mientras no afectara al resto.