Días después
Ya me dieron el alta y por fin estoy en mi departamento con mi bebita. Nicolás no dejaba de mandarme mensajes y de llamarme, obviamente no le iba a contestar después de todo lo que paso, todavía no puedo creer lo que me hizo, yo lo amaba y confíe en él, le di una segunda oportunidad y la desaprovecho.
Mis pensamientos fueron interrumpidos cuando vi que mi Martina se había despertado de su siesta.
-Hola mi amor-dije levantándola de su cunita y dándole un beso
Me dirigí a la cocina con Martina en mis brazos, cuando sonó mi celular, lo agarré y atendí la llamada sin ver quien era.
-¿Hola?
-Emilia ¿Cómo estas?
-Disculpa ¿quien eres?
-Emilia soy tu mamá-dijo mi mamá un poco ¿molesta?
-Ay ma, no vi de quien era la llamada perdón, estoy bien ¿y tú?
-Mucho mejor que tú, ¿cómo es eso que tienes una hija?
-¿Quién te lo dijo?-pregunté molesta
-Eso no importa, ¿quien es el padre? ¿cómo paso?
-Pos tu nieta esta bien, gracias por preguntar
-Respóndeme Emilia
-No quiero hablar de eso mamá
-No me digas que no se hizo cargo
-Bueno mamá es que....
-¡NO PUEDO CREERLO, MI HIJA MADRE SOLTERA!-me interrumpió
-Mamá quieres dejar de gritar que Martina esta asustada con tus gritos
-Es que Emilia, no entiendes, si los vecinos se enteran de esto se burlaran más de nosotras
-¡AY MAMÁ, ME VALE SI LOS VECINOS SE BURLAN!
-Pues a ti te vale, escúchame Emilia, tengo un buen pretendiente para ti, que seguro también acepta a tu hija
-¡¿Qué?!
-Sí hija, se que no puedes cuidar a una bebé sola, ósea apenas te sabes cuidar sola, mira si te quedaste embarazada
-Escúchame bien mamá, yo no necesito a ningún hombre, yo puedo sola y por favor no me llames más-dije colgando la llamada.
Mi relación con mi mamá nunca fue buena, ella siempre quiso que yo sea "perfecta" y siempre le importó lo que diga la gente, ahora ya entiendo la razón por la que la dejo papá.
Deje a Martina en su cochecito y me fui a la cocina a prepararme algo para merendar. Estaba por sacar mi taza cuando tocaron el timbre y fui a abrir pensando que era mi amiga pero no, no era ella, era Claudio.
-Hola-dijo con una sonrisa
-Hola ¿cómo sabes que vivo aquí?
-Te olvidaste esto en mi auto-dijo dándome mi billetera- Ahí decía tu dirección
-Ay que tarada, no me di cuenta, perdón, y gracias-dije con una sonrisa- Ay no que idiota, toma, no te había pagado-dije dándole dinero
-De nada y no, no me debes nada-dijo rechazando el dinero
-Pero es tu trabajo, acéptalo
-No Emilia, no te preocupes, posta-dijo guiñándome el ojo- ¿Y Martina?
-Esta en su coche, ¿quieres pasar?-él asintió
-Es muy linda-dijo acariciando la mejilla de Martina