La Caída De Moria

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Sesenta años ya han pasado desde que Erebor fue reconquistada y el Dragón asesinado. La Montaña Solitaria volvió a florecer en riquezas, engordando el poder de los Enanos hasta niveles insospechados, incluso durante ese tiempo fue encontrado uno de los Siete anillos mágicos, el cuál fue entregado a Dáin, el Señor de Erebor y heredero del Anillo.

Estuvo bajo su poder durante un año entero, escuchando los susurros y promesas de poder de aquel Anillo, promesas de victoria, de reconquistar Moria, de derrotar al Daño de Dúrin y recuperar una vez más otro Reino de sus Antepasados perdieron. Al principio Dáin ignoraba aquellas promesas, estando a gusto con su posición en Erebor y lo que había conseguido pero todo cambió cuando el propio Consejo de Erebor empezaban a aconsejarle lo mismo que el Anillo, que era momento de recuperar Khazad-dûm de los orcos y derrotar a quien se interpusiera, con esto y el Anillo, Dáin fue convencido de marchar a Moria con el Ejercito de Erebor, reuniendo a los 80.000 Enanos de Erebor y llevándose a Bálin y a Ori con él en el Ejército, dejando a su amigo Glóin gobernando durante el tiempo que estuvieran en Campaña Militar.

Tardaron menos de dos meses en llegar a Moria, los Ejércitos Enanos en formación, comandados por el propio Rey Dáin, montando su jabalí y a su lado derecho Bálin y al izquierdo Oin montando cada uno en una cabra acorazada. Cuando llegaron a las Montañas de Moria vieron la gran puerta de entrada a Moria, algunos enanos, los más ancianos, lloraron al ver la Entrada, recordando la grandeza de Moria y las historias de sus padres sobre aquel majestuoso Reino, las historias del Mithril, del Oro, de las Gemas y de la Dinastía de Dúrin, el propio Bálin empezó a llorar al recordar los tiempos de Moria, era un sentimiento inexplicable, ya habían conseguido recuperar Erebor y habían tenido un sentimiento similar pero Moria... Ninguna palabra podía describir lo que sentían al verlo, era como volver a sus raíces, donde la grandeza de los Enanos comenzó, simplemente era maravilloso volver a ver ese antiguo hogar, solo viendo los grandes portones ya estaban sintiendo todo aquello.

Sin embargo todos aquellos sentimientos se vieron sustituidos por uno de odio y furia cuando vieron que de los grandes portones salían legiones de Orcos comandados por un gran y pálido Orco, Azog El Profanador era llamado entre los Enanos.

Dáin, controlando sus impulsos de cargar incluso si fuera solo, empezó a poner en formación a los enanos, estaban en desventaja de altura pues ellos aún tenía que ascender por la Montaña para llegar al Portón mientras que los Orcos ya tenían esa ventaja de altura, siendo para ellos más fácil el disparar y el cargar cuesta abajo, siendo su cansancio menor a unos Enanos que habían estado dos meses caminando para llegar a Erebor.

Los Enanos, obedeciendo a su Rey, se pusieron en formación. El Ejército se dividió en tres partes, el flanco izquierdo comandado por Ori, el flanco derecho por Bálin y el centro por el Rey Dáin. Cada división tenía un total de 25.000 enanos, había 5.000 en la Reserva para reforzar en caso de ser necesario algún flanco o para rodear a los Orcos, estaban a espera de órdenes.

Los Orcos, que serían unos 100.000, miraban a los enanos desde su ventajosa posición, riéndose de aquellos enanos, pensando ya en una victoria asegurada, sin embargo, como se demostró en el pasado, un enano con deseos de venganza es de lo más peligroso que puede haber en este Mundo.

El Ejército Orco, bajo el mando de Azog, cargó contra los enanos, 33.000 Orcos en cada división, imitando las tres divisiones del Ejército Enano, aunque solo disponían de Azog como comandante. Los mil orcos eran la Guardia Personal del propio Azog.

Antes de que los Orcos pudieran llegar una lluvia de virotes salió al encuentro de ellos, haciendo perder cuantiosas tropas de los Orcos pues carecían muchos de ellos de escudos o protecciones decentes. Cuando llegaron al encuentro de los enanos se encontraron con una formación sólida de escudos de acero y largas lanzas, chocándose contra aquel muro de acero que habían formado los Enanos, sin embargo el propio Azog sabía de esta estática formación y retiro a sus Orcos antes de prolongar el combate, sabiendo que si luchaba contra esa formación, a la larga, perdería la batalla. Sin embargo mientras los Orcos se retiraban una lluvia de virotes le salían al encuentro de nuevo, pero esta vez los Orcos respondieron con una lluvia de flechas, apenas efectiva por los Escudos de los Enanos que repelían aquellos disparos. Sin embargo, el flanco izquierdo dirigido por Ori empezó a movilizarse sin seguir las órdenes de Dáin, que era esperar que los Orcos les salieran al encuentro. El propio Ori no pudo hacer demasiado pues esos Enanos pensaban que la batalla ya estaba vencida y además mucho de ellos eran enanos jóvenes sedientos de batalla, más con el sentimiento de victoria y de recuperar el hogar. Con ese movimiento los enanos del flanco izquierdo empezaron a cargar contra los Orcos que huían, quitando la formación el Muro de Escudos y cargando sin ningún orden. Azog aprovecho esta oportunidad y mando a su Guardia Personal cargar contra esa División junto a 30.000 orcos que ya habían llegado a las Puertas de Moria.

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⏰ Última actualización: Apr 28, 2019 ⏰

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