clavicles; canmex.

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—C-Canadá...— susurró México.

—Okay, just... Ne bouge pas beaucoup, je vais enlever ta chemise... Et ton pyjama? (No te muevas mucho, te quitaré la camisa... ¿Y tu pijama?)— dijo Canadá intentando ignorar el comportamiento del más bajo -el cual, cabe recalcar de nuevo, ESTABA PEDÍSIMO-;pero poniendo atención a su cuerpo, específicamente a su parte favorita del mexicano.

—Wey~ mi... ¡MI PINCHE TEQUILA!— exclamó el menor buscando con la mirada su apreciada botella, cuando la vio trató de acercarse a ella, épicamente fallando en el intento con una caída super vergonzosa frente a su -futuro chikistrikis-.

—Mexico, ya está.— Canadá sonrió, y recostó al mexicano en su cama, cubriéndolo con las sábanas que estaban debajo.

—Pero... Éste no es mi cantón...~— se quejó moviéndose impacientemente, con la intención de levantarse e ir a su hogar.

—No, but...— se aclaró la garganta, quizá no sería buena idea hablar englich si su acompañante estaba erbio— pero, puedes quedarte aquí por hoy.

—Está bien, guapo... Oye, tú te pareces *hip* mucho a mi crush... También tiene esa hojita... Pero no le vayas a decir porque *hip* te parto tu mauser— sonrió y comenzó a tararear una canción desconocida para el canadiense, mientras abrazaba el cuello de éste y trataba de hacer que bailara.

[🌹]

—Ah... Puta m... Mi cabeza...— se quejó el mexicano en voz baja, percibiendo inmediatamente el olor a alcohol que emanaba de su boca.—pinche cruda culera...

Se removió y pegó un grito al sentir algo junto a él, esa "cosa" salió entre las sábanas y México pudo asegurar su fin... Hasta que vio el rostro de Canadá.

—Are you okay?! (¡¿Estás bien?!)— preguntó el mayor exaltado, y su contrario tan sólo asintió y miró a otro lado por la vergüenza.

—Perdón por despertarte... Así.— abultó sus labios, y el canadiense soltó una pequeña risa.

—Don't worry, uhm... (no te preocupes, uhm...)— pensó un poco, y sonrió.— ¿Te llevo a tu casa?

—No wey, estoy bien, gracias maplesito— dijo México sintiendo su corazón acelerarse, y un calor que crecía desde su pecho hasta sus nachas.— me-me iré yo.

Canadá sonrió, había notado el nerviosismo del menor.

—Well... (Bueno...)

—¿Me puedo bañar aquí?— miró a su amigo, mientras se acomodaba en la cama.

—Oh, yeah.— Canadá sonrió, causando otro temblor en el estómago de México.

[🌹]

—See youuu~ (Nos vemooos~)— se despidió Canadá con la mano, acción que México imitó antes de cerrar con cuidado la puerta.

—Ah, debí haberme mis elegantes y poderosos crocs del rayo McQueen... Son como un amuleto de protección pa la resaca...— sonrió con calidez al ver por la ventana cómo su amigo se marchaba. A la vez sintió algo en el pecho, que le hacía sentir feliz.

Se sentó en el sofá de su sala, pensando unos segundos en qué hacer el resto del día. Podía simplemente dormir, y aunque era una de sus cosas favoritas, sería una pérdida de tiempo porque ya había dormido lo suficiente y era una opción hacer cosas productivas.