Capítulo único

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Cesar

Por fin, doctor... Aún no me cae el veinte... Es como si aún fuera ayer que entré a ese maravilloso mundo cuándo aún llevaba la sotana... La sotana que dejé atrás al encantarme por ella... Cuándo la conocí me sentí tan conectado a ella que no podía comprender la razón... Hasta que el tiempo pasó y me di cuenta que ella despertaba mis deseos más primitivos, más carnales... En un principio luché en contra de esos sentimientos creyendo que fueran engaños para poner en prueba mi fe, para hacerme pecar... Pero, antes de ser cura yo soy humano... Antes de ser cura tengo deseos, antojos... Por debajo de aquella sotana yo era solo yo... Y a cada día que pasaba yo me encantaba más y más por ella... Por su inteligencia, su bondad, su perspicacia y su majestuosidad... Fui aprendiz de ella, la conocí más y di rienda suelta al sentimiento... He tomado una de las decisiones más importantes de mi vida: dejé la sotana atrás y me volví un hombre libre y dispuesto a conquistarla... En mi mente todo era sencillo: dejaría la vida de cura y le diría a ella acerca de mis sentimientos... El valor para dejar la sotana vino, pero para declararme... Ah, ese valor se vuelve humo a cada vez que intento decir todo lo que llevo en mi pecho y la miro en los ojos... Es ahí que me pierdo y pierdo junto la razón... El miedo de no ser correspondido se apodera de mí y me hundo otra vez en mis sueños... Hay muchas trabas entre nosotros dos... La edad, las experiencias... Mi temor al intentarlo... Miedo a que no funcione y yo la pierda por siempre... Prefiero tenerla como amiga que no tenerla de ninguna manera... Y, mientras me pierdo en devaneos, mi teléfono zona y mis ojos brillan al ver su nombre en la pantalla... Victoria...

V – ¡Felicitaciones cariño! ¡Sabía que tú lo lograrías! ¡Me siento muy orgullosa de ti! ¡Necesitamos festejar!

C - ¡Gracias! Aún no lo puedo creer... Lo debo mucho a ti... ¡Tú me ayudaste a dar los primeros pasos en ese mundo maravilloso y que en aquel entonces era tan nuevo para mí!

V – No es necesario que me agradezcas... ¡El mérito es todo tuyo! ¡Siempre fuiste un chavo dedicado y listo que se enamoró de mi mundo!

Cuando escucho esa última frase, mi corazón dispara... No me enamoré solamente por su mundo... Me enamoré de ella...

C – Me quedo feliz de saber que te sientes feliz por mí. Y, por supuesto, que necesitamos festejar. Confieso que no pude planear nada... Mi cabeza estaba toda en la defensa de mi tesis y eso me hizo olvidar todo lo demás... Pero, ¡acepto sugestiones!

V – No te preocupes... ¿Qué piensa de algunos aperitivos en mi departamento? Invito nuestros amigos más cercanos y abrimos una caja de vino... Con algunas llamadas puedo organizarlo todo hasta las 20h... ¿Todo bien para ti?

C – ¡Perfecto! Muchísimas gracias, Victoria. No sé qué haría sin ti...

V – Nos vemos más tarde en mi casa. ¡Besos!

C – ¡Nos vemos preciosa!

Festejar junto a ella, aunque sea en medio de nuestros amigos, cerrará este día con broche de oro...

Victoria

Aquella frase que dice que al aprendiz se hace más grande que el maestro es cada día más real... Estoy llena de orgullo de ver cuánto él ha crecido... ¡Doctor! Siempre supe que él tenía capacidad, pero veo tantas personas que desisten en el medio del camino que tenía miedo que él no lograse llegar más allá... Cesar desabrochó cuando se encontró... Tuve que tomar decisiones importantes... Dejó toda la vida que había planeado para sí mismo y se aventó de cabeza en algo completamente nuevo para él... Aún recuerdo como si fuera ayer de aquél chamaco, vestido con una sotana y con los ojos alumbrados a cada nueva descubierta... Pero, nada se puede comparar al día que él vino hasta mí y dijo: "Maestra, dejaré la vida de cura. Siento que aquello no es para mí. Siento que aquella vida fue apenas el camino que tuve que tomar para llegar hasta aquí. Pero, no quiero ser cura. Quiero ser solamente yo mismo de ahora en adelante..." Aquella confesión me tomo por sorpresa... Pero, sacó una presión que yo tenía en mi pecho... Yo pecaba cuándo pensaba en él de otra manera... Y Dios jamás me perdonaría si yo llevase a cabo mis deseos y manchase el honor de un sacerdote... Yo quería a Cesar... Y no era de la manera más pura... Yo quería a Cesar en mi cama... Que me perdone Dios, pero regocijé en mis adentros cuándo lo vi por primera vez sin aquellas vestes, como un hombre libre... Jamás tuve miedo de nada... ¡Siempre fui una mujer con actitud! Pero, él me tenía confundida... Todas las veces que pensé ir más allá, algo me lo impedía... No lo sé si lo que veo en los ojos de él es cierto... Pero, siento que él también me quiere y también tiene miedo a intentarlo... Organicé una reunión en mi departamento para festejar la defensa y aprobación de su tesis... Invitamos algunos amigos más cercanos y festejamos...

Santo pecado...Where stories live. Discover now