Cyber Nature - Nivel 2

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Año 4019

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Año 4019

«Sebastián es un inventor nato, a sus diez años ha logrado crear a los Element Bert una clase de robots muy particular que poseen la habilidad de controlar elementos naturales del planeta tierra, ahora cumple diecinueve años y después de presentar a su nuevo prototipo será reconocido como una de las mentes más brillantes de su generación». —Terminó de hablar la reportera de Digital Note la cadena de noticias más vista en la actualidad

Un ligero movimiento de manos apagó el sistema automático cortando el noticiero, se pudo ver al sujeto levantarse de la silla flotante en el aire.

«Los Element Bert cuatro grupos diferentes de androides que controlan, el aire, el agua, la tierra y el fuego; en el año 3000 la sociedad y estado de la tierra cambio por completo, los humanos pasaron de ser una raza básica a una mucho más avanzada capaz de usar todos los recursos de su estrella de origen para así explorar la galaxia.
Actualmente los proyectos de la humanidad se central en encontrar más elementos como los de la tierra en otras estrellas para poder aprovecharlos a su beneficio y pasar al siguiente nivel en evolución.

Aunque quizá eso solo sea una excusa, ¿Para qué compartir el poder si puede ser exclusivo?». —Eran los pensamientos de aquel sujeto mientras la miraba la ciudad futurista desde otra perspectiva.

☆☆☆☆

—¿No está prohibido? —preguntaba Joseph, mejor amigo de Sebastián.

—Es por el bien de todos —alegó el muchacho tomando un instrumento plateado de las repisas que había en aquella habitación.

El nuevo Element Bert 2.0 había sido bautizada con el nombre de Elena, tenía forma humanoide casi indistinguible a un humano real y había sido creada por Sebastián usando un elemento prohibido para su construcción.

El Metalcontrol es una memoria base que le es insertada a los humanos comunes al nacer, en ella se almacenaban pensamientos, sentimientos y emociones cuyos datos son grabados en una especie de tarjeta insertable que puede ser retirada de la persona cuando esta deja de existir, si bien los humanos todavía no habían encontrado la forma de ser inmortales estaban muy cerca de hacerlo almacenando prácticamente todo su cerebro y parte de su alma en aquella tarjeta, la misma que había usado Sebastián para transferir los datos de una persona muy importante para él.

Elena representaba para Sebastián no solo el hecho de haber recuperado a una persona importante de su vida, sino también la reencarnación creada artificialmente por la mano de un humano.

En una sociedad tan desarrollada como la actual un descubrimiento de esa magnitud no solo traería problemas sino también una gran conspiración por obtener el poder de quien sería prácticamente un dios.

—¿Estás seguro de esto? —seguía cuestionando Joseph.

—Seremos perseguidos, pero dará igual, no quiero seguir siendo un títere de su sociedad.

—Pero ella es un robot jamás será igual a Elena.

—Lo sé, pero yo tampoco soy igual que antes. —Hizo una pausa—. Vámonos Elena. —Fijó la mirada en su invento.

  —Fijó la mirada en su invento

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