Capitulo 1- El sueño.-

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¿Esto es a lo que llaman pubertad? Comenzar a qué te salgan granos en la cara que tu piel de porcelana se convierta en grasa y que tu cuerpo comience a tener distintos olores. Pensé que la vida en la secundaria pintaría algo distinto como en las películas una bella graduación de ensueño, pero es todo lo contrario que el chico que te gusta en vez de declararse te tiene que molestar con sus amigos para que ellos no se den cuenta de que el también gusta de ti. La vida a los 14 años me la imaginaba algo distinta y la clase del señor Farres mi profesor de química no es que ayude a que mi motivación esté por los cielos.
-¡Jade Allen!- Entró la secretaria del director por la puerta del salón.
-¿Si?- pregunté algo confundida.
-El director te cita en su oficina.- Salió enseguida del salón sin esperarme.
Comencé a tomar mis cosas y guardarlas en la mochila, estaba un poco asustada por la cita del director, no había hecho nada en lo absoluto como para meterme en problemas y su secretaria no es muy amable que digamos como para decirme para que me citaba. Todos me quedaban viendo podía escuchar sus murmullos, me apresuré en salir del salón sin hacer ruido alguno.
Al llegar al final del pasillo me tome una gran bocanada de aire antes de girar la perilla de la puerta, entre a la oficina y el director se encontraba viendo el periódico, no se había dado cuenta de que mi presencia estaba en la habitación.
-Buenos días director Collins, me aviso la señorita Samantha que me necesitaba.- Sonreí incrédulamente aun sabiendo que no me estaba viendo.
Bajo el periódico bruscamente y note que su mirada estaba calmada.- Buenos días señorita Allen, por favor tome asiento.- Me dirigí rápidamente a la silla, su mirada hizo que mi tensión disminuyera pero aún así no salvaba el motivo por que me cito.
- Gracias, entonces dígame ¿Cuál es el motivo por el que me mando a llamar?- Trague saliva con dificultad.
Entrelazo los dedos de sus manos y tomó una postura autoritaria.- Le quería comentar que recibí una llamada dirigida para usted.
-¿Una llamada para mi?- Dije un poco confundida, saque el celular de mi mochila revisé si tenía llamadas perdidas pero no tenía ninguna notificación.
- Si, el Coronel Allen quería darle aviso de que ya se encontraba en la ciudad y si es un colega que defiende nuestra patria pues ni modo que me oponga a que su hija pase tiempo con el, puede ir a su casa, después le pasaré la información a sus profesores.- Tomó unos papeles y los organizo sobre la mesa.
Me quede sorprendida a las palabras que dijo ¡Mi papá estaba en la ciudad! No acostumbro mucho a verlo y las pocas veces que viene siempre se la pasa con mi mamá y conmigo, aunque odio su trabajo siempre lo mantiene lejos de nosotras y contando también que siempre está en riesgo de perder la vida por defender a su país aunque admito que desde pequeña lo vi como un héroe, pero todo cambia cuando uno crece aunque eso no me quita la felicidad de que lo vaya a ver, han pasado 7 meses desde la ultima vez.- Muchas gracias señor Collins me mantendré al tanto de las actividades que dejen los profesores.- Salí inmediatamente de su oficina.
Vi a Samantha pintando sus labios de un color intenso y exagerado, le hice un gesto de despedida que por supuesto ignoro completamente.
Salí corriendo por los pasillos para dirigirme a casa, ya era hora de ver a mi papá por fin. Al momento de correr Me vi cayendo al suelo por unos segundos tuve un poco de contusión en la cabeza, dirigí la mirada atrás mío vi una chica de tez morena  y ojos oscuros en la misma situación que yo con sus objetos regados en el piso.- ¿Estás bien? - Pregunté levantándome del suelo con la intención de ayudarla.
- Si, solo que no me esperaba este tipo de bienvenida ¿Así lo hacen los neoyorkinos?- Soltó una sonrisa mientras recogía sus cosas.
- No, solo estoy un poco entusiasmada, de verdad lo siento si tuviera tiempo te enseñaría las instalaciones de la escuela pero ando con un poco de prisa.- Dije un poco incrédula ayudándola a levantarse.
- No te preocupes eh...- Hizo un gesto de confundida buscando alguna respuesta.
- Si claro que ingenua soy, Jade Alllen un gusto conocerte.- Le estreche la mano.
- El gusto es mío Jade Allen, mi nombre es Katherine Valentine.- Estrecho su mano con la mía.
- Ese nombre no es de por acá ¿Cierto?- Solté su mano mirando su rostro parecía alegre aunque lo qué pasó unos segundo atrás no era motivo para que tuviera ese ánimo.
- No, mi madre es latina se enamoro de un soldado de los Estados Unidos y pues... Aquí me ves.- Recostó sus libros contra su torso.
- Justamente por eso tropecé contigo, mi papá también es parte del ejército y pues tú más que nadie me deberías entender por que voy con tanta prisa.- Inhale aire por la boca.- Me tengo que ir mi papá llego hoy a la cuidad, fue un gusto conocerte y lo siento por darte esa bienvenida Katherine espero verte más seguido.
- Lo mismo digo Jade Allen, llámame Kate.- Le dedique una sonrisa y di vuelta hacia mi camino.
Tome mi bicicleta y me dirigí a casa fue a una velocidad notablemente rápida, no podía esperar a ver a mi papá y abrazarlo, hacer juntos sus famosos espaguetis con champiñones y degustarlos viendo televisión en la sala.- Ya casi llego.- Podía ver el árbol de mi casa sobresaliendo de los demás jardines cerca.
Al llegar dejé la bici y el casco en el césped fui corriendo al portón de la casa girando la perilla de la puerta y por fin dando paso dentro de ella, me quede quieta por un momento, todo estaba en silencio hasta que se escucharon unas voces en la cocina, me dirigí a esta y vi a mi papá sobándole la barriga a mi mamá.
- ¿No es increíble lo rápido que crece? Ya tiene 7 meses.-Le dijo a mi mamá besándola.
- ¿No te parece que yo también he crecido?- Le dije acercándome a él.
Lo abracé y me alzó en el aire dando vueltas.- Tu también haz crecido, pero siempre seguirás siendo mi pequeño retoño.
- Que felicidad me da ver a los dos amores de mi vida reunidos y claro ver al tercero aproximándose para estar por fin todos  juntos.- Dijo mi mamá que se había unido a nuestro abrazo.
Papá me bajo y me despeino el cabello.- Y dime ¿Cómo va la vida de adolescente?- Pregunto sentándose en la silla del comedor.
-Aburrida, como siempre no hay sorpresas ni nada fuera de lo común ¿Y tú? ¿Cuanto tiempo te quedarás? - Dije alegre.
Mi papá le dedicó una mirada a mi mamá algo incomoda. - Cariño tu padre vino a pasar 3 días en casa.- Note un tono de tristeza en su voz.
- Mi Niña... Tengo una misión muy importante que cumplir, ya sabes tengo que cumplir con mi deber. - Me dijo tocándome la mejilla.
Aparte mi rostro de su intento de caricia.- ¿ Y tu deber de padre?¿Dónde quedó?- Le dije un poco enfadada.- ¿Y tú familia? Al parecer vale más la seguridad de tu país que nuestra seguridad, mi hermano nacerá sin ser capaz de tener a su padre presente y no me extraña... Por que eso mismo viví yo.
- Jade...- Susurró mi mamá con lágrimas en los ojos.
- ¡Nuestra familia necesita de esto! Ahora no lo entenderás por que eres pequeña y lo sé puede que no estuve presente la mayoría de tiempo y que me salte muchas etapas de tu vida pero créeme quería estar ahí para ti y no pude mi niña, es algo que cada día de mi vida me arrepiento pero todo tiene un motivo algún día lo entenderás.- Papá se levanto de la silla y se quitó su collar militar en las cuales estaban las placas de los nombres de todos nosotros, me la colocó en el cuello.- Puede que no esté siempre contigo, pero tendrás un pedazo de mi.
-Jum jum .- Mamá carraspeó.
- De todos nosotros.- Corrigió.
Me quede viendo las placas un rato.- Esto no significa que no pongas a tu trabajo primero que nosotros.- Me dirigí a la puerta de la casa, no quería seguir ahí siempre es la misma rutina, llega se queda unos pocos días y nos abandona por meses.
Tome la bicicleta y el casco y marche rumbo a otro lugar lejos, llevaba mis ojos llenos de lagrimas mientras manejaba pegaba una fuerte ráfaga de brisa contra mi rostro, estaba llegando a un parque que se veía solo, eso era lo único que necesitaba estar más sola como de constumbre.
Después de un tiempo reflexionando de como era  mi vida sin mi papá de cómo odiaba su trabajo, todo el tiempo que nos quitó estar juntos solo por ser parte del ejército, todas las reuniones de padres que mi mamá tuvo que ir sola, las noches que la veía llorar por que se sentía tan sola como yo, todos esos tiempos perdidos por su trabajo colocando su vida en peligro.
-Miau.- Un ruido me saco de mis pensamientos, dirigí la mirada debajo de la banca en que me encontré todo el tiempo reflexionando.
Era una gatita de aproximadamente 2 meses, su pelaje era gris con rayas negras y ojos verdes, comenzó a sobarse contra mi pierna varías veces.
-¿Tu también estás tan sola como yo?- Comencé a acariciarla de poco a poco se sabe que los gatos no son tan confiados.
Saque mi celular de la mochila y vi que ya eran las 7:30 pm ya no había rastro de luz en las calles.
-Miau.- Maulló la gatita otra vez.
La tome por completo y la subí en mis piernas, la comencé a acariciar.- Tú serías una buena compañía en la ausencia de mi papá, pero debes llevar un nombre.- Ella me miraba con sus pupilas dilatadas con una cara adorable.
Le sonreí y empecé a ver en el cielo.- Luna, así te llamarás por que en medio de la oscuridad de la noche tu destacaste en ella.
La metí en la canasta de mi bicicleta y empecé a conducir a mi casa, tenía mucho que hablar con mis padres y los acuerdos en que teníamos que llegar para que la situación cambiase.
Las luces de las demás casas estaban encendidas menos la mía, algo no me estaba dando buena vibra, tome a Luna en mis manos dejando la bicicleta y el casco en el césped. Dejé a Luna en un arbusto que se encontraba en la esquina de la vallas de la casa ella estaba tranquila durmiendo. Camine hacia el portón de la casa y puse una mano en la perilla de la puerta hasta que escuche gritos en la casa.
-¡De rodillas!- Dijo una voz masculina.
Quede congelada a tal voz que no conocía, camine a la ventana delantera que daba vista a la sala no dejando vista de mi presencia.
Vi a mi papá ayudando a mi mamá a que se arrodillara mientras dos siluetas masculinas los apuntaban con con dos armas a cada uno.
-Por favor, cálmense no nos hagan daño.- Dijo mi papá alzando sus manos al aire para que no sucediera nada inesperado.
Escuchaba los sollozos de mi mamá, no podía creer la situación que estaba pasando dentro de mi casa.
- El jefe está cansado de que te interpongas en sus negocios Allen, tratamos de que todo estuviera tranquilo con los del ejército pero tú no te cansas con seguir detrás del caso.- Dijo un hombre de silueta delgada
- Dijo que te teníamos que dar un paro de algún modo.- Le complementó su compañero de silueta atlética.
Estaba petrificada por todo lo que estaba pasando, me apresuré de sacar mi celular y marcar inmediatamente al 911.
- 911 ¿Cual es la situación?.-Respondió una señora del otro lado del teléfono.
- Si por favor, en la calle 59 Madison avenue... Alguien a entrado a mi casa y tiene como rehenes a mis papás.- Dije sollozando.
- Ya van las patrullas en camino, por favor señorita manténgase en calma y quédese conmigo en la línea.- Dijo la señora apresurada pero con tono de calma.
No dejé de mirar la ventana estaban en la misma posición no había pasado nada más, solo era cuestión de esperar a las patrullas a que pararan todo esto.
- Esto me va a doler más a mí que a ti Allen, ver el desespero de tu esposa al ver que su bebé no tendrá un padre que lo cuide.- Dijo el hombre atlético que se había acercado un poco a la luz de la luna, pude ver la marca de un dragón en el costado de su cuello.
Se puso de frente de mi papá y le apuntó.- Por fin vas a poder descansar de todos tus deberes Coronel.
El hombre puso su dedo en el gatillo emitiendo un sonido ensordecedor para los que estábamos cerca.
-¡NO!- Grite al mismo tiempo que mi papá lo hacía.
La situación que mi papá tenía frente de sus ojos era la imagen de mi mamá de pie frente de él. Ella... Puso en riesgo la vida de su bebé que le faltaba poco por nacer para salvar la vida del padre de sus hijos, la tomó en sus brazos viéndola cómo se desangraba poco a poco, puso su mano en su estómago y luego en su mejilla.
-¿Por qué Ericka?¿Por qué lo hiciste?- Dijo entre lágrimas besando su frente.
- No te puedo dejar ir...- Susurró mamá.
Entre rápidamente a la casa tenía que hacer algo, no podía quedarme ahí sin hacer nada.
Vi la situación con otros ojos los hombres mirando como mi papá tenía a mi mamá en sus manos llorando, tome la mano de uno de los hombres el más delgado para poder quitarle el arma o al menos darle tiempo a mi papá para que hiciera algo.
El hombre reaccionó y me golpeó con la pistola dejándome en el piso, dándome solo vista de mi papá golpeándolo de una manera enfurecida, lo único que oía era el ruido de las sirenas acercándose y el sonido ensordecedor de la pistola nuevamente.
En este caso era mi padre al que le habían dado, el compañero del otro hombre  el del tatuaje de dragón era el que le había disparado, mientras mis ojos se quedaban sin rastro de luz en mi mente se quedarán la imagen de todo lo que ocurrió hoy.

Me levante de golpe en la noche, en medio del sudor y el miedo, era solo un sueño del día que marco mi vida hace 7 años ocurrió una de las mayores tragedias que me quitó a un ser que más amaba.
-Miau.- Luna dio salto a mi cama.
Como siempre ella sabe cuando estoy bien y cuando no, los gatos tienen ese radar de darte amor cuando mas lo necesitas, la acaricié hasta que se acostó y se durmió en el costado mío, revisé mi celular y eran las 4:00 am tenía que estar pendiente a la nueva misión que se llevaría a cabo para capturar a un hombre con los carteles de coca más grandes de Nueva York.
Logan Rickford, desde el día de la tragedia  mi perspectiva de cambiar al mundo por medio de la justicia a cambiado, ahora se a convertido en mi legado y no descansaré hasta que cumplir el propósito de mi padre.
Castigar a aquellos que son capaces de romper la ley y perjudicar a los inocentes.

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⏰ Última actualización: Jun 30, 2019 ⏰

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