Little Stories * KTH & JJK

🌹 Capítulo 3🌹

¡Baja del árbol!

Me desquicia totalmente:
Jeon Jungkook, aquel chico que trepa a los árboles y me lanza bolitas de papel mojadas con su serbatana.

Lo conocí una primavera en el parque de juegos a los 16 años. Estaba soleado como el infierno y las cigarras no paraban de cantar a lo lejos, anunciando que la estación apenas comenzaba.

Mi madre me había llevado allí con mis hermanos menores, para vigilarlos. Así que me coloqué debajo de un árbol solitario, no muy lejos de dónde los niños corrían y gritaban con felicidad.

Fue poco después que la tormenta se desató.

Todo era pacífico, me había acomodado para leer Tokio Blues de Haruki Murakami, mi madre no me prestaba atención y mi música favorita se reproducía de mi celular, fuera de contexto.
Fue ahí cuando entre mi cabello cayó algo mojado y pegajoso.

Miré arriba con disgusto, pero no había nada.
Me limpié el cabello como pude y seguí leyendo.
No pasó mucho tiempo cuando oí el sonido del disparo, de la bala asquerosa que se clavó en mi mejilla.
Mi mano se dirigió automáticamente a mi mejilla y retiró aquella bola de papel ensalivado.

Busqué entre las ramas del árbol en busca del culpable.

Jeans oscuros.

Timberland cafés.

Playera blanca.

Cabello negro.

Ojos de encanto.

Iba a partirle la cara.

—¡Oye! ¿Quién te crees que eres? ¡Voy a molerte a golpes si sigues molestándote, ¡idiota!—

El me miraba divertido y sonriente desde arriba, inalcanzable.
No dijo nada. Pero me pareció que había entendido.

Me rehusaba a dejar el lugar, por lo que volví a sentarme y retomé mi lectura.

Por fin mi música envolvente hacia efecto y me había olvidado de todo.

De todo, hasta que un par de proyectiles blancos cayeron en mi libro.

En. mi. libro.

Fué todo.

—OYE TÚ, PEDAZO DE—
Me disparó en la cara antes de poder decir algo más.

El azabache reía hasta el cansancio mientras yo trataba de subir al árbol, fallando olímpicamente.

—¡Baja del árbol!— grité furioso.

—¡Bájame tú!—

Lo odiaba. Algo me decía que lo dejara y me rindiera.

Pero no podía.

—Voy a bajarte, y cuándo lo haga...—

—¿Qué harás, lindo?— dijo endulzando su voz.

¿Era el calor?
Por supuesto que lo era.

—Ya verás, te arrepentirás.—

Soltó una carcajada.

Confieso que es lo más bonito que he oído en mi vida. De verdad.

En fin, pasaron los días, y cada semana que iba, me encontraba con aquel chico azabache lanzándome bolas de papel mojado.

—¿Cuál es tu nombre?— le pregunté una vez que tocaba la armónica para no dejarme oír mi música.

—¿Me dirás el tuyo si te lo digo?—

—Claro.— mentí.

—Jungkook. Jeon Jungkook.— dijo con su voz melodiosa. —¿Cómo te llamas tú?—