Capitulo 1

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Martes 20 de Mayo de 2038

Estaba sentada en una pequeña roca al lado de mi refugio, me gusta estar allí me siento libre, alejada de mis problemas y obligaciones. El único sitio donde puede respirar tranquila. Estaba tan concentrada en mis pensamientos que no me di cuenta que Matt había llegado.
-Leah  te estaban buscando.
-Lo siento es que no me gusta estar todo el día en el refugio, a veces me gusta salir y tomar el aire.
- Que no te guste no significa nada, el refugio es una zona segura, y el exterior no, ya viste lo que le paso a Nadia o a Ben. Así que vamos levanta.
No me gusto nada en el tono en el que me hablo pero decidí no contraatacar porque el pobre sigue muy tocado con el tema de Nadia, los dos estaban muy unidos.

Volvimos juntos hacia el refugio. Ninguno de los dos hablamos durante todo el camino, los dos sabíamos que necesitabamos ayuda,alguien con quien hablar y no sentirnos tan solos pero ninguno de los dos abrimos la boca en ningún momento.Los dos teníamos miedo, no temíamos escuchar los problemas del otro y  no saber cómo ayudarle sino temíamos hablar de los nuestros.

A los pocos minutos ya llegamos al refugio no es  muy grande, son unas 5 casas pero son suficientes para las pocas personas que vivimos aquí.

Nada más llegar mi madre ya me estaba esperando.Cuando me vio se acercó rápidamente y agresivamente hacia a mi,como siempre olía a alcohol. La verdad yo pensaba que después de que le mundo se fuera a la mierda dejaría de beber, pero la cosa ha ido a peor.
- Que cojones hacías allí a fuera- me dijo mientras invadía mas mi espacio.
-Fui a ver si podía encontrar suministros cerca.-le mentí, ya que si se enterase de que me voy a fuera a desahogarme la cosa iría mal, ya que para ella eso es de débiles.
- Me la suda los recursos tú no sales de aquí sin mi permiso zorra.- Acto y seguido me pego una hostia.
- Lo siento mamá, la próxima vez te avisaré.- dije con la voz quebrada.
-No habrá próxima vez porque no saldrás- dijo pegándome otra vez.

Ya era la hora de comer, en le momento donde todos nos reunimos para comer juntos.
Yo me senté al lado de mi "familia", si se puede considerar que lo son. En frente tenía a Matt y a Wendy, al lado suyo están Jenna y Tessa, y al lado de mi padre Eric,Hannah y Kevin.

La comida estaba transcurriendo tranquila, todos comíamos la comida que hicieron Jenna y Eric sin hablar ni mirarnos los unos a los otros.
-Leah pásame la cerveza- dijo mi madre con la boca llena.
La cogí para pasársela pero ella tenía las manos llenas de aceite y grada y se cayó, en ese momento me enternecí por completo, estaba repleta de temor por lo que podría pasar.
La reacción de mi madre fue cogerme de los pelos y tirarme al suelo mientras me insultaba.
No aguantaba más estaba harta de todo.
-No ha sido mi culpa puta de mierda- dije gritando y llorando al mismo tiempo.
Di un manotazo a mi madre para que me soltara.
Le mire a la cara, nunca la había visto tan enfadada.
La pelea fue a más. De golpe sacó su arma, no pude reaccionar, se me paralizó el cuerpo, ese era el final no me lo podía creer. Tan solo pude cerrar los ojos.Escuche el sonido de un disparo seguido de un grito de dolor. Abrí los ojos y me giré rápidamente, el llanto venia de Eric mi madre le había disparado. En ese momento ninguno del grupo supo cómo reaccionar, ninguno nunca tomó un arma, solo sabían manejarla mis padres y Nadia, pero la última ahora estaba muerta.
Mi madre siguió disparando a los integrantes de nuestro pequeño grupo con ayuda de mi padre, el cual es bastante parecido a ella.
La pequeña casa en la cual comíamos cada día, se tiño entera de sangre tan solo quedábamos vivos mis padres y yo. Estaba temblando jamás había tenido tanto miedo, a mis padres se estaban volviendo locos.
-Ves lo que has conseguido estúpida.
Y acto seguido disparó a mi padre.
-Todos están muertos eran  débiles, estaban afectados por la muerte de Nadia, merecían morir. Pero lo que realmente los ha matado ha sido tu estupidez, todo a sido culpa tuya.
Todos los del grupo se levantaron poco a poco se habían convertido. El arma de mi madre estaba en el suelo la cogí rápidamente, y me fui corriendo hacia la puerta, y la cerré con llave desde afuera. Escuchaba los gritos de clemencia de mi madre pero me daba igual. Seguí mi camino sin mirar atrás.

De golpe una gota de agua se cayó sobre mi cabeza. Otra vez ese sueño, últimamente no paro de tenerlo. Supongo que será porque dentro de poco ya hará 4 años y medio de aquel dichoso día.

Ya había pasado mucho tiempo ahora ya tengo 16 años, ahora soy fuerte, se utilizar armas y se me da muy bien, resulta que tengo muy buena puntería. 
Hace tiempo que no convivo con nadie, ni que vivo en un sitio fijo me cambio de lugar cada día por tres. Ahora estoy viviendo en una pequeña cabaña que encontré en el bosque, no es muy grande pero para dormir me sirve.

Salí a dar un paseo  y desahogarme, ese sueño  me había dejado mal cuerpo.

Cerca del refugio había una horda de mordedores, no eran mucho podía matarlos sin arriesgarme demasiado, y así me desahogaría un poco.

Estaba matando mordedores pero poco a poco venían más. Habían demasiados así que al final decidí irme de nuevo a la cabaña. Lo malo era que estaba demasiado cerca de la horda de mordedores y tenía difícil escapar, pero podría lograrlo. Salí corriendo sin mirar atrás pero igualmente podía saber que la horda estaba atrás mío. 

Llevaba tiempo corriendo mientras disparaba a mordedores. De golpe vi a un grupo de gente bastante grande, decidí aprovecharme y acercarme a ellos ya sea para que los disparen o que si alguien tiene que resultar herido sea uno de ellos. Tal vez suene un poco egoísta pero en este mundo tienes que ser así, si quieres sobrevivir, si piensas en alguien que no seas tú o te encariñas de alguien, estas muerto, porque eso te hace débil.

Estaba lo suficientemente cerca del grupo ese para que vieran,  y así fue me vieron, pero no obstante ni paso nada de lo que tenía previsto no dispararon a los mordedores. Estaba tan distraída que me caí. En ese instante ya empezaron a disparar a los mordedores.
Se acercó un chico  y me dio la mano para ayudar a levantarme. Yo no se la cogí me levante sola.

Alrededor mío estaban todos, ahora de cerca me di cuenta que eran dos grupos diferentes. Uno pertenecía a un hombre de unos 40 años que llevaba un bate y una chaqueta negra, el otro pertenecía a un hombre de ojos azules y una barba bastante abundante.
Me sentía agobiada hacía tiempo que no estaba con tanta gente, lo peor era que no paraban de hablarme y preguntarme cosas.
Mi pierna estaba sangrando de la caída. Y a parte tenía  bastante hambre, así que decidí hacerme la víctima y la indefensa para poder conseguir recursos y armas  para luego irme.
-Me duele mucho la pierna. Tenéis alguna aspirina o algo para bajar la inflamación.
En aquel momento se fijaron en mi pierna, y el hombre del bate y el de los ojos azules me ofrecieron ayuda. Los dos grupos se veía a simple vista que estaban enfrentados pero en aquellos momentos se centraron más en mi, que en su propia lucha.
Yo decidí irme con el grupo del hombre del bate que se llamaba Negan.

Me llevaron a su refugio con los ojos vendados.
Su refugio se llama el Santuario, es bastante grande y hay mucha gente.
Me llevaron a una habitación que parecía la de un hospital y allí me curaron la herida de la pierna. Luego me llevaron a una habitación para pasar la noche.

Miercoles  21 de Mayo de 2038

Me levante y me fui de la habitación. Decidí empezar la expedición para buscar armas.
Pero Negan vino hablarme antes de poder hacer nada.
  
                                      ...

Estaba en el exterior, Negan me pidió que fuera con ellos a una expedición fuera. Se ve que íbamos a ir a Alexandria a recoger las armas y comida que nos tienen que dar. Yo obviamente acepté porque era una gran oportunidad para conseguir todo.

Ya llegamos a nuestro destino. Entramos dentro. Allí estaba la gente del otro día junto a otras personas. A lo lejos se acercaba el hombre de los ojos azules con una mujer, la cual me resultaba un poco familiar. Al tenerla más cerca me di cuenta de quien era pero no podía ser. Yo pensaba que estaba muerta la deje allí rodeaba de mordedores.
- Hola cariño.- dijo ella.

Esas dos palabras tan insignificantes, para mi significaron mucho. Esas palabras me trajeron viejos recuerdos. Tras esas palabras notaba  el miedo recorrer mi cuerpo, como se entremecia poco a poco y como el miedo iba recorriendo cada parte de el, apoderándose de el por completo.

El diario de Leah Smith Donde viven las historias. Descúbrelo ahora