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Viernes por la mañana. 6:44 y suena mi despertador. Tardo como unos 10 minutos en conseguir despegarme de las sábanas. Tropiezo con mis zapatillas, que estaban en el suelo de la habitación, justo delante de mi cama, y me choco contra el armario. No sé ni cómo, pero consigo llegar al interruptor y encender la luz. Tengo la santa manía de dormir con la puerta cerrada y las persianas bajas del todo, de modo que por la mañana no veo una mierda y siempre acabo con un nuevo morado en mi cuerpo. Creo que tendría que hacer algo al respecto...

Son las 7.50 y aún no he salido de casa, así que vuelvo a llegar tarde. Mi teléfono suena en mi bolsillo. Es Ana.
-¿Estás ya? - pregunta con voz de haberse despertado 5 minutos antes.
-Sí... Voy por La Sirena. - Es una tienda de congelados que está de camino al cruce. Le he mentido, pero no me apetece aguantar su sermón de puntualidad.
5 minutos después salgo de casa y otros 5 después llego al punto de encuentro.
-Con que por la Sirena, eh....
-Perdón, perdón... Pero no me sueltes tu discursivo por favor. No me apetece hoy.... - Ana ríe y seguimos caminando hasta la puerta del instituto, donde nos despedimos ya que a mí me toca educación física y me quedo en el patio mientras que ella sube a clase de sociales.

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⏰ Última actualización: Jul 03, 2019 ⏰

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La chica de las seis cuerdas. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora