|Cuarto libro de la saga "Hijos de los Vengadores"|
Busca dentro de ti mismo, en tu mente; y allí lo encontrarás.
Ante la irresponsabilidad y falta de ser un Dios digno del poder que se le había otorgado al hijo mayor de Odín, este decide que Thor...
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Después de que unos gigantes de hielo irrumpieran en la cámara de armas, sin poder terminar la coronación de Thor como nuevo rey de Asgard, Odín y Freya tenían una seria conversación desde sus aposentos.
-Thor no está listo, no puedo darle una gran responsabilidad si sigue pensando en que la guerra es la solución a todo-dijo Odín sentado en su gran cama
-creo que tengo una idea que podría ayudar a hacer más responsable a nuestro hijo-dijo Freya con el tono de calma que siempre tenía-podríamos darle, a un bebé
-¿Un bebé?-dijo Odín confundido-Freya, Thor olvidaría siquiera que la criatura existe o se la daría a alguien para que la cuide por él
-confía en mí Odín, esto podría funcionar-comentó Freya tomando la mano de su esposo-no perdemos nada con intentarlo
Odín miró a su esposa y soltó un suspiro pesado, tenía razón, tal vez y solo tal vez, podría funcionar la idea.
-está bien, te dejaré que hagas a tu imagen al pequeño ser que se le será entregado a Thor-dijo Odín con una sonrisa, Freya también sonrió sin mostrar sus dientes
La mujer salió de sus aposentos y se dirigió a su jardín privado, donde se encargaba de cuidar y hacer crecer las flores más hermosas de todo Asgard, había flores de tantos colores y tan hermosas, que a Freya se le hizo complicado elegir la flor correcta para la creación del bebé.
Pero como si de una coincidencia se tratara, al final del jardín, se vio una pequeña flor de color amarillo, apenas nacía, pero su hermosura era inminente, y fue ahí donde Freya supo que esa era la flor indicada.
Con cuidado la corto de su tallo, y se acercó al lago de agua cristalina que había a un lado, Freya se hincó frente al lago, y puso la flor sobre el agua.
-tú cabello será de igual color que está bella flor, tus ojos serán del color de las esmeraldas más bellas de todos los reinos-decía Freya mientras que con sus manos, moldeaba los pétalos de la flor-tu poder será igual al de tu padre, aprenderás a ser digna de tu poder, para que en un futuro, puedas gobernar Asgard con sabiduría
Y al terminar su oración, se escuchó el llanto de un bebé, Freya miró con ternura su creación, levantó un poco al bebé, y vio lo hermosa que era, tal como lo dijo, sus mechones de cabello eran de color dorado y sus ojos de un intenso color verde.
-bienvenida al mundo cariño-dijo Freya acercando a la pequeña a su cuerpo-vamos a prepararte, para que conozcas a tu padre
Freya se levantó y salió del jardín con la bebé, para vestirla antes de llevarla con Thor.
