⃟VINGT-CINQ,

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Minho:
‘— ¿Por qué me das las gracias?

Caminaba a paso ligero por las calles de Seúl cuando recibí su mensaje.

Tenía que dar con él, así que fui a su apartamento. Deseaba que no se hubiese ido de allí en estos dos años.

Decidí no contestar. Mi mente pensaba única y exclusivamente en su reacción. No esperaba que fuera para nada buena.

Cuando llegué, sentía mis manos temblar, a la vez que miles de recuerdos me agolpaban.

Besos.

Lágrimas.

Abrazos.

Dolor.

Aquella escena que culminó todo también apareció. Aquella que tantas veces quise cambiar.

Mi intento de suicidio.

— ¿Qué se le ofrece? - escuchar su voz me quebró, y cuando levanté la cabeza, sus ojos comenzaron a cristalizarse. — S-Seungmin...

— L-lo siento. Por absolutamente todo. No querías verme así, y debo decirte que hiciste lo correcto.

— N-no. - me contestó firme, aguantándose las ganas de llorar. Los dos nos encontrábamos igual. — Y-Yo no quería perderte. Pero no podía ayudarte de ninguna otra forma. No pensé en mí, en... el remordimiento que tendría si tú hubieras perdido la vida ese día. Aquello, por mucho que lo reiteres, no fue lo correcto.

— ¡Pero al final me salvaste! - rompí a llorar, desconsolado. — No estaría aquí si no lo hubieras hecho.

Se acercó unos pasos.

— Pensé que había sido demasiado tarde cuando me di cuenta de a lo que te estaba ayudando. - sus manos eran las únicas que podían ver sus bonitos ojos. — Todo este tiempo pensé que habías estado en coma. O que directamente... te habías ido.

— P-Pero...

— Me sacaron del hospital en cuanto lo pisé y pregunté por ti. Hyunjin no permitió que te visitase ni una vez. Supuse que era por tu delicado estado. - comenzó a reír, sarcásticamente. — Después supe que era porque siempre me vio como una mala influencia. S-sí, te ayudé, pero fui la única persona que de verdad te escuchó.

No pude más, y fui hacia él, para darle un cálido abrazo. Como los que solía darme en esos tormentosos días.

— Yo también te amé. Y sigo haciéndolo.

— ¿Cómo sabes eso? - sus brazos me arroparon, haciéndome sonreír. — No me digas que...

— Todo el tiempo fui yo quien te escribió.

Se soltó de mí, pero cuando sentí que iba a dejarme para irse, sus manos me acariciaron las mejillas. Pasaron unos segundos, hasta que supe sus intenciones, y asentí.

Sus labios se posaron en los míos, y fue ahí cuando volví, después de tanto tiempo, a sentirme en casa.

gracias a todxs lxs que han leído esto, a pesar del poco sentido de los capítulos

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gracias a todxs lxs que han leído esto, a pesar del poco sentido de los capítulos.

si queréis enteraros de algo, leed la historia del tirón.

ha sido un placer haber escrito y publicado esta obra, ¡nos vemos en la siguiente! 💛

THE END ;

210519 | 190819 ✨

retrouvailles + knowminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora