(1)EL TULIPÁN ROJO

35 6 16
                                    

Son las 07:00 pm de la noche y como de costumbre me dirijo a la florería de Elizabet. 

La campana de la tienda sonó anunciando mi llegada, siempre vengo por las mismas flores,  tulipánes negros, de hecho esas flores al parecer solo se vendían por mi que las compraba. me acerque al mostrador con la intención de pedir lo mismo como siempre pero ella no me dejo articular una palabra.

—Una docena de tulipanes negros—se apresuro a decir, se aparto un mechón de su rebelde cabello castaño y me miro con sus ojos cafés, yo solo me limite a asentir.

Se agacho detrás del mostrador donde se encontraba y saco de la nada un ramo de tulipanes. vaya vaya al parecer ya me esperaba. comenzó a en volverlas en papel.

—Quieres ir a tomar una copa después del trabajo.

No me voy a ir sin un si por respuesta, tengo que terminar esta situación. tuve un problema y las cosas no salieron como debían, se que me apresure pero tengo la certeza de que dirá que si, se nota que le gusto.

La manera en la que me mira, como se comporta cuando llego, siempre es lo mismo tres veces por semana hace un mes, su sonrisa siempre la delata, su cuerpo me habla.

Ella se queda perpleja por unos segundos y después vuelve en si, otra señal de que le gusto.

—Amma.... si.... de acuerdo.

—Genial pasare por ti aquí a las 9:00 pm—digo, como siempre sin dejar de sonreír.

Como a muchas, le gustan los amables, gentiles, serviciales, los correctos perfectos....... que cosas estoy pensando.

—Esta... bien.

Sigue bajo mi hechizo.

—Entonces aquí estaré.

—Cuenta con eso.

Habla mucho cuando esta nerviosa, que tierna es, es perfecta. pago y me voy. bueno eso le hice creer. nos conocemos un poco, antes de empezar a venir a aquí, por el grupo, amo ese grupo es como una pecera de langostas yo solo saco una cuando me plazca, por eso no me sorprendió mucho cuando dijo que si.

Espere hasta las 8:00 pm afuera, me sorprende lo paciente que puedo ser cuando lo amerita la situación, esconderme entre los arbustos no fue buena idea, solo tenia que quedarme en mi auto. 

Ya era de noche cuando la vi salir por la puerta con su amiga Maria, son tan unidas ¿alguna vez se separan? me quedo observando y trato de escuchar lo que hablan, gracias a los dioses que puedo oírlas.

—Ni siquiera lo conoces tan bien, que tal si es un violador, un enfermo mental un total loco.

Un violador que risa, no soy un enfermo mental, no estoy loco, pero es verdad no me conoce.

—Te escuchas, tran-qui-lí-za-te Mar, lo conozco lo suficiente, el no es una mala persona—dice mientras cierra la puerta de cristal con llave.

Si escúchala mar, yo...... no...... soy....... mala persona..... ¿o si?

—Hemos hablado de esto desde que abandono la tienda, tienes que conocerlo un poco mas.

—Es precisamente por eso que iré a nuestra cita, tranquila te enviare un mensaje cuando venga por mi, cuando lleguemos al lugar de la cita y cuando este en casa—dice esta vez bajando la puerta corrediza de metal que se escuchaba perfectamente por el silencio de la noche.

Su amiga se acaricia las sienes, me enorgulleces a Elizabet eres muy insistente.

—Bien, pero jura que enviaras los mensajes.

LOS QUINCE©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora