Espera.

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Sus ojos, impenetrantes, de un color verde oscuro. Su olor a perfume de manzana, casi imperceptible. Sus labios, gruesos donde los hayas. El rojo llenaba esos bellos labios, pero no, no era carmín ni pintalabios, era su misma sangre, la misma que brotaba de sus brazos, a la vez, llenos de moratones con los que jugaba a encontrar formas.

Su camiseta, grande, ancha y negra, como su alma. Su pantalón, roto y manchado, como su corazón. Y su cabello, largo y complicado, como el amor.

Please, no more feelings.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora