Prólogo

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20:40 14 de octubre 2027. De noche en un bosque.

Me imagino que esto es lo que siente un conejo antes de ser cazado a garras de un halcón, como te da caza desde el aire sin tener muchas opciones a donde huir. Solo correr a la madriguera más cercana. Corre, Conejo corre. Me viene a la mente esa canción de Pink Floyd. ¿Se supone que yo soy el conejo?

─ Me rehúso a morir en este bosque. "For long you live and high you fly" ¡Maldita sea, no me puedo sacar esa estúpida canción de la cabeza!

Karin apretó los dientes desde la mandíbula mientras pensaba lo anterior con el crujido de los matorrales que ella quebraba mientras se adentraba por la arboleda, nada fue obstáculo para ella esquivó todo lo que se ponía enfrente. La chica de cabello negro como el carbón portaba una hoody gris oscuro ajustada a su complexión delgada y un pantalón deportivo que apretaba en su tobillo con un resorte delgado.

─ ¡¿Nunca me dejaran de perseguir?! Ya me tienen harta, solo mire a dos de ellos. Pero pensé que había más detrás de ellos, una manada de lobos nunca se separa tanto.

Negó con su cabeza alborotando su cabello que le llegaba justamente a los hombros, haciendo un apriete en los ojos y refunfuñando pensó.

─ No puedo creer que dos lobos me están haciendo correr, esta no soy yo. Mi maestro ya no está para verme, para juzgarme. A la mierda sus enseñanzas, solo tomare las cosas útiles. Ya no más. "Sili mitimis piri cimir" (Solo matamos para comer)

Abrió los ojos sorprendida y con una pequeña risa pensó "Cómo pude ser tan estúpida"

─ ¡Perfecto ya lo entiendo todo! Divagar con la mente aclaro mi cerebro de la presión, los lobos no me atacan desde hace 8 minutos por que no son suficientes. Están esperando a la manada para reagruparse y rodearme, en este mismo momento es cuando están más débiles.

Palmeando el pomo de su chokutō y visualizo sobre su espalda para observar por donde le seguían los lobos, no se percató de mucho, solo escuchó un galopeo a su izquierda acompañado de un gruñido y un ladrido.

─ Espero no equivocarme, ahí voy.... Una. Dos. ¡Ahora!

Mientras corría hizo una barrida pegando los pies al suelo levantando una gran cantidad de polvo, aplicó un giro y con el impulso de su mano cambió el rumbo con sencillez debido a su velocidad. Desenvaino su chokutō con la mano derecha mientras encaraba al lobo que le acosaba. El acero de la chokutō porta un color blanco hielo, aunque no está fría siempre mantiene su color.

Sostuvo su chokutō con ambas manos y atravesó la sombra densa que le producían un conjunto de árboles entorno a ella, atravesando la sombra logró lo que quería tener, un mano a mano contra el lobo. Ya había sido demasiado tarde cuando se dio cuenta, no pasó ni dos segundos y la chica con rasgo nipones ya le había atravesado como brocheta. El lobo colgó en la chokutō, la sangre escurría a chorros con pedazos de coágulo que colgaban por el acero que se demoraba en descender.

─ ¡¿En donde están tus amigos ahora?!

Hundió más la chokutō en el cuerpo del canino, apretando los dientes sintió como una corriente pasó sobre ella moviendo el cabello hacia el lado que empujaba. Esto hizo que moviera las nubes de la poca iluminación paso hacer mayor, ella observó como la oscuridad iba cambiando al paso de las nubes y sintió la luna enorme a sus espaldas. Su rostro cambió bruscamente, abrió los ojos y boca mirando hacia lo que atravesó, el animal se retorcía aun con pequeños espasmos en sus patas.

─ ¿Qué? ¿Un... Cachorro? Es... Muy pequeño, probablemente cinco meses, podría ser su primer día de caza.

Susurro levemente con un rose de labios, con ojos suaves, una boca decaída, bajo al cachorro con cuidado mientras le acariciaba la pequeña melena. Desenterró la chokutō y limpió sus ojos sollozos, suspiro profundamente y guardó su arma.

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