Venga, este es tuyo.

Shasnira se acercó al feo animal tras la señal de Skassno, el más mayor del grupo, con una letal frialdad. Sus cuernos bastos, su piel rojiza y nauseabunda, sus ojos pequeños...Descargó todo su odio y su ira en la criatura. Tendrían algo que comer esa noche. 

O ese día. Porque una de las cosas que más odiaba de ese lugar era que no sabía lo que era el día ni la noche. Solo los rayos que tantas veces fulminaban Umadhún daban una imagen deforme y pesada de su mundo.

Solo gracias a esos rayos sabía lo que era la luz.

Recibió felicitaciones de sus compañeros y compañeras. Las agradeció en su justa medida, y comenzaron a devorar con sus largos y venenosos colmillos la dura piel del animal. 

Senna le sonrió desde lejos. Ella era una szish, y aún así no había sentimiento de servidumbre ni superioridad entre ellas. Se les podía considerar amigas.

-Me han dicho que hass esstado bien essta noche.

-Podría ser.

No le costó habituarse a una voz articulada como le habría pasado a otros sheks. Ella estaba acostumbrada a hablar con la szish de esa manera, a pesar de ser más cansino para ella misma. Sin embargo, prefería comunicarse así con ella que de manera telepática, que incomodaría a la mujer-serpiente.

-¿Cómo que podría sser? ¡Todo el mundo lo dice!

-¿Y qué dicen exactamente?-preguntó con un deje de curiosidad( nada habitual en las serpientes aladas) en la voz.

-Que te abalanzasste ssobre ello como ssi fuerass uns professional y que acabasste rápidamente. Dicen que hass mejorado mucho- acabó con un siseo.

Un estremecimiento de júbilo recorrió su largo cuerpo cuando algo más entro en su mente. Era una conjunto de sensaciones: aprobación, admiración...y la voz del viejo Skassno.

Felicitaciones, joven guerrera. Progresas rápidamente, y has desempeñado un buen papel hoy.

No pudo reprimir su satisfacción. Por lo que sabía, Skassno no solía felicitar a la gente tras las cacerías, a pesar de que le hubiera causado gran aprobación. Como todos los sheks, solo expresaba reales sentimientos. Nada de falsedades.

Senna apreció su agitación. Generalmente no era nada común saber lo que ocultaba la máscara de hielo de los sheks. Pero tras los ojos azules de su amiga era más fácil entenderlo y sacarlo del escondite. Honestamente, a veces le preocupaba que a su compañera se le notaran tanto las emociones, pero se abstenía a comentárselo. Aunque nunca lo había hecho, Shasnira podía usar su condición de shek y su superioridad contra ella.





Más allá del lugar sin Soles ni LunasWhere stories live. Discover now