Albuscienta ||Scorpius/Albus

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Cuando Scorpius conoció a la princesa Albuscienta


-Y con ustedes, ¡La princesa Albuscienta! – anunciaba una pequeña pelirroja de unos 13
años, mientras simulaba que su varita mágica era un micrófono, a la vez que brincaba en una
cama por la emoción.
-Gracias, gracias...
Dijo un chico, desfilando en medio de las dos filas de camas que había en la enfermería. El
muchachito, que iba vestido con un atuendo que era de envidiarse por una princesa de
verdad, lucía un lindo vestido color rosa (que había sido de su prima Rose en su cumpleaños
número 15 y que se lo había prestado a Lili) y con encajes que a la vez le hacían juego a los
accesorios (que eran de su madre).
-Tun-tun – simulaba un reloj la pelirroja – ¡¡Albuscienta, corre!! ¡Ya son las doce tienes que
regresar a casa, antes de que te transformes de nuevo!
-¡Oh, no! – Dijo dramáticamente el chico – ¡Debo correr o mi madrastra y mis hermanastras
me descubrirán! – quiso simular su salida, pero como el vestido le quedaba un poco largo, lo
pisó sin querer, tropezando, y en lugar de caer en el piso unas manos lo sostuvieron.
-¿Albus? – preguntó confundido un chico de cabellera rubio platino y de ojos color azul
profundo.
-No es Albus... es la princesa Albuscienta – aclaró la hermana menor.
-Emh... Scorpius... emh... yo puedo explicarlo – decía abochornado el ojiverde, tratando de
zafarse del agarre de su amigo.
Diez minutos antes...
-Por favor, Albus, ¿sí?
Pedía la hermanita menor de Albus, quien no podía negarle nada... absolutamente nada,
sobre todo porque él había sido el causante del tremendo resfriado de su hermana, pues se le
había hecho divertido jugar en plena lluvia el día anterior, junto con su mejor amigo de casa,
Scorpius y sus primos Hugo y Rose. La Gryffindor llevaba en la enfermería desde la noche
anterior y él la estaba cuidando.
-¿Entonces? – insistió la menor.
-Pero Lili, ya no tengo cinco años como antes, además estamos en la enfermería, ¿y si
alguien nos ve?
-No, nadie nos verá, además hoy es Domingo y casi todos se fueron a Hogsmeade.
-Bien – dijo al fin el ojiverde – lo hago nada más porque estamos solos en la enfermería y
porque estas enferma.
"Por Salazar, ¡que nadie venga!" suplicó el Slytherin internamente.
-¡Sííí! – aplaudió muy efusiva la pelirroja – ¡Gracias, hermano! – se levantó de la cama y le dio
un beso en la mejilla, su hermano se ruborizó.
-Sí, sí, ¿y dónde se supone que esta la ropa?
-¡Aquí! – dejó salir la pelirroja haciendo aparecer un baúl con un movimiento de varita.
-Bien - gruñó el ojiverde, desapareciendo a través de un biombo.
Diez minutos después...
-Y con ustedes, ¡La princesa, Albuscienta! – anunció la pelirroja.
-¿Sabes, Albus? Sabía que te gustaban los chicos, pero vestirte de princesa... – le dijo
bromista el chico Slytherin, mientras soltaba a su amigo.
-No te burles Scorps, tú como no tienes hermanas pequeñas a las que tienes que complacer
porque por tu culpa se han enfermado - gruñó Albus simulando enojo.
-Sí, es bueno ser hijo único.
-¡Vamos Scorpius! ¡Juega con nosotros! – invitó la pequeña pelirroja.
-¡Noo! ¡Imagínate si mi padre se entera que me ando vistiendo de princesa! – se excusó
rápidamente el rubio, mientras movía agitadamente las manos arriba-abajo.
-Scorpius, tu padre sabe que te gustan los chicos, así que no veo el problema – presionó
Albus.
-Emh... - al rubio se le veía nervioso.
-¡Por fis! – la pelirroja le hizo ojitos de borreguitos, esos mismos ojitos que le hacía a su papá
para que le comprara todo lo que ella quisiera, los mismos ojitos que ponía cuando su
hermano mayor, James, no la quería llevar a un lugar, ¡Vamos! ¡Los mismos ojitos que usó
con Albus para convencerlo de 'jugar a las princesas'!
-Bien – respondió el menor de los Malfoy, quien no pudo negarse a semejante mirada,
contando que también su mejor amigo puso una igual.
Quince minutos después, (Scorpius necesitó verse al menos quince veces en el espejo para
saber si estaba bien vestido y así poder salir).
-Y con ustedes, ¡El príncipe Scorpius! – anunció la pelirroja.
-¡¿Qué?!
El rubio Slytherin salía con un traje de príncipe, ¡Y en verdad que parecía uno! El traje color
azul le hacía resaltar más sus ojos. Se veía espectacular. Tanto que la cara de asombro de
Albus cambió por una de embelesamiento.
-Gracias, gracias – agradeció el rubio mientras se paseaba por las camas simulando besar a
bellas doncellas en las manos.
-¡Lili! – Después de varios minutos reaccionó el chico ojiverde - ¿Por qué Scorpius es un
príncipe?
-Porque tú ya eres la princesa y necesitabas un príncipe – dejó salir la pelirroja como si esa
razón fuera lo más obvio.
Albus entornó los ojos e inmediatamente se ruborizó.
-Princesa Albuscienta, ¿Le gustaría bailar conmigo? – le propuso Scorpius, a la vez que le
tomaba de la mano y le daba un beso en ésta. El aludido se sonrojó más y se puso más
nervioso de lo que quería.
-Emh... yo... este...
-Lo tomaré como un, sí – dejó salir Scorpius a la vez que tomaba a su amigo de la cintura y
comenzaba un moverse al ritmo de la música que en esos momentos tarareaba - ¿Sabes,
Albuscienta? Me recuerdas a alguien...
-Ah, ¿sí? – apenas pudo pronunciar.
-Sí, a mi mejor amigo Albus. Aunque claro, él tiene unos ojos más bonitos – Albus parpadeó
nervioso ¿Scorpius creía que tenia ojos bonitos? – También tiene una boca apetecible, me
encanta su forma de ser y esa manera de mimar a su hermana, no cualquiera lo haría.
-¡Claro que, no! Aunque, ¿sabes qué, príncipe Scorpius?
-¿Qué?
-Creo conocer a tu amigo Albus.
-¿En serio?
-Síp, casi somos uno mismo.
-¿En serio? Él nunca me ha hablado de ti – dejó salir Scorpius no queriendo la cosa, mientras
seguían bailando.
-Supongo porque temía que te burlaras de él.
-Yo jamás lo haría. Quizás haría un comentario, pero solo eso.
-Sí, ya lo comprobé – musitó el moreno – pero Albus me ha dicho más cosas.
-¿Qué cosas? ¿Cosas sobre mí? – inquirió el rubio.
-Puede ser...
-Y, ¿qué cosas? – insistió.
-Pues, me dijo que a él también le encantan tus ojos, son muy bellos y a la vez peligrosos...
-¿Peligrosos?
-Sí, porque cada vez que los ve siente que se pierde en un inmenso mar – Albus lo veía
directamente a los ojos.
-Que los vea, así yo tendré que nadar para salvarlo ¿no? – el ojiverde sonrió.
-También me confesó que no pasa un solo día que no piense en ti.
-¿En serio? ¡Qué coincidencia! – dijo alegremente el rubio.
-¿Por qué?
-Porque a mí me pasa lo mismo.
-¿En serio?
-¡Sí! Y si en estos momentos apareciera, me lo comería a besos – inquirió juguetón, haciendo
que a Albus le brillaran sus ojos esmeraldas.
-No creo que haya problema.
Ambos chicos dejaron de bailar y fue solo entonces cuando se percataron que la pequeña Lili
dormía apaciblemente, con una gran sonrisa en su rostro. Los dos Slytherin aprovecharon
para quitarse sus respectivos atuendos.
Y una vez siendo ellos mismos...
-Y bien, Albuscienta... - llamó Scorpius.
-¡Ey! Ya soy Albus y si mal no lo recuerdo... - agregó en un tono juguetón – dijiste que me
comerías a besos.
-Por supuesto que sí – Y sin más el rubio se apoderó de la boca de su mejor amigo.
Y así fue, cuando Scorpius conoció a la princesa Albuscienta...

FIN


***

Gracias por leer!

Besos

PISLIB n_n

One-Shots Harry Potter by Pislib NottDonde viven las historias. Descúbrelo ahora