Un enorme dragón || Harry/Draco

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**Inspirado en la canción de "Un enorme dragón" de Floricienta**

Un enorme dragón

Las llamas cada vez estaban más cerca de él, Draco podía sentirlo. Ese era su final. Y él, solo él era el responsable de todo lo que sucedería a continuación. ¿Cómo era posible que todo aquello acabaría de la mejor manera si todo pintaba a que acabaría de la peor?, ¿Por qué se le cruzó por la mente que todo eso le resultaría sencillo? Porque era un idiota. Y la palabra le quedaba corta.

Harry Potter, el héroe, como siempre. Le salvó el pellejo. Crabbe no puede decir lo mismo, ahora mismo está muerto. Las llamas malditas se lo han tragado por completo y Draco... él solo grita.

-¡Nooo!

Draco cae de la cama. Esta sudoroso, como cada vez que tiene una pesadilla, más bien esa pesadilla. Esta tiritando de frio, aun cuando el clima está a más de 38° grados. La culpa lo carcome y hace que no pueda dormir como Merlín manda y cuando logra atrapar un resquicio de descanso, cuando finalmente sus ojos se cierran... aparecen las llamas malditas queriéndolo atrapar, pero no lo hacen. No puede decir lo mismo de su amigo fornido. Al final, las llamas siempre apresan a Crabbe y solo entonces Draco despierta.

Los medimagos ya dieron su diagnóstico. Draco no tiene una enfermedad física, sino una mental. El rubio no podrá conciliar el sueño hasta que deje sus culpas atrás. Cosa que no pasará jamás. Draco no puede perdonarse, jamás lo hará.

El rubio camina de un lado a otro, pensando lo mismo, preguntándose lo mismo... viendo lo mismo.

-¡Genial! – Escupe con enfado - ¿Ahora tú serás mi tortura? – reclama a la figura que esta frente a él. Draco en verdad no entiende a su mente. ¿Por qué precisamente él tuvo que aparecer? A él no le debe nada, a Crabbe sí, y por eso acepta que su fallecido amigo se le revele como alucinación. Pero... ¿él?

-No sé de qué hablas – le responde la ilusión.

-Debo estar en la recta final, solo así alucinaría contigo. Supongo que ya me queda poco tiempo.

-Sí, supongo que opino lo mismo, lo último que querría es estar precisamente contigo, Malfoy – refunfuñó.

-No lo sé, tal vez estás tan enamorado de mí que no puedes evitar el buscarme – le sonrió de lado. Su nuevo invitado hizo un gesto de total desconcierto. A Draco le divirtió mucho esa acción. Después de todo, no se la pasaría tan mal con su nuevo delirio.

-Tienes razón. Es por eso que estoy aquí – confesó.

Al rubio se le borró la sonrisa. La ilusión no estaba cooperando. Él no actuaba de esa manera. Ellos se la pasaban como perros y gatos... más bien como slytherin y gryffindor. Y no como hufflepuff. Él nunca diría tales palabras. Era imposible que estuviera enamorado de él.

Lo observó detenidamente. Lucía tal cual como lo recordaba, salvo porque en sus ojos esmeraldas ya no había ese brillo característico. Detuvo su mirada en el brazo izquierdo.

-¿Qué tienes en el brazo?

El aludido bajó rápidamente la manga de su camisa.

-Algo que no te importa – gruñó, alejándose de él.

Ese sí que era el auténtico Harry Potter. El rubio sonrió de lado.

El resto de la tarde el espejismo de Potter no volvió a aparecérsele y eso aburrió un poco al rubio, generalmente cuando se le aparecía su fallecido amigo estaba todo el tiempo frente él, recordándole el precio que tenía que pagar por haberle cortado toda esperanza de vida. Draco regresó a su habitación y ahí estaba Potter.

One-Shots Harry Potter by Pislib NottDonde viven las historias. Descúbrelo ahora