Stay Alive

El dia que casi te pierdo...

Liana (Hann Vi)

Caminaba por el centro comercial buscando aquellos vestidos que tanto me gustaban usar. Sabía que Jungkook no me dejaría ir sola, así que sus guardaespaldas no eran muy discretos.

Entre a una tienda, hasta que di con un par de vestidos blancos, pague y fui directo al estacionamiento. Jungkook había dicho que vendría por mi así que lo esperaba pacientemente ahí abajo.

Hasta que unos hombres se acercaban conmigo, muy decididos, nunca los había visto y eso me daba miedo.

—El joven Jeon nos ha mandado por usted señorita- dijo uno de aquellos hombres.

Dude un momento, Jungkook nunca mandaría por mi, así que negué y trate de salir corriendo pero esos tipos me tomaron y me llevaron a la fuerza, claramente yo era pan comido para ellos.

Pataleaba y trataba de gritar pero no podía, hasta que uno de ellos puso su pañuelo en mi nariz y caí inconsciente.

...

Despertaba y vi negro, escuchaba el mar a lo lejos y yo estaba atada de pies y manos, en mi boca había un pañuelo para evitar que gritara.

Escuchaba a aquellos hombres reír y hablar mal de Jungkook, yo solo pedía que esto terminará pronto. Hasta que escuche disparos, ellos se callaron y uno vino hasta donde estaba yo.

Me saco a la fuerza y puso su arma en mi cabeza, de mis ojos salieron unas lagrimas, tenía miedo de que me matará. A lo lejos vi a Jungkook lleno de sangre y todo despeinado, sus hombres venían detrás de él.

—La mataremos Jeon, sabes que será asi- menciono el tipo que estaba detrás de mi.

—Este juego acabó antes de empezar, Mike- Jungkook sono tan tranquilo y solo escuché un disparo de atrás.

Jungkook corrió hasta conmigo y empezó a desatarme, yo lo abrace en cuanto estaba libre. Él no me correspondió y sabía porqué. Se separo y me miró, yo tenía lágrimas de mis ojos.

—No volverás a salir Liana, es una orden- dio media vuelta y se marchó.

Camino a casa estaba callado, solo íbamos él y yo en su auto, yo iba en la parte trasera ya que tenia miedo aun. Sentía como debes en cuando miraba por el retrovisor, su mirada era muy pesada así que la notaba de inmediato.

Cuando llegamos a casa, bajo de inmediato y entró sin siquiera esperarme. Cuando entré no escuchaba ningún ruido así que supuse que se había ido a su despacho. Camine hasta las escaleras para ir a mi habitación pero él me tomó del brazo.

Me sorprendí pero esas ganas de llorar llegaron de nuevo. Lo mire y una lágrima salió de sus ojos.

—No vuelvas a hacerme esto Liana, no te quiero perder, eres lo único bueno en mi vida- dijo y yo lo abracé, las lágrimas no tardaron en llegar.

—Pensé que no te vería de nuevo Kookie- dije y él se aferro más a mi.

—No me llames así, soy un ser oscuro y muy despiadado, no soy tierno- dijo y yo reí.

Me miró y lentamente se acercó hasta dejar un beso en mis labios, aquella sensación que dejaba cada vez que me besaba era única.

—Por cierto, muy lindo vestidos los que haz comprado, me encantan- dijo mientras sonreía.

—Te amo Kookie- dije y él se quedo perplejo.

—No digas cosas que no son verdad Liana, podrías arrepentirte- se separo de mi y se fue directo a su despacho.

Yo me sentí mal y decidí darme un baño, había sido un día muy malo, solo quería olvidar lo que había pasado. Estaba frente al espejo, mirándome fijamente, era yo quien había elegido esta vida junto a Jungkook.

Nadie era más responsable que yo, él me lo había advertido, incluso mi familia me daba por muerta. Nunca me di cuenta en el momento en que él entró, estaba detrás de mi, besando mi cuello.

Él era más alto que yo, así que fácilmente tendría acceso a todo lo que quisiera. Cuando puso su mano en mi abdomen, mi corazón empezó a latir muy rápido. Era increíble la manera en que me ponía este hombre.

—Liana, por favor, se mía- dijo y yo me di la media vuelta.

Aquella toalla que envolvía mi cuerpo ahora estaba en el suelo, sus ojos se iluminaron y sus besos eran demasiado cálidos para mí.

Era una armonía, mis gemidos y sus suspiros, cada parte de mi era de él y enteramente me entregaba sin dudar.

Cuando acabamos me recosté en su pecho, escuchar su corazón me relajaba. El acariciaba mi cabello y yo solo estaba ahí en su pecho.

—Liana, escúchame bien, no lo repetire dos veces- me levante y lo miré - ámame hasta que uno de los dos muera- sonreí y él se acercó a dejarme un cálido beso.

—Te amo infinitamente Jungkook, eso jamas lo olvides- me volví a recostar en su pecho pero ahora quedándome dormida.

A la mañana siguiente desperté sola, suspire y trate de levantarme pero mis piernas dolían, así que con mucho esfuerzo hice mis deberes esa mañana.

Busque a Jungkook por toda la casa pero no había rastro de él, las señoritas de la limpieza hacían su trabajo y los guardaespaldas en su lugar.

Salí al jardín y a los pocas horas llego Jungkook con un par de hombres y una señorita, me dio mucha curiosidad así que me acerqué. La señorita se dio cuenta y se acercó a Jungkook de manera muy provocativa, Jungkook jamás la alejo.

Desvíe mi andar para entrar a la casa, camine hasta la cocina donde la nana de Jungkook cocinaba. Una señora ya grande de edad, su nombre era Kim Sunhe. Jungkook entró enseguida y me ignoro totalmente.

En voz alta dijo que no quería que nadie lo molestase, estaría en su despacho. Salió de ahí y ni siquiera una mirada me dedico.

—No le tomes importancia Vi, él es así, nunca ha demostrado sus sentimientos frente a nadie- ella me sonrio y le devolví la sonrisa.

—Es muy extraño que haya traído a esa mujer a esta casa, nunca había traído a nadie- dije y ella negó con los hombros.

—Realmente piensa que harán negocios, será mejor para que no te sugestiones mi niña- dijo y salió de ahí.

Me quedé pensando y era lo más lógico, después de lo del día anterior, dolería mucho si Jungkook decide que me vaya de su vida.

Ellos nunca salieron del despacho, solo entraba su nana a llevarles comida, estaba sentada en las escaleras esperando a que se fuera. Hasta que me quede dormida, sentí unas manos cálidas tomarme entre sus brazos y llevarme hasta mi cama.

Creí que era Jungkook pero cuando desperté era uno de sus guardaespaldas.

—El señor Jeon nos ordenó que la subiese señorita- dijo y se retiro.

Suspire y decidí mejor dormir.