Estaba cursando el 4° año de primaria, cuando nos fuimos a vivir a una colonia que se encontraba fuera de la ciudad. Con caminos de terracería. Vivíamos justo a orillas de la laguna, era una casita de lamina y piso de tierra; cuando había creciente la laguna llegaba hasta la mitad de la casa. Y nosotros aprobechabamos a pescar en el patio de nuestra casa, fue una experiencia muy bonita.

También estábamos cerca de unos potreros, donde íbamos a jigar, al salir de la escuela. Habían muchos árboles frutales, como mango, mandarina, guayaba, naranja, y muchos otros mas. Solo bastaba con llevar un poco de sal en una bolsa y disfrutar de las frutas (por supuesto comíamos arriba de los árboles.) Eran las mejores frutas del lugar.

De vez en cuando atravesabamos los potreros, para ir a un lugar cerca de un panteón, donde la laguna era muy bonita y con agua cristalina. Llegábamos a pescar y a bañarnos, ahí mismo hacíamos una fogata y asabamos los pescados. Pasábamos tardes muy hermosas e inolvidables.
Cuando pase a quinto año de primaria, participe en el coro de la escuela y en la escolta. Y conocí a una amiga a la que en verdad recuerdo con mucho cariño. Al terminar el quinto año, llegaron mis abuelos maternos que se encontraban ya un poco mayores de edad, y necesitaban que alguien fuera a vivir con ellos a otro estado. Yo no dude y dije que si, y me fui a vivir con ellos. Pero nunca olvide que en ese lugar fui muy feliz....