Las Vegas, Nevada
9:00 p.m.Iba sentada junto con mi hermano en el asiento trasero de un taxi. Nuestra madre estaba sentada en el asiento delantero a lado del conductor, hablando sobre no sé qué. Sinceramente, desde que me puse los audífonos (o sea, desde que subimos al avión) no he escuchado nada. Sebastián estaba con su cabeza en mi hombro, durmiendo cómo si no hubiera un mañana. Y no lo culpo, el viaje fue realmente cansado.
Pero él se pierde la vista. Mierda, hasta dentro de un taxi Las Vegas es genial.
Permítanme contarles un poco más de mí:
Me llamo Anne, soy hermana de Sebastián Stan. Un actor, actúa en Avengers, es lo único que tengo que decir. Es mi hermano y prácticamente mi todo, por lo cuál mi vida es feliz y es mi motivo por el cuál salir adelante, para jamás defradaurle.
Mi madre, siendo cruel y realista, desde que mi hermano comenzó su carrera se olvidó de mí y comenzó con los negocios, convirtiéndola en algo importante. “Gracias a la posición de mi trabajo, vives como reina, Anne. No te falta nada. ¿Ahora podrías dejar de quejarte?”
Es cómo si no tuviera madre. Prácticamente tengo una vida solitaria, exceptuando los días que puedo estar con mi hermano, que son los mejores.Vivo en California, tengo un gran grupo de amigos, pero la felicidad no se compra y soy la prueba viviente. Afortunadamente, sí tengo vida social, soy la típica estadounidense que sale a fiestas y su madre le otorga los permisos sin alguna condición.
Las únicas personas que han llenado mi corazón (cosa que ni las fiestas, ni el alcohol, ni los chicos guapos de mi escuela, ni mis pretendientes pueden reemplazar) son Thomas y Sebastián.Thomas, también es un actor. Un pequeño actor, pero a él sí lo veo la mayoría del tiempo. Sólo hubo una época en la que se la pasaba grabando en su serie, pero ahora estamos la mayoría del tiempo juntos. 24/7. Es cómo mi segundo hermano.
Thomas viene de familia de actores, su hermana también lo es.Lo conocí en Los Ángeles, de hecho, fue gracias a nuestros padres que justo el mismo y hora quisieron ir a comprar algo de ropa a un centro comercial. Ellos se hicieron amigos, y nosotros también.
Tan grande fue su amistad, que planearon mudarse a Calabasas para ser vecinos.
Y así fue, actualmente soy vecina de Thomas y vivo en Cala.¿La razón por la que estoy en Las Vegas?
Por fin tenemos “vacaciones familiares”. Falsas vacaciones familiares, seguro sólo estaremos mi mamá, Sebastián y yo sentados en una mesa las tres comidas del día, el resto del tiempo Sebastián y yo estaremos haciendo nuestras cosas y mamá cómo siempre, de compras. Nos separaremos en algún momento, quizá los primeros días mamá fingirá que quiere estar con nosotros, pero siempre ha sido igual. Papá nos mantenía unidos.
Y bueno, ahora estoy en un taxi rumbo al hotel. No traemos más que tres maletas, una cada quién. ¡Exactamente! Porque mamá es una adicta a las compras. “¡No lleven ropa! Compremos todo allá.”
Tengo a Sebastián en el hombro, dormido, gracias a Dios no es de los que roncan.—Anne.—alcancé a oír bastante bajo.
—¿Qué?—quité un AirPod de mis oídos.
—Que estamos a punto de llegar, hija. Qué te quites los audífonos.—me dijo mi madre. —Despierta a Sebas.
Asentí y comencé a mover a Sebastián.
—Chingado.—oops, me afectó irme de intercambio a México. —¡Sebas! Despierta.
—¿E’?—Sebastián empezó a saborear su lengua exageradamente, aún sin abrir los ojos. Mamá y yo reímos por lo bajo.
—Que ya despiertes, campeón. Ya te dormiste todo el día.
—Aaahhh.—abrió sus piernas, subiendo una justo arriba de mí. Se me iba todo el aire, ¿piensa que pesa 3 kilos? —Es que tenía sueño.
Bueno, al menos intenté despertarlo. Quité mi otro AirPod y los metí a mí bolsillo, abracé la pierna de Sebastián y dirigí mi mirada a la vista de la ventana.
Mierda, de verdad es muy bonito aquí.
—Anne, vocabulario.—me regañó mi mamá.
—Pensé que lo había dicho en mi mente.—le contesté y continúe mirando.
—¿YA LLEGAMOS A LAS VEGAS?—gritó Sebastián.
Me sacó el peor susto de mi vida. Pareciera que estaba viendo al mismo diablo, ¿por qué la gente despierta asustada?
—Ya te había dicho que sí.—le contesté con una mano en mi pecho. —Me asustaste.
Sebastián no contestó, tenía su mirada fija en la ventana. Volteé a ver para ver sí entendía un poco, pareciera que estaba algo confundido.
Había una bola de chicas, señoras, niñas y chicos fuera del hotel, tenían carteles y no dejaban de gritar. Por suerte, entramos por no sé dónde, pero no nos vieron.
—Tienes suerte que estabas todo desparramado en el asiento y ni te vieron.—le dije. No rió, pero después de su shock comenzó a hacerlo e imité.
—Sí, en la puerta trasera está bien.—le decía mi madre al conductor. —Gracias.—añadió, y por ende comenzamos a bajar del taxi.
Ya habían personas ahí, cuando volteé hacia la cajuela ya tenían nuestras 3 maletas en las manos. Sebastián salió del otro lado, subiéndose el pantalón mientras caminaba. Mamá salió por detrás mío, poniendo sus manos en mis hombros.
—Bienvenidos. Las llevaré a sus habitaciones.—dijo un empleado.
—Ehhhm.—afiné mi garganta. —¿Mamá?—me soltó de los hombros y rodó los ojos.
—Sí.—rodó sus ojos. —¿Hay posibilidad de darme una habitación más?—mi madre preguntó.
—Permítame preguntarlo.—contestó el empleado, ojiverde. Comenzó a decir algo en su micrófono, sinceramente estaba mirando por lo lejos a la ola de personas en la entrada y no escuchaba. De verdad eran demasiadas.
—Sí, hay una justo a lado de la suite. Es un poco más pequeña, pero tiene los mismos beneficios. ¿La quiere?—añadió el señor.—Sí.—dijimos mi madre y yo al mismo tiempo. Mi madre me hizo cara de pedo y yo reí. —La maleta amarilla en la otra habitación, porfa.—él asintió y se fue.
—Entonces... Aquí es Bellagio.—dijo Sebastián caminando hacia nosotras. —Cool. Saldré a caminar por el centro comercial.
—¡Sebastián! ¿Viste la ola de gente fuera de aquí? ¿Cómo se te ocurre?—le dijo mi madre a Sebas. Yo miraba atenta el chisme.
—No saldré del hotel, mamá. Las veo más tarde. Les traeré algo.—se despidió de beso y se fue.
Di la media vuelta y me di cuenta que estaba el restaurante favorito de mamá. Así que no dudé en decírselo.
—Mira, aquí adentro hay un Vips.—le comenté. Sus ojos le brillaron automáticamente.
—¡Ay! Tengo demasiada hambre. Iré a cenar ahí, ¿vienes?—me preguntó. Negué con la cabeza.
—No ma, tú sabes que soy vegetariana.—le contesté, haciendo de mis labios una rayita.
—Ahí hay platillos vegetarianos. Anda, vamos.—insistió.
—Tú sabes que sus vegetarianos saben a mier...
—Bien, entonces después vendré con Sebastián.—hizo una mirada baja. Ash.
—Andale ma, ve. Ten por seguro que Sebastián no irá ahí, a él no le gusta su comida.
—No te puedo dejar ir sola.
—Ma, estamos dentro del hotel. No me robarán.—tomé su brazo, por encima del brazalete que tenemos en conjunto las dos. —Divértete en tu paraíso.—asintió sonriendo.
—¡Cuídate!—me gritó mientras caminaba al restaurante.
ESTÁS LEYENDO
hotel » finn wolfhard
Fanfiction»La distancia entre nosotros es un pasillo. No cambies eso a 2 c.m de distancia entre tú y yo, Finnie. »Sé un poco más realista, por favor. Somos vecinos en un hotel, no de vecindario, no de calle, ni de ciudad. Probablemente no nos volveremos a ver...