Normal

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Soy Kiara una chica normal,  mucha gente me dice macho,  por la forma holgada en la que me visto, con una vida muy simple que he tenido. 

Tengo 24 y vivo en la vieja casa de mi madre adoptiva. El dia en el que nací mis padres decidieron que no podían cuidar a un bebé  asi que me dejaron en la puerta de un orfanato, estuve por mucho tiempo hasta que un dia entro una bellísima mujer soltera llena de amor por dar.

Fue la mejor madre que tuve, viví  bien,  ella no era rica pero jamas dejo de trabajar por nosotras.

Hasta que un dia ya no pudo mas y su cuerpo dejo de funcionar, tenia 17 cuando mi madre murió dejándome esta vieja casa llena de recuerdos hermosos ,  en la vida eramos ella y yo.

Jamas fui querida por sus hermanos y lo entiendo, no era su sangre asi que ellos no tenían ningún derecho a mi.

Asi que cuando ella murió, sus hermanos me hecharon de casa y de todo negocio que ella hubiera  tenido.

Hasta que el abogado leyó el testamento.  Ese dia firme el derecho sobre la casa,  los negocios se los entregue a ellos.

Tuve que buscar tres trabajos para poder mantener la casa y darme el estudio.

No soy perfecta, ni bonita.  Soy callada , tímida  y me gusta tal cual soy.

Estaba en el restauran en el que trabaja medio tiempo, miraba por l ventana a las chicas de mi edad.

Cabello largo y brillosos,  ojos verdes y labios perfectos,  cuerpos delgados y llenos de silicona.

Lo mas triste es que ningún chico en esta tierra se fijara en mi.

--Kiara por favor antes que termine tu turno puedes atender a esas mujeres? -- maldije en mi mente pero Sonreí, ya era muy tarde y estaba muy pero muy cansada.

--Claro Jenn-- tome mi comanda,  suspire y camine a mis ultimas clientas.

Mi telefono sonó con la alarma a mi retiro.  Lo apagué y salude a las mujeres.

--Buenas noches seré su mesera esta noche-- aleje un poco mi gorra y fije mis ojos en ellas--Soy Kiara

la mujer de cabello negro y grises ojos miraba a la nada,  podía sentir su tristeza.

--Margare debes comer algo --exclamo la mujer de cabello rojo y ojos verdes.

--Coman ustedes por favor,  hoy no es un buen dia-- todas pidieron filete mignion menos ella.

Deje mi pedido en cocina y fui al bar.

Prepare un tequila y fui a ella,  me miro confundida cuando le entregue  el trago.

--Es bueno para aliviar el dolor-- ella me detuvo tomando mi mano,  al principio temí por haber cometido una imprudencia.

Ella miro mi mano y sonrió --¿Eres tu Green? -- susurro y todas en la mesa dejaron de hablar  para prestar mas atención.

--Margare suelta a la chica -- dijo la mujer de cabello castaño-- Green esta muerta....

--Savahanna mira sus ojos, es mi bebé--la mujer aparto a Margare de mi,  haciendo que ella la mirara.

--Se que es muy duro para ti esta fecha pero Green jamas va a volver-- mi corazon se estrujo cuando vi llorar a la mujer llamada Margare -- Tambien la extraño pero debemos seguir la vida,  ella lo habría querido...

Escuche el timbre de la comida,  me aleje sintiendo muy mal por ellas.

--Puedes irte Kiara, Lucí se encargar de tu mesas-- asentí,  fui a mi casillero dejando el uniforme y sacando mi mochila.

Salí por la puerta trasera, me puse mis audífono escuchando musica mientras iba a mi casa.

La noche estaba muy fría, subí el cierre de mí  chaqueta y saque mis guantes de mi mochila.

--Solo falta  que nieve--exclame para mi misma.

Al entra y cerrar con seguro mi casa,  subí  a mi habitación y encendí  la mala calefacción que tenia.

Escuche sonar a mi tefeno y suspire de cansancio.

--Hola? -- la linea  siempre estaba callada.

Cuando cumplí 18 conocí  a un chico, pense que era el hombre de mi vida y que con el podría hacer la familia que me fue negada.

Luego del cuarto mes de novios Jan cambio,  me mostró un lado que jamas imagine.  Se volvió agresivo y posesivo, habia dias en los que me dejaba encerrada en la habitación por que el temía que lo dejara.

Un dia discutimos,  me habia cansado todo asi que le pedí  terminar y que se marchara de mi casa, pense que lo aceptaría y se marcharia.... Estaba  muy equivocada.  Aquel dia termine en el hospital y el a mi lado mintiendo que un ladrón había entrado a casa y me habia agredido tanto que me rompió dos costillas y un brazo.

Puse una denuncia en su contra y frente a un juez pedí que el se mantuviera muy lejos de mi.

Creo que eso activo en Jan el psicópata loco  que era, cada noche llamaba y a veces sentí  que el me seguía.

Pero se como mantenerlo a raya,  siempre dormía con un arma y un cuchillo.

--Basta Jan,  tengo mucho sueño y tu no dejas de molestarme -- la llamada se corto y apague las luces.

Mi vida era normal o eso creía yo.

La humanidad de GreenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora