Capítulo V

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Pasaron dos días después de lo sucedido. Emma se encontraba inconsciente en su casa a cuidado de Jade y los sirvientes. Mills y Felix también iban cada tanto del día, preocupados por la salud de Emma.

Hoy se encontraban en su casa, esperando en la sala a por Jade, quién con sus dotes de enfermera, se encargaba de vigilar la salud de Emma.

Mills se encontraba nervioso, movía sus dedos y movía su pierna pensando en si el asesino tuvo un encuentro con ella o peor, si el asesino era ella misma, ya que su vestido blanco se había teñido del dulce color de la sangre.

—Drake, tranquilizate viejo. Ella está bien.—Dice Felix también preocupado pero un poco fastidiado por ver a su compañero inquieto.

—Está inconsciente desde hace dos días. Si ella está bien ya tendría que haber despertado.

—Había sangre en su cabeza, se habrá golpeado con algo al intentar escapar de...el asesino o nosotros.

—¿Es en serio? ¿Crees que ella mató a ese imbécil?

—Víctima, Drake, era una persona que terminó siendo víctima del asesino. Además, ella tenía sangre en su vestido y lo odiaba, odiaba a Eric. No me sorprende si ella...

—Estoy seguro que ella no fue, fue atacada, su vestido estaba rasgado atrás. Ella no fue, Felix, estoy seguro.

—Eso lo sabremos cuando ella despierte.

Jade bajó de inmediato, mirando en sí a los tenientes aun con esa esencia de preocupación en sus ojos.

—Jade—Mills se levanta y se acerca a ella. Espera con ansiedad alguna noticia nueva.

—Escuchen, Emma acaba de despertar...

—Esto es un alivio—Dice Benjamin.

—Pero...no quiero que le hagan preguntas, al menos no tantas por ahora. Está débil y le cuesta recordar cosas. Y si ella quiere espacio... ya saben.

(...)

Drake.

Luego de que Jade diera la orden, Felix, ella y yo subimos las escaleras que nos llevaba al cuarto de Emma. De alguna forma, por más que haya despertado, me siento atemorizado; no puedo simplemente imaginar que aquella mujer es la encargada de quitar tantas vidas.

Al llegar a la puerta, Jade se pone en el medio mirándonos un poco sospechosa, de verdad se notaba que estaba preocupada por nuestra presencia.

—Te prometo que no haremos tantas preguntas, Jade.—digo tratando de tranquilizarla.

—Tampoco la esfuercen.

Finalmente abrió las puertas de par en par, mostrando una habitación de paredes blancas y un olor a jazmín por toda ella. Di un paso dentro, y pude ver a una Emma somnolienta y con mirada confundida. Sus sirvientes estaban a su alrededor, como que si estuviera protegiéndola de algo. Jade se acercó a ella y se sentó a un costado de su cama. Felix y yo nos paramos a saludar, haciéndole una reverencia. Ella me miraba, no podía distinguir si su mirada me estaba dando la bienvenida o simplemente no sabía si decir algo.

—¡Emma! Me alegro que estés bien.—Dice Felix primero, con una sonrisa nostálgica en el rostro.

Tenía que decir algo, después de todo era la mujer la cual estaba enamorado.

—Hola, Emma. No sabes lo feliz que estoy... al verte qué has despertado.

Ella movió un poco sus dedos y luego los entrelazó.

—Lamento haber causado tantos problemas y que vengan en las condiciones en que me encuentro.—dice con una voz suave y ronca.

—Usted no ha causado problemas, en lo absoluto, nos preocupamos mucho cuando la vimos así.

Autora de la muerteWhere stories live. Discover now