Capítulo 1

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Por fin llegué a mi querida ciudad, extraño los viejos tiempos en los cuales pasaba aquí, como cuando era pequeña y jugaba con mis amigos y amigas, o cuando salía con mi familia a cualquier parte de la ciudad y solo para quitar el aburrimiento que teníamos. Ay, viejos tiempos, como los extraño... Pensar que ya cumpliré 23 años y hace un par de años atrás yo aún decía que me faltaba mucho para crecer que pasaría el tiempo muy lento, pero así como veo no me di ni cuenta cuando ya estaba viviendo sola y viviendo en otra ciudad....

-Señorita... Señorita. -Escuché decir a un joven que era el auxiliar del bus lo que me hizo salir de mis pensamientos. -Ya hemos llegado a la ciudad, puede bajar del transporte.

-Bueno, muchas gracias por avisarme, adiós. -Me despedí de él antes de bajar, me dirigí a buscar mis maletas y tome un taxi para ir directo a la casa de mis padres. Pensándolo bien, tiempo que no veo a mi familia, ya hace un año y medio, por lo que he decidido venir ahora que estoy de vacaciones. Espero que estén en casa porque preferí llegar de sorpresa, sin comentarle nada a nadie sobre mi regreso a la ciudad.

Al pagar el taxi y dirigirme a casa me doy cuenta que está cerrado con llave, por lo que decido ir a casa de una tía que vive al lado de la de mis padres. Tocó un par de veces la puerta y sale una señora de tez tostada y con el cabello con crespos.

-¡Hola mi querida Isabel!, tanto tiempo sin verte mi pequeña. -Me saluda mi tía felizmente.

-Hola tía, ¿como está?. -La saludo para luego darle un abrazo.

-Súper bien mi niñita hermosa, y ¿tú?. -Respondió apretandome fuertemente.

-Bien también. -Le respondo con una gran sonrisa. -Tía, ¿usted a visto a mis padres y a mis hermanos.

-No, querida, pero si quieres los esperas aquí. -Me lo dijo con una expresión de mucha felicidad en su rostro.

-Bueno tía, muchas gracias. -Al entrar a su casa conversamos mucho rato acompañadas de un té y galletas de vainilla, lo que me pareció muy agradable.

***

Ya han pasado 3 horas y aún no regresa mi familia, de seguro se fueron de paseo durante el día por lo que he decidido salir a pasear un rato por la ciudad y recordar los viejos tiempos, los momentos inolvidables que pasé aquí.

-Tía, voy a recorrer un rato por la ciudad en lo que llegan mis padres y de pasó les compró un pastel de crema los que tanto le gustan a mi mamá. -Le avisé, antes de salir de su casa.

-Bueno, mi niña, podrías ir a una pastelería de aquí cerca, a dos cuadras de la casa. Son muy ricos esos pasteles. -Me sugirió mi tía.

-Bueno tía, gracias, nos vemos al rato.

-Adiós, mi niña.

Cuando salí de la casa me di cuenta como me miraban mis antigüos vecinos y vecinas que iban por la calle, creo que ya se olvidaron de mi apariencia. Más allá ví a una antigua amiga la cual no veía en años.

-Hola, Isa. -Me saludo haciendo un gesto con la mano.

-Hola, Shaila. -Le correspondí el saludo con un abrazo.

-Amiga, debo irme voy tarde a buscar a mi bebé, después hablamos. Mañana voy a tu casa y charlamos. -Se fue despidiéndose de mi rápidamente y sin esperar respuesta alguna.

No recuerdo donde queda aquella pastelería que me sugirió mi tía. Le preguntaré a alguna persona que este cerca.

-Eh.... Hola. -Salude algo avergonzada a un joven que estaba bien apuesto, aunque creo que tiene novia porque va con una carreola de bebé, y claro un bebé dentro de ella. -¿Te puedo preguntar una cosa?.

-Hola, pues ya me preguntaste una cosa. -Dijo con un guiño acompañado de una sonrisa haciéndose el divertido conmigo. ¡Ay, que bella sonrisa tiene!. -No, si es una broma, dime.

-Ja-Ja. -Reí sarcástica. -¿Donde hay una pastelería por aquí?.

-Ay, pero que coincidencia, justo yo iba a la pastelería, si quieres vamos juntos y tú compras lo tuyo y yo lo mío. -Me lo dijo sonriendo.

-Bueno, vamos, llevame allá. -Le dije con cara de no estar muy convencida.

-Oye, chica, ¿donde vives?, te pareces mucho a una niña que conozco... No, no eres tú, olvidalo. -Me dijo rascando su nuca.

-Y... ¿Cuál es tu nombre?.-Le pregunté.

-Alex... Alex Hernández.-Contestó aquel chico de cabello castaño oscuro y ojos color cafe.

-¿Tú?... Dime que es broma... ¿Es broma, sierto?... Estás... ¿irreconocible?... No te reconocí.-Le dije muy sorprendida sin entender que sucedía con el destino.

-Eh... Mira, no se quién eres, señorita... -Le dijo el chico rascando su nuca.-Si te conociera sabría tu nombre. -Continuo hablando curioso por saber quién era yo.- Dime tu nombre, así sabré quién eres y aclararé mis dudas.

-Me llamo Isabel Flores...

Amor del pasado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora