La chica innombrable

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Recuerdo tu insistencia por mantenernos a flote
pero no a orillas de las costas,
como cuando preguntaban por nosotros
y tu risa se extendía por la sala,
prefiriendo cambiar de tema
y arrumbando nuestra historia entre otras cosas.

Y lo entiendo, realmente comprendo las razones detrás de todo ello,
esta vez no hago alusión a mí autoestima
porque realmente lo interpreto,
que lo que nunca nos hizo funcionar fue nuestro tiempo.

No hablo de disponibilidad,
porque de ser así,
ambos nos habríamos hecho un lugar.
Pero sí me refiero más bien a que a ojos de otros,
tomarme de la mano, habría parecido un gesto irrespetuoso
y ni hablar de robarme un beso,
la gente sólo habría hecho escándalo de eso.

Y sé, sé que habrías ido hasta el final del cuento,
sí yo fuera tu final feliz.
Pero ambos lo sabíamos,
ni mi poesía era tan madura,
ni tus notas, eran para mí.

Pero ser tanto tiempo "La innombrable", me llevó a entender,
que hay cosas que se disfrutan más por debajo de lo aparente,
con los ojitos cerrados y tus manos regalándome
una esperanza de no cargar dolor,
con la ilusión de que todo eso,
me pudiera llevar al amor.

Porque entonces comprendí.
Asimilé que el amor podía ser también cualquier cosa,
un primer beso a la salida de ese restaurante,
las ganas insaciables de regalarnos un suspiro
sin tocarnos, y solo con vernos a los ojos,
para notar el amor desbordando de los mismos.

Aprendí que el amor podía lucir de muchas formas,
tomados de la mano en ese lugar que para ti era especial,
riendo junto a tus amigos
o hablando de las muchas cosas que queríamos lograr,
solamente sosteniéndonos.

He entendido al amor de muchas formas,
pero contigo, el amor siempre fue una canción.
Míranos ahora, nuestro son ya terminó.


06 de mayo 2019

Desastre líricoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora