Entra y cierra la puerta

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¿Mamá, estás ahí?
Quiero contarte que tengo problemas,
que para ti no es fácil notarlo
porque seguro los conflictos que tú tienes te dejan agotada,
pero ven, te invito a ver un alma deshojada,
te invito a pasar a mi cuarto cada madrugada,
a que escuches como me reprendo a mí misma en voz baja
por no comportarme mejor,
por no lucir mejor
y no poder ser más de lo que soy.

Pasa, abre la puerta y no hagas mucho ruido
que los chicos aún siguen dormidos.
Pero escúchame, que necesito que alguien lo haga.
Llevo tanto dentro que a veces siento que me ahogo con ello
y esta vez pido que te quedes,
que tu estancia prolongues
y que me dejes trepar entre tus brazos
para sentir que me proteges
como siempre has intentado hacerlo.

Los monstruos debajo de la cama resultan ser reales.
Se visten de nostalgias, de lágrimas fluidas.
Se visten de recuerdos y a veces incluso, de corazones vencidos.

Mamá, ¿estás ahí?
Permíteme decirte que frente al espejo suelo observarme
y que una sonrisa muerta es lo único que recibo de este.

Piel sobre carne,
carne sobre huesos
y huesos sobre un compendio de innumerables deseos.
Deseos comprensibles, como pedir que este libro se publique.
Deseos irracionales, como buscar llenar el profundo vacío que no sé de donde proviene.
Deseos superficiales, como anhelar una imagen menos deprimente.
Deseos que no entenderás porque es probable que tú llegaste con algunos de estos cumplidos.
Y me alegro por ello,
un llanto en la madrugada es todo lo que no te deseo.

Mamá, ¿te quedarás?
Como todo este tiempo lo has hecho
pero esta vez aceptando cada parte y mis defectos.
Dime que lo harás
y que no te molestará tolerar todos mis impulsos
por querer desperdiciar mis días,
intentando no evocarme una punzada en el pecho.

Estás a tiempo de negarte
y de decir que con mis ingenuidades no quieres seguir,
de gritar,
de no escuchar
y si quieres, de cerrarte una vez más
a lo que de mis labios puedas escuchar.
Dime que no quieres,
entonces me callaré
y no tendrás que tocar el tema más,

Te amo tanto,
mi corazón aletea bajo,
¿lo dejarás volar?

1 de julio 2018

Desastre líricoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora