extra

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Yeonjun y Soobin se encontraban caminando por la playa, cada uno con un anillo en su dedo anular.

—Nunca pensé que llegáramos a todo esto, Yeonjun, te volviste tan malditamente indispensable en mi vida. No tienes idea de cuánto te amo, maldición, eres mi adoración, eres todo para mí Choi Yeonjun, eres mi felicidad, eres mi motivación, eres mi todo—Soobin se encontraba a punto de soltar una lágrima.

—Oye no, bebé—Yeonjun acarició la mejilla de su ya esposo—No llores, amor. Hoy es una noche para recompensarte por todo amor, por todo.

Yeonjun tomó la mano de Soobin dirigiéndolo hacía una pequeña carpa que estaba justamente frente al mar. La carpa era más o menos grande, aunque era toda cerrada. Tenía muchas mini-almohadas que decían palabras como "Te amo" "Soonbin y Yeonjun" "Eres mi mundo", etc. Y justo en el centro había un tipo de colchoneta la cual se veía muy cómoda.

—Ven amor, entremos y ponte cómodo—Habló Yeonjun el cual estaba muy nervioso, a pesar de haber hecho el amor incontable de veces con Soobin. Yeonjun se sentía nervioso como desde la primera vez.

—Quítate la camisa—Habló Yeonjun.

Soobin obedeció, su entrepierna palpitaba estaba al borde del abismo. Seguido de esto, Yeonjun le ordenó a su amante que se quitara el resto de ropa, que lo hiciera despacio, que lo hiciera especialmente para él. Y el joven Soobin lo hizo, lo hizo tan lento que Yeonjun sólo quería arrancarle la ropa de una vez por todas, pero se aguantó. Finalmente Soobin se quitó toda su ropa con deseos de ser tocado por Yeonjun.

Yeonjun terminaba de observar la escena con calma, mientras que en su interior el fuego ardiente de la lujuria lo quemaba, amenazante con salir a flote. Yeonjun relamió sus labios y enseguida le dijo a Soobin que se acostara. Seguido de esto, Yeonjun se bajó su short, para luego quitárselo, y sonrió de lado a lado, deslizó una de sus manos a la tiesa erección de Soobin.

Con sus delicados dedos frotó la punta, causando vivas sensaciones en la espina de Soobin, el cual no pudo resistirse a soltar un jadeo.

—Mhg… Y-yeonjun—Masculló.

—Shh…—Acalló su novio quien unió su dedo pulgar con el índice para formar un círculo, deslizó estos por la firme polla de Soobin hasta llegar a sus testículos. Soobin apretó los puños, entreabriendo su boca y jadeando. Yeonjun se movió con rapidez, subiendo y bajando, creando pequeños choques entre sus dedos y las pelotas de Soobin, las cuales vibraban con cada contacto.

—¡Ah, Yeon!—Soobin gimió desesperadamente al sentir cómo los dedos libres de su amante frotaban con efusión la lubricada y húmeda punta de su polla.

—¿Te gusta lo que estás sintiendo, amor?—Habló Yeonjun con voz ronca.

—¡Oh, sí, sí, maldición!—Murmuró Soobin frunciendo el ceño y apretando sus párpados, sintiendo como una punzada le hacía arder la piel a cada movimiento de aquellos gentiles y ágiles dedos.

—Así es, Soobin, gime para mí—Susurró Yeonjun que a su misma vez se retiraba el bóxer y continuaba creando sensaciones agradables pero desconocidas para Soobin. El aludido acabó sudando y demandante de un orgasmo que Yeonjun no quería otorgarle, y así fue como Yeonjun se separó y observó su cuerpo desde una línea mínima: cabellos ligeramente pegados a su cuerpo, respiración irregular, mejillas rojas y labios hinchados. Seguido de esto Yeonjun habló—Voltéate, bebé—Haciendo que su amante se apoyara de sus rodillas.

Rápidamente Yeonjun echó un vistazo a la carpa para encontrar un pañuelo y bingo, lo ubicó al extremo de la carpa. Yeonjun le dijo a Soobin que se quedara así mientras el tomaba el pañuelo, y ya una vez en sus manos, Yeonjun le indicó a Soobin que colocara sus manos en su espalda para inmediatamente amarrar sus manos con el pañuelo sin posibilidad de poder moverse.

El pálido pasó sus manos por la cadera de Soobin, mientras que con su erecto miembro acariciaba las caras interiores de sus muslos, creando desesperación en él.

—Dámela, d-dámela toda por favor…—Suplicó Soobin recostando su mejilla en una de las mini-almohadas que se encontraban en la carpa.

—¿Toda? ¿la quieres toda?—Susurró Yeonjun llevando sus manos a la polla de sus esposo y comenzando a masturbarlo lentamente, casi como lo había hecho al principio. Llevó una de sus manos a su miembro para así colocar la punta bastante húmeda sobre la entrada de Soobin, quien sólo pudo gimotear al sentir el contacto.

Yeonjun empujó entrado en Soobin. Lo hizo lentamente, disfrutando cada sensación y cómo la estrechez de Soobin producían en él un leve temblor. Asegurando su brazo en la cadera de su novio, se enterró en su cuerpo, llenándolo, creando que su interior se abriese y creara una sensibilidad.

—Ah, a-ah…—Gimió Soobin, apretando los párpados y sintiendo como el cosquilleo aumentaba cada segundo que Yeonjun se adentraba en él.

Con una pequeña embestida, hizo chillar a Soobin. Las pieles les quemaban y sólo querían llegar al paraíso, sólo querían correrse y sentir sus cuerpos ligeros. Yeonjun penetró a Soobin con lentitud, tirándose hacia atrás con mucho cuidado para luego volver a introducirse de la misma forma; chocando su pelvis contra el trasero de Soobin. Aseguró sus brazos con los costados de su novio, abrazándolo en estos, y al mismo tiempo repartiendo gentiles besos en su delicada columna. Soobin no podía dejar de gemir roncamente al sentir cómo su cuerpo chocaba ligeramente con la colchoneta.

Yeonjun mordisqueó su nuca para luego desviarse a sus hombros, y más tarde a la parte trasera de su oreja. Marcaba de forma posesiva, sintiendo la necesidad de que todos supieran que Soobin era suyo y de nadie más. Se aseguraba a su cuerpo con firmeza, como un imponente León, rey de la manada; se aferraría a su hembra ante una bola de inferiores en celo.

Apretaba con sus dedos las suaves pieles de Soobin, provocándole una imparable serie de gemidos que iban desde lo más ronco de su garganta hasta lo más agudo. Sabía que sí Soobin gemía en tono agudo y constante, era porque estaba sintiéndolo más que nunca, preso del placer y locamente abatido por eso.

Yeonjun tuvo constancia en sus movimientos, haciendo que el chico de cabello oscuro tensase sus músculos. Tanta era la tensión de estos dos, que simplemente acababa temblando como un pobre bebé Bambi comenzado a caminar. Pero el pálido llevó sus manos a las muñecas atadas de su amante y sujetándolas, le penetró con dureza y profundidad, arracándole preciosos gemidos en formas de grito.

—¡Sí, sí, ahí, mierda! ¡Más Yeonjun, sí!—Gritaba desesperado, sin poder sentir más nada más que el abrazador y próximo orgasmo. Yeonjun frunció su ceño y al llegar a paraíso perfecto de sensaciones y sensibilidad corporal, soltó un áspero y grueso gemido, mientras tiraba su cabeza hacia atrás y sentía como desde su glande las blancas líneas eras despedidas hasta el cálido y húmedo interior de Soobin.

end

¡ heterosexual ! + yeonbinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora