Turquesa

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Corea del Sur, 2017

"El morado es el último color del arcoíris, por lo que significa que te amare por siempre" 

~Taehyung


Recuerdo aquel día como si fuera ayer. 

Caminábamos tranquilamente por los alrededores del parque, yo iba recogiendo las hojas del otoño más bonitas que encontraba por el camino para plastificarlas más tarde y guardarlas en álbum que habíamos decidido empezar a crear. Notaba a mi compañero nervioso, pero no quise preguntarle pues evadía mi mirada a cada rato.

Llegamos a nuestro lugar preferido, donde pusimos una simple manta de picnic y nos tumbamos a contemplar las nubes. Recuerdo que tenían distintas formas, o al menos yo le dibujaba los contornos en mi cabeza y creaba desde animales hasta los símbolos que aprendíamos en clase. 

JungKook parecía tener un colapso mental, por lo que acabé rompiendo el silencio e intentando indagar en sus pensamientos, haciéndole preguntas sobre su estado emocional, pues él era y es bastante fácil de leer. El chico me miró con algo de temor, como si le hubiera gritado, y me hizo parecer un monstruo por alguna razón. Mordí mi labio inferior y volví a mirarlo, viendo como él observaba cada una de mis reacciones. 

Sonreí nerviosamente, pues poco a poco iba comprendiendo la situación. Vagué con mi mirada por su rostro, deteniéndome de cuando en cuando en aquellos rosados labios y que tanto me moría por probar. Él observó los míos, por los cuales pasé con lentitud mi lengua, haciendo que JungKook tragara saliva suavemente.

Lentamente, me fui acercando a su rostro, mientras nuestros ojos se iban entrecerrando, mientras los sentimientos iban creciendo y el nerviosismo estaba a punto de desbordarnos. Sentí una cálida sensación sobre mis labios y saboreé tranquilamente la piel ajena de sabor caramelo, mientras nuestras respiraciones se entrecortaban y la calidez de ambos aumentaba.

Decidí dar paso a mi lengua, haciendo que entrara con lentitud en la cavidad bucal contraria, explorando aquel rincón que tanto había deseado saborear. La lengua del chico me recibió enseguida, mientras comenzábamos una danza de la que teníamos que desćansar que descansar de cuando en cuando, pero la que ninguno de los dos quería finalizar. 

En aquellos momento no tenía noción de l tiempo, ni la tengo ahora, pero sólo sé que disfruté aquel instante como ninguno en mi vida. Es y será uno de los recuerdos que más me guarde, que más anhele repetir y que más extrañaré por siempre. 

Los días siguientes nos centramos en explorar al otro, en alejarnos de nuestras casas para encontrarnos en hoteles y seguir con nuestra investigación cuerpo a cuerpo. Creo que una de las asignaturas que más me gustaban de esa etapa era la anatomía, pero no cualquiera, sino la de su cuerpo sudoroso y el sentir su respiración agitada. Nunca hubieron roles asegurados, nos gustaba experimentar una y mil veces, y nuestros rituales preferidos fueron los que más se repitieron entre nosotros y de los que no voy a dejar más constancia que estas palabras.

Pero como siempre, todo lo bueno se acaba, como este álbum lleno de los recuerdos azules, el color que nos unió en aquella etapa y el cual se convirtió en mi color favorito, cosa de la que no me arrepiento.

【Recuerdos Azules】 [Vkook]Where stories live. Discover now