Epílogo

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Era de día cuando Enri se despertó. Salió de la cama sin hacer ruido, para no despertar a su esposo, que aún dormía a su lado. El aire del exterior era muy frío, e hizo que quisiera volver a la cama que seguía cálida por sus dos cuerpos.

La cama crujió cuando se levantó, pero su esposo de hace medio año estaba demasiado cansado para reaccionar. Dormía como una marioneta cuyos hilos habían sido cortados.

Ahora que Enri se hacía cargo de su vida por él, él seguía una rutina más normal. Por lo tanto, su sueño profundo se debía simplemente a que así era él.

(...Aunque las cosas no solían ser así.)

Cuando recién se habían casado, él no dormía así de bien.

(Tal vez estaba nervioso... Pero ahora se ha acostumbrado, así que está bien.)

Enri bostezó y se estiró.

Sus pechos desnudos se sacudieron.

La cara de Enri enrojeció, y buscó una pieza de ropa tirada.

Naturalmente, sólo Enri y su esposo vivían en esta casa, pero estar así difícilmente era presentable.

Si su pequeña hermana Nemu estuviera aquí, ella definitivamente no estaría vestida así. Sin embargo, Nemu no despertaría aquí —en la casa Emmott— sino en la casa Bareare.

No molestemos a los recién casados, había dicho su suegra, Lizzie. Nemu, había obedecido porque habían decidido no reconstruir las casas Emmott o Bareare. Y así, esto había ocurrido.

Habían pasado dos años desde que habían perdido a sus padres. Sin embargo, Nemu seguía marcada por el incidente y no estaba dispuesta a dejar a su hermana mayor por la noche. Fue sólo por la gracia de algún instinto desconocido que había logrado aceptar la nueva disposición.

Ya que Enri vivía en un pueblo agrícola, a menudo veía a los animales realizando "ese tipo" de actividades. También era posible que hubiera oído lo que las parejas jóvenes hacían cuando desaparecían en el bosque después de dejar el círculo de baile durante las noches del festival de cosecha. Antes de darse cuenta, también había aprendido lo que los esposos y esposas hacían en la noche.

Sin embargo, nadie se lo había explicado antes en detalle. Enri y Nemu no tenían la edad suficiente como para haber escuchado tales cosas. Aun así, alguien tenía que enseñarle qué hacer, pero el conocimiento era tanto un veneno como una cura.

(Lupusregina-san dice tantas cosas extrañas...)

Todos en el pueblo trataban con respeto a la ayudante del gobernante de la nación. Enri era una de ellos también. Sin embargo, no podían aceptar todos los aspectos de su personalidad. Durante el largo tiempo en el que se habían conocido, Enri se había dado cuenta de una cosa: Lupusregina era una criminal que se deleitaba con las reacciones que los demás tenían ante sus crímenes, y era del tipo de personas que observarían a alguien cayendo en una trampa con una sonrisa en el rostro.

Enri tenía la sensación de que si no iba y le decía, "Por favor enséñame", Lupusregina no le enseñaría nada concreto.

Por otro lado, si no vigilaba a Nemu antes de hablar con Lupusregina, Enri presentía que ella le describiría con lujo de detalles todo tipo de cosas a Nemu.

"Cuando quieras puedo enseñarte todo tipo de cosas de adultos." Enri no había olvidado las palabras de Lupusregina.

Luego de decidirse a buscar a Lupusregina, Enri recogió la ropa que había caído al suelo, y se la puso.

Después de eso se dirigió a la cocina y abrió el grifo.

Recogió el agua que fluía en un pequeño recipiente. Una vez que estuvo lleno, giró la llave en la dirección opuesta, y el agua dejó de fluir.

Overlord Volumen 11:Los artesanos enanos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora