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Corrí por toda la casa para llegar a la que era su habitación, solamente con el fin de encontrar aquella pequeña caja de lata que tenía dentro nuestra escapatoria. Era dinero, muchísimo, una ganancia de trabajo duro y paciencia.

La mochila con su ropa ya estaba preparada y escondida en el fondo de su armario, luego pasaríamos por un bolso en mi casa y ya podríamos irnos a la estación.

Volví a la entrada lo más rápido que pude y, con la mochila colgada en la espalda, lo cargué al estilo nupcial hasta mi casa.


En el bosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora