Una última vez

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Spoilers y contenido sensible. Leer con cuidado.

De antemano, deseo agradecer a DianaRomanoff porque su último shot me fue de mucha inspiración para este. De hecho, habrá algo parecido a su fic, muy pequeño, pero igual deseo que antes de que haya un mal entendido, se entienda el por qué hay algo parecido.

Diana, espero no te moleste y si te molesta, hazmelo saber porque con gusto discuto esto y si es así, elimino esto. Simplemente ocupaba desahogar mis ideas X'D. Aunque me inspires nunca igualaré lo hermoso que escribes, pero eso sí, eres como un ejemplo a seguir. Espero no me tomes a mal este atrevimiento.
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Había terminado la ceremonia del hombre de hierro. Todos estaban perdidos en algún lugar, probablemente pensando en el hombre que salvó el universo.

Él estaba frente al lago. A unos cuantos metros, Clint y Wanda platicaban, pero él estaba alejado de todos.

No es que no estuviera agradecido. Tony Stark se fue como uno de los más grandes héroes de todos los tiempos y jamás podría olvidarlo. Pero sentía que había podido despedirse de él.

Sin embargo, con ella fue diferente, no la volvió a ver.

Y sí, no podían detenerse a hacerle una ceremonia tan emotiva como la de Tony porque aún había trabajo que hacer, aún había que recuperar a los perdidos, pues sino, su sacrificio sería en vano y el de ninguna manera iba a permitirlo.

Pero sencillamente, lo necesitaba. Necesitaba tener el cuerpo de ella, mínimo. Necesitaba ver su piel por última vez, aunque ésta sea más pálida que de costumbre. Aunque sus ojos luzcan abiertos y sin vida, aunque sus labios ya no sean un color carmesí.

—Capitán —empezó la de cabello corto, posicionándose al lado de él.

—Capitana —respondió, tratando de sonreír. Tan solo se quedaron unos minutos divisando el lago.

—La extrañas, ¿verdad? —cuestionó, viendo como dejó caer su rostro, seguido de una lágrima traicionera que cayó por su mejilla.

—Como un loco —limpió la muestra de su vulnerabilidad. Suspiró —. La amaba —y finalmente, se atrevió a confesar lo que ni a la propia Natasha pudo decirle —, la amaba con todas mis fuerzas y ahora ella no está.

Las palabras del Capitán conmovieron a Carol, pues realmente se veía afectado. No fue fácil haber perdido a uno de sus mejores amigos y colegas —pese a las diferencias— y tampoco sería sencillo vivir con la idea que perdió a la mujer que ama.

—Lo lamento, Steve —tocó su hombro —. Sin duda, haría lo que fuera por que las cosas terminaran diferente.

—Nunca había deseado tener otro destino, ni siquiera cuando desperté en una época totalmente desconocida para mí. Siempre lo acepté —sacó su amuleto, donde siempre guardaba la foto de Peggy, a la cual, ahora la acompañaba una foto de la pelirroja —. Pero esta vez, creo que estoy negado a aceptarlo... y lo peor es que no hay manera de revertirlo.

Carol no podía ver como el hombre y portador del trasero de América se deprimía de ese modo. Tal vez podía hacer algo, poco o mucho, pero podía regalarle una última paz. Tanto a él, como a Natasha.
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Ya había oscurecido. Rhodey preguntaba que a dónde se había ido la Capitana, pues de un momento a otro, desapareció.

Después, las alarmas de todos los aparatos tecnológicos se activaron, indicando que algo había entrado a la atmósfera.

—Ya volvió —afirmó el moreno, observando el cielo.

Tranquila, ya estás conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora