Ladrona de 7 patas

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Los fuertes vientos que soplaban en los alrededores de Hallownest podían ser un verdadero incordio para los insectos que deseaban dejar el reino y no sabían el camino correcto, pero también podía ser una verdadera bendición para aquellos que sabían aprovechar sus propiedades, como era el caso de cierta peregrina que en aquellos momentos flotaba en el aire.

La criatura que en aquellos momentos se dirigía a Hallownest era nada menos que una araña bastante especial, tenía una cabeza redonda con 6 ojos, su pequeño cuerpo estaba cubierto con una capa azul debajo de la cual se podían apreciar 7 patas puntiagudas sobresaliendo.

Esta araña era una de las pocas que había aprendido el arte de tejer redes aéreas, las cuales podía usar para dejarse llevar por el viento y volar a tierras lejanas. Era por esta maravillosa habilidad que había optado por una vida nómade, sin embargo tenía casas o guaridas en la mayoría de los lugares que visitaba, así que siempre tenía un lugar al cual volver.

El objetivo original de esta araña era aterrizar en Acantilados Aulladores, que era donde había instalado su guarida en su última visita, sin embargo el viaje había sido algo agotador y terminó por quedarse dormida mientras volaba.

No era la primera vez que le pasaba, pero nunca tuvo resultados tan desastrosos. Fue cando estaba en Bocasucia que despertó alarmada por haberse pasado de su objetivo, la agitación que tuvo hizo que perdiera la corriente de aire que la estaba llevando y el miedo por la repentina caída, a su vez, provocó que se soltara de su red. Como resultado terminó cayendo encima de una de las casas de Bocasucia.

La araña era bastante resistente, con todos los accidentes y heridas que había recibido durante sus viajes ya estaba preparada para todo, por lo que una caída sobre el techo de una casa no era nada para ella, aunque no se podía decir lo mismo del tejado que había terminado con un glorioso agujero encima.

La nómade se levantó tosiendo por el polvo que había levantado, el cual le nublaba la vista. Menos mal que Bocasucia era un pueblo casi abandonado, si esa casa estuviera ocupada seguro que los dueños estarían furiosos.

Pero esa casa sí estaba ocupada.

La araña tuvo que brincar a un lado para esquivar la arremetida que recibió, solo percibió que estaba siendo atacada por una tenue perturbación en el polvo. Retrocedió asustada observando la silueta de la curiosa criatura que la amenaza y cuando por fin las partículas en suspensión decantaron, pudo contemplar a la guerrera vestida de rojo.

Sin duda, ella era una de las cosas más raras que esta araña viajera había encontrado alguna vez. Lo que tenía al frente era una araña, y a juzgar por su cornamenta y otras cosas, era de una casta superior, probablemente de la realeza, sin embargo la falta de patas dejaba ver a todas luces que se trataba de una mestiza ¿Por qué un noble querría manchar su progenie con la sangre de otra especie? Bueno, quizás en este caso valió la pena, el padre o madre de esta criatura sin duda era un ser poderoso y extraordinario, se percibía en la vitalidad y fuerza que desprendía esta chica.

—Quién eres... Y por qué irrumpes en mi casa. —Dijo la mestiza alzando su aguja contra la araña.

La extrajera recogió sus 7 patas asustada, apenas acababa de llegar al reino y ya se había metido en problemas. Aún parecía confiada, había sobrevivido a toda clase de cosas, la única vez que falló fue el día que perdió una de sus patas y desde entonces juró que jamás volvería a estar indefensa.

Extrajo de debajo de su capa azul un gancho de tejedora, Hornet interpretó esta acción como que la intrusa pretendía iniciar un conflicto. No era su intención dañar a alguien de su propia especie, pero si esta bicha quería pelea, pues se la daría, debía proteger a su familia después de todo.

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