Yoongi se hallaba recostado en su cama, leyendo una revista para mayores de edad, siendo él todavía un joven de dieciséis años a punto de cumplir diecisiete en dos meses. Su rostro se encontraba por completo en un tono escarlata intenso. Yoongi había decidido curiosear sobre lo que tanto hablaban sus amigos y maldición, era la cosa más vergonzosa que estaba haciendo. Hasta el título era lo más ridículamente vergonzoso de aquella revista. Mierda, solo esperaba que sus padres jamás llegaran a encontrar esa cosa. Tendría que inventarse infinidad de excusas para que sus padres jamás de los jamases ingresaran a su habitación.
Cuando sus amigos le contaban sobre como perdieron la virginidad, a él le invadió la necesidad de también por fin abandonarlo. Dios, Yoongi necesitaba en verdad calmar a sus hormonas revoltosas. El agua helada de las duchas constantes comenzaba a perder efecto en su autocontrol.
Siempre se había dicho y mentalizado en que nunca caería en los típicos pensamientos de chicos de su edad sobre el tema del sexo. Creía firmemente que él podría esperar el momento adecuado, no tendría por qué adelantarse, no sucumbiría ante las palabras de personas ajenas. Pero lastimosamente, era un ser humano después de todo y algunas veces, las ganas de querer hacerlo lo atacaban. Yoongi solo era un chico curioso.
Jimin le comentaba constantemente las conquistas que había conseguido el fin de semana y Namjoon, Namjoon no se quedaba atrás. Esos dos pareciesen que siempre competían sobre quién era el que se acostaba con más personas los fines de semana.
En cambio, Yoongi, Yoongi estaba allí, viendo la revista que Namjoon le había prestado. Yoongi era tímido en varios ámbitos, un completo nerd de biblioteca, y a veces negarse a las insistencias le resultaba complicado, en especial la de sus amigos. Por eso, aceptó leer la cosa preferida de Namjoon que le prestó en el receso. ¿Cómo Namjoon llevaba esa revista al colegio? Ni idea.
Jimin y Namjoon eran sus más preciados amigos, porque dejando de lado la forma en que lo molestaban algunas veces sobre su castidad, fueron su apoyo más importante cuando su pequeña hermana murió. Esa fue una época dura que tanto le costó sobrellevar.
Un pequeño bulto comenzó a crecer en los pantalones de chándal de Yoongi. Yoongi se cubrió el rostro con los brazos, muy sonrojado, no podía creer que solo unas imágenes ocasionaban una erección en él. Sí, en definitiva, los síntomas de un adolescente hormonado eran difícil de evadir.
—Qué patético eres, Min. —Habló pausadamente Yoongi.
Posicionó su mano izquierda en aquel bulto, sintiendo todavía las mejillas arder. Bajó sus pantalones de forma lenta al igual que su ropa interior. Allí iba de nuevo, iba a masturbarse. Hasta ya perdió la cuenta de las veces que lo había hecho. Con solo tocar su falo podía sentir cómo este hinchaba todavía más, dolía. Maldición, parecía ser que él era muy sensible en esa parte, porque un líquido ya conocido para Yoongi apareció al instante. Poco, pero apareció.
Uh, precoz pensarían sus amigos.
Quizás, quizás si tenía sexo con alguien, sus hormonas se calmarían y él volvería a tener su vida tranquila y ordenada. Donde más se preocuparía en estudiar, hacer sus tareas y no en masturbarse varias veces en un día. No se alborotaría tanto solo cuando escuchaba la palabra sexo en clases. Se desahogaría por última vez. La última, lo juraba.
Yoongi recordaba la primera vez que sintió un calor arrasador en su entre pierna, que lo cohibió y asustó demasiado. Fue cuando estaba viendo una película de acción y maldita sea, apareció en la pantalla una parte excesivamente para mayores de edad. Obviamente Min antes nunca se había sentido tan caliente por una escena de ese aspecto, porque claramente era muy común en ese tipo de películas, así que se preguntó por qué en esa ocasión lo encendió tanto, mucho en esos minutos donde los personajes se besaban tan jodidamente apasionadora y se desnudaban.
Por suerte en ese tiempo sus padres no estaban y nadie, absolutamente nadie sabía cómo es que despertó la curiosidad en Yoongi sobre el tema del sexo. Llámenlo mojigato, pero él antes nunca se había sentido atraído sobre aquel tema. Culpaba a su edad. Sí. Su edad.
La cuestión aquí era, quién. ¿Quién querría acostarse con el cerebrito, tímido, raro y pálido del salón?
Absolutamente nadie.
Ni aunque a la otra persona le pagaran millones de dólares se atreverían siquiera a tocarlo.
Movió con cuidado su mano otra vez sobre su miembro, haciendo un recorrido de arriba hacia bajo firmemente, apretando suavemente la glande hinchada y furiosamente rojiza. Un corto suspiro escapó de sus labios cuando comenzó a aumentar la velocidad, sujetándolo sin delicadeza. Mierda, su pene en verdad crecía cada vez que lo estimulaba. También se sorprendía como sus venas resaltaban tanto en su miembro, queriendo explotar allí mismo. ¿Era normal aquello?
Yoongi incrementó todavía más el ritmo de sus movimientos sobre su pene, mierda, sentía que ya se encontraba tan cerca de correrse. Porque su jodido pene estaba tan duro y levantado que una sacudida en su parte baja le avisaba que estaba a nada de sucumbir en sensaciones alucinantes y aplastadoras. Hundiéndose hasta el fondo en el mar de la lujuria y siendo después abrazado en las olas del placer del orgasmo, Yoongi soltó un bajo, pero ronco gemido en las cuatro paredes de su cuarto al liberar toda su esencia. Cerrando con fuerza sus ojos y dejándose llevar, arrastrar.
Su cuerpo quemando por las acciones anteriores todavía seguían allí, tan intensas, así que esperó un rato más recostado en su cama, tratando fallidamente de volver a regular su respiración y la temperatura de su cuerpo. Oh Dios, Yoongi estaba tan perdido.
Entonces, un inesperado ruido sumamente raro en su armario alarmó enormemente a Yoongi, que con rapidez se colocó sus pantalones y se levantó apresurado de su cama.
El calor de su cuerpo desapareció al instante y con cortos pasos se dirigió a su armario. Antes de abrirlo, pensó en las varias alternativas que pudieron conllevar a que un extraño ruido apareciera en su armario.
Quizás pudo ser un ratón que ingresó a su morada, se escondió en su armario y se tropezó en la oscuridad del mueble.
También pudo ser un gato callejero, que con simpleza ingresó a su habitación a través de la ventana y se escondió como el ratón en su armario y obviamente quiere salir de allí y por ello aquel ruido.
Lo otro que pudo también ocasionar aquel ruido, pudo ser un fantasma o un ser del más allá, queriendo asustarlo tal y como lo hacía ahora.
De nuevo un golpeteo dentro de su armario se hizo presente y Yoongi retrocedió todos los pasos que había logrado avanzar valientemente.
Bien, no pudo ser un ratón, porque si no ya escucharía el familiar chillido común de los roedores.
Tampoco podría ser el gato, porque obviamente maullaría por querer salir de allí, así que Yoongi también lo descartó.
Con nerviosismo a flote, Yoongi pensó en las posibilidades de que efectivamente sería un fantasma.
Pensó en todas las historias que le contaban sus padres sobre la creación de la casa en el que vivían, y en ninguna historia aparecía que alguien había fallecido allí anteriormente. Por lo que meditó unos segundos más, llegando a la conclusión de que aquel fantasma era un jodido molestador de personas.
Agarró valentía y con cautelosos pasos, llegó hasta las puertas grandes de su antiguo y rústico armario. En un movimiento extremadamente rápido, Yoongi abrió las puertas y corrió cual niño pequeño lejos de allí.
Y entonces, un cuerpo pequeño cayó del mueble de manera estruendosa. Sí, un cuerpo muy diminuto, muy chiquito.
Yoongi en verdad prefirió en esos momentos que saliera el molestoso fantasma y no ese extraño ser tan pequeño tirado en el suelo.
|NOTA|
Hasta yo me rio de lo que escribo lkjdsfljksdflkj
/cries in avergonzada
amén porque no olvide actualizar ahre
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Diminuto problema「Yoonseok」
FanfikceLa vida de un raro, nerd y poco social Yoongi cambiaría drásticamente cuando conozca a un pequeño ser que salió de su armario sorpresivamente. Sí, un ser muy peculiar que alborotará cada parte de la vida diaria de Yoongi. Y eso era un problema. U...