Sebastian Stan/ Bucky Barnes

009

James Buchanan Barnes (1940's)

9 a.m., el sol brillaba en el cielo, una mañana de esas donde los pajarillos cantan a tu ventana, una mañana que seria perfecta de no ser por el hecho de ser ese el día en el cual tu prometido se iría al ejercito.

"Buenos dias" Su voz de miel lleno tus oidos, no podias evitar angustiarte ante la situacion, pero lo menos que querias era hacerlo sentir culpable o preocupado, asi que sonreiste, por mas dificil que fuera, pretendiste ser feliz en ese momento

"¿Quieres desayuno?"  Preguntaste caminando hacia la cocina pasando por su costado

"Wow, ni un 'Buenos dias" o un 'amor' tan siquiera?" Te detuvo sosteniendo tu brazo, no podias ocultarlo aunque trataras, te giraste sobre tus talones con la mirada baja "Amor, que sucede?" Sus manos tomaron tus mejillas, tus orbes se enfocaron en el dilatando tus pupilas, no sabias que decir pero aunque no lo dijeras, el sabia lo que te atormentaba.

"Lo siento" Susurraste sintiendote culpable de mostrarle debilidad

"Mi cielo, se que no te agrada la idea de que me vaya, pero enserio quiero esto, y no puedo hacerlo sin tu apoyo"

Tenia razon, sabias que el habia querido hacerlo, pero ¿acaso no era egoista de su parte el irse dejandote atras?, no, no lo era, cada decision que el tomaba lo hacia pensando en ti, ¿no es asi?, pero ¿como era esta una buena decision si ambos saldrian heridos?

"Tienes razon, lo siento, tienes mi apoyo" Afirmaste ahogando tu dolor, reprimiendo tu agonia ocasionando un dolor en tu pecho.

"Veras que estare de vuelta a casa antes de que te des cuenta, te lo prometo, confis en mi" El dolor aun era visible en a traves de la sonrisa falsa que se formaba en tu rostro pero solo querias traerle tranquilidad

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Lo viste mientras se aproximaba al tren de se lo llevaria lejos de ti, su maleta en mano y su reloj de bolsillo dentro de su saco del uniforme, un reloj que le habia regalado cuando empezaron a vivir bajo el mismo techo. Se detuvo frente al escalon del tren, por su mente miles de dudas y miedos cruzaron sin cesar, lo miraste y por un segundo tuviste la esperanza de que se daria la vuelta para correr a tus brazos y jamas dejarte ir, pero estabas equivocada.

Subio el escalon entrando al tren y entonces supiste que ya no habia marcha atras.

El tren soplo anunciando su partida llevandose esposos, hermanos e hijos dejando a decenas de familias con un enorme vacio, incluyendo el tuyo.

Llegaste a tu casa bajando del taxi, emoujaste la pequeña puerta del cerco de madera que rodeaba tu casa, caminaste hacia la puerta quitando el seguro con la llave en mano abriendola dándote paso hacia adentro.

Silencio absoluto... Tu mirada recorrio la casa abrumada por la soledad. Tus ojos se detuvieron sobre la camisa que James usaba al despertar esa mañana y habia acabado sobre el respaldo del sofa en la sala, y fue ahi donde porfin rompiste en llanto, tus rodillas debiles te dejaron caer al suelo sollozando sin consolacion alguna.

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6 meses habian pasado, pudiste sobrellevar su ausencia gracias a la compañia de tu amiga Olivia, quien habia despedido a su esposo una semana despues de ls partida de James, la pobre al no poder lidiar con la soledad pidio por tu ayuda y compañia, acabando las dos viviendo bajo el mismo techo.

Esa mañana el sonido de la musica en la radio opacaba el impacto del cuchillo en tu mano contra la tabla de cortar mientras preparabas el desayuno, mientras tanto Olivia doblaba la ropa recien lavada sobre el sofa de la sala.