2 - El día que la conocí

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Querida amiga mía recuerdo el primer día en que llegaste a mi vida.

Yo estaba desconsolada, estaba trabajando lo único que deseaba era salir para almorzar, moría del hambre, y con mis pocos centavos reuní para comprarme un segundo (arroz con pescado frito y un vaso de jugo) no tenía para el almuerzo completo, pues había pasado mes y medio que no me cancelaban y en ocasiones no tenía ni para el pasaje, me sentía totalmente devastada, la vida me apestaba. Es raro en mi tener ese tipo de comportamiento, pero me sentía por los suelo.

Loca expresaban las personas que estaban a mi alrededor del local de comida, no lo dijeron verbalmente pero sus ojos hablaron por ellos, gracias a la universidad pude leer sus reacciones, pues me enseñaron a analizar las expresiones corporales de las personas.

Mi actitud era muy notoria, cabizbaja, ojos aguados, tono dormido y actitud arrogante. Estaban las mismas personas que casi siempre acuden al sitio, saboreaban de su almuerzo, era una rutina... Y yo no era la misma que en ocasiones sabía ir y ordenaba el menú con una sonrisa por peor que haya sido mi día, ese día solo me senté y con los ojos cristalizados ordené mi segundo. El señor que cogió mi orden me brindó una cálida sonrisa, me dijo todo estará bien estiró su mano dándome un guineo (plátano o banano), orden de la casa comentó con otra dulce sonrisa.

No pude ser amable, no me salío ni siquiera una sonrisa aunque sea falsa, y si hablaba lo más probable era que lo mande a mierda ¡lo sé! él no tenía la culpa, pero yo me sentía fatal por lo que solo quería comer y salir corriendo donde no hubiese nadie.

Fue ahí en ese local y en ese preciso momento... en que conocí a Soledad.

Sentí su compañía, sentí la oscuridad... No demoré ni diez minutos comiendo y salí con pasos largos y rápidos hacía el Malecón, comencé a buscar un espacio desolado pues era muy complejo, ya que en ese lugar casi siempre pasaba lleno. Caminé unos 20 metros y me senté en una vereda con vista hacía el río, el clima estaba perfecto, corría aire y hacía un poco de frío lo ideal para degustar de una taza de café cargado junto a Soledad, si hubiera tenido unas moneditas me hubiese comprado mi cafecito, pero tenía lo justito para el pasaje.

Quería llorar de impotencia por la calaña de jefe que tenía y por muchas cosas que me pasaban, y justo cuando quería reflexionar para mi mala suerte se me acerca unos de esos guardias que brindan disque seguridad en el sitio.

- ¿Por qué alguien como usted está tan sola?, comentó el guardia con una pícara sonrisa.

- Si estoy sola es porque no quiero a nadie a mi lado le respondí con un tono irónico. Y si él era pilas sabría que me estaba estorbando.

Pero siguió...

- Que grosera muñeca, pero así me gustan y dígame le puedo hacer compañía por un momento, estar sola es malo...

- Mire caballero, estoy en mi turno de almuerzo y si me hace el favor de retirarse le agradecería bastante, ah y por cierto nadie ha muerto de soledad así que no es malo estar sola comenté con un tono serio.

- Está bien supongo que la está pasando mal, al menos dígame su nombre y deme su número para que cualquier rato pasarla bien.

Entre mi pensé, me está invitando a acostarme con él, ash lo que faltaba.

Que estupido murmuré...

- Soy Nia y no estoy interesada en su propuesta. Saqué mi teléfono y disimulé realizar una llamada y no tuvo más opción y se fue.

¡Por fin estaba en paz!

A los minutos pasa nuevamente el pesado del guardia con unos de sus compañeros.

- Mira ella es Nia la chica solitaria entre risas dijo

- Owww no la molestes comentó su compañero en un tono coqueto

Los ignoré...

Pero seguían parados frente de mi.

Sentí algo de culpa por ser maleducada al no responderles, alcé la mirada y les dije entre risas.

- Vaya que a ustedes si que les enseñaron hacer vida social con el público, no.

- Es parte de nuestro trabajo dar nuestro servicios cuando hay una chica tan bonita como usted - entre risas dijo el guardia que sin duda estaba no tan agraciado jajaja al igual que su tonto amigo.

Pero está vez los ignoré completamente.

Sé que tienen curiosidad de saber de cómo soy jajaja

Soy una chica de estatura de un metro con cincuenta y seis centímetros (1,56), piel morena, cabello color negro ondulado y casi siempre me lo plancho así que digamos que es lacio, contextura normal ni flaca ni gorda, curvas decentes jajaja no se como explicarles tengo cintura, no muchas bubis y un poco de pompis, me siento conforme como soy, mi cara es delgada, ojos un pocos achinados color cafés oscuros ya tirados a negro.

Estaba vestida con un pantalón jean azul oscuro, una top crop blanca, una camisa azul marina de cuadros con un amarre en la parte de adelante dejando abierto los botones para que se viera la top crop, y unas flats negras, cabello suelto y un delineado no exagerado y un poco de rimel. Sin duda yo misma me veía bien.

Por fin ya me sentía tranquila, el aire corría y el clima se enfriaba más, no había nadie a mi alrededor sin duda era unas de las mejores sensaciones junto a Soledad.

...

Minutos después...

Llegué al trabajo saludé para no ser mal educada, minutos después ignoré a todos, solo me concentraba en lo que tenía que hacer y listo. Ni siquiera cogí el celular, no quería saber de nada ni de nadie. Me sentía a gusto sin que nadie me hablara.

Que bien que siente estando sola.

Y fue ahí en ese día....  Recurrí al aislamiemto y a los lugares más oscuros de mi casa, corté toda comunicación con familiares y amigos, si me hablaban era cortante y me iba, ¡vaya! evitándolos me hacía sentir bien...

Soledad bienvenida a mi vida.

Conversando con ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora