En unos de mis días desolados le conté nuevamente mis problemas a ella, la que siempre me ha escuchado en mis momentos de decadencia, en esos momentos en donde tu mente te falla y te hace pensar en cosas absurdas que realmente no valen la pena, ella siempre está ahí deteniéndome y confortándome con su simple compañía.
Una compañía sincera, una compañía cálida, una compañía sin fines de lucro.
Conversando con ella, mi amiga, mi amante y mi fiel compañera, su nombre es Soledad....
Sí, Soledad a la que todos les huyen porque creen que es la peor compañía, creen que será egoísta aislándolos de todo y de todas las personas, y por eso a veces sólo buscamos lo más fácil, y escogemos a cualquiera para quitar aquella tristeza que sentimos, aquel vacío frío que sentimos en nuestro corazón y la melancolía que nos da de estar con alguien lo más pronto.
Pero hay algo que te hace dudar, algo que te dice que no te desesperes, que solo esperes, que algo bueno vendrá y es justamente en ese momento en el que tu cerebro se pone a trabajar dejando a un lado el sentimiento del corazón, haciéndote reflexionar que ella es la única que te ha acompañado a todos lados sin algo a cambio.
Porque los que se hacen llamar tus familiares y amigos, sí, ellos ya te hicieron a un lado. Mientras Soledad siempre estuvo ahí.
Ese es el simple motivo por la que no la quiero reemplazar.
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Conversando con ella
ContoNia una joven de 22 años vive una vida vacía y solitaria, se refugia en la oscura y fría soledad y esta más tarde la convierte en su mejor compañía durante años. Pero tendrá una ardua decisión que tomar entre su fiel compañera y un amor que acaba de...
